Especiales Semana

OTRO MAL TERCERMUNDISTA

El SIDA tal vez no sea el mal de los homosexuales, sino uno más de los habitantes del Tercer Mundo

17 de junio de 1985

La misteriosa enfermedad SIDA pudiera ser una amenaza mucho mayor para el Tercer Mundo que para los afluentes países del Norte.
"El potencial para la propagación del SIDA en los países en desarrollo es casi ilimitado", asegura el Dr. John Seale (especialista de la renombrada Harley Street de Londres y antiguo médico de consulta del Hospital de St. Thomas), quien ha venido estudiando la enfermedad del SIDA (síndrome de inmunidad deficiente adquirida) desde que hizo su aparición.
"El hacinamiento y las condiciones de insalubridad en las que vive la mayor parte de la población, junto con la frecuencia de infecciones, heridas y llagas que abren la piel, hacen que resulte prácticamente inevitable el contacto sanguineo entre miembros de una misma familia, y por consiguiente, la transmisión del virus", añade.
En el Congo, Rwanda, Uganda y Zaire, el análisis de muestras ha descubierto una gran proporción de personas con anticuerpos del SIDA en la sangre. Si bien un análisis positivo puede indicar que una persona está infectada por el virus del SIDA, no hay consensus médico sobre qué porcentaje de estas personas llegará a desarrollar un SIDA "activo".
Se han reportado menos casos de SIDA activo (en oposición a la existencia de anticuerpos) en Africa que en América. Pero puesto que los síntomas del SIDA se parecen a los de muchas enfermedades tropicales comunes, y puesto que son pocos los africanos que reciben el tipo de tratamiento médico que se necesita para diagnosticar con precisión, muchas muertes debidas al SIDA pudieran no haber sido reportadas como tales.
"Según los datos de que disponemos, estimamos que la incidencia del SIDA en Kinshasa es del 17 por 100.000": escribió Peter Piot del Instituto de Medicina Tropical de Amberes en la revista médica británica The Lancet. Sus cálculos de la frecuencia de tipos de SIDA activo se basan en los casos que aparecieron durante un corto espacio de tiempo en 1983.
"Esta es una estimación mínima" añadió, "y es comparable o incluso superior a la tasa de San Francisco o de Nueva York". Informes similares procedentes de otros países centroafricanos indican que los casos de SIDA diagnosticados en esta área podrían en un futuro próximo ser muy superiores a los norteamericanos y europeos.
Los análisis de anticuerpos indican asimismo que mientras los haitianos de ambos sexos que viven en Haití muestran una elevada incidencia de anticuerpos del SIDA en su sangre los haitianos que residen en Estado Unidos desde antes del brote de la enfermedad no manifiestan mayor incidencia que la del resto de la población norteamericana. No es probable que el virus del SIDA escoja como victimas a los haitianos que no poseen permiso de residencia para EE.UU. Seale opina que es mucho más probable que sean la pobreza, deficiente salud y sanidad de Haití las responsables de tal diferencia.
En los EE.UU., el SIDA ha sido más o menos contenido hasta el momento dentro de cuatro categorías de "gran riesgo", conocidas como "las cuatro H": homosexuales, adictos a la heroína (y a otras drogas tomadas por via intravenosa), hemofílicos (y otros receptores de transfusiones de sangre), y haitianos de reciente inmigración. Pero, debido a que más del 75% de los casos de SIDA diagnosticados en Norteamérica y en Europa se han dado en homosexuales, los investigadores han tendido a clasificar esta enfermedad dentro del grupo de enfermedades sexualmente transmitidas.
Este enfoque de "la plaga homosexual" ha servido para oscurecer el hecho de que los patrones de su propagación por medio de las cuatro H -a excepción de la correspondiente a haitianos recientemente inmigrados- coincide exactamente con la de propagación de la hepatitis B, enfermedad cuyo virus se transmite por contacto sanguíneo entre individuos. Es una epidemia de importancia en las naciones más pobres del Tercer Mundo, y gran número de africanos se ve afectado, asegura la Organización Mundial de la Salud.
La teoría de que la hepatitis B y el SIDA se transmiten sexualmente con el semen no ha sido demostrada de forma concluyente por la investigación. Otra posibilidad es que se transmiten incidentalmente a través de algunos tipos de contacto sexual en los que la abrasión de membranas mucosas pone en contacto la sangre de dos individuos. Las prácticas sexuales de muchos homosexuales pueden resultar en este tipo de lesiones. Si el semen es el vector de la infección, resulta muy difícil explicar cómo hay tantos casos de hepatitis B en niños, y cómo pueden ser tan pocos los casos de SIDA en las mujeres de los países del Norte.
En el Caribe y en Africa, el SIDA parece estar igualmente distribuido entre hombres y mujeres. La comunidad científica del Norte todavía tiene que explicar cómo -si el SIDA se transmite sexualmente (sea por contacto genital u oral)- puede afectar a los varones homosexuales en Norteamérica y Europa, y a los varones y hembras heterosexuales en Africa y en el Caribe.
Un estudio sueco sobre la propagación de la hepatitis B sugiere formas más probables de propagación del SIDA en el Tercer Mundo. Durante la década de 1950, el personal médico sueco observó la aparición de una miniepidemia de hepatitis B entre corredores a campo traviesa que llevaban pantalones cortos. Descubrieron que los atletas, que a menudo se arañaban las piernas en los arbustos, tenían la costumbre, al finalizar el día, de reunirse junto a un arroyo para lavarse el barro y la sangre acumulados durante la jornada. La infección hepática era transmitida durante estas abluciones. Cuando las autoridades sanitarias suecas aprobaron una legislación por la que los corredores debían llevar ropa protectora, la incidencia de hepatitis B entre estos deportistas se redujo de forma dramática.
En el Tercer Mundo se dan, diariamente las condiciones que permiten el contacto sanguineo entre individuos. Seale previene: "Desgraciadamente, en muchos países del Tercer Mundo, incluso el mismo tratamiento médico puede ser la causa de la propagación de la enfermedad, debido a que la reutilización de agujas hipodérmicas sin la adecuada esterilización es una práctica extendida".
El profesor Luc Montaigner del Instituto Pasteur de París ha sugerido que el virus del SIDA pertenece a la familia de organismos conocidos como "virus lentos". Estos virus causan en los animales cierto número de enfermedades con largos períodos de incubación. Una vez en el cuerpo, el virus permanece en él para siempre, y las victimas infectadas son capaces de transmitirlo, también para siempre, mientras viven. Las enfermedades de virus lentos tardan años en destruir las defensas inmunológicas de sus huéspedes, pero son casi siempre mortales.
El periodo de incubación del kuru -enfermedad de virus lento muy rara, que ocurre en Nueva Guinea- varía de 4 a 35 años. Un período de incubación de 10 a 20 años -en vez del que se acepta hoy en día de 6 meses a 6 años- indicaría que apenas sí hemos empezado a ver la punta del iceberg del SIDA.
Los virus lentos son capaces de alterar sus características genéticas con lo que cada cambio necesita una vacuna diferente. La revista británica Nature comentaba: "Nadie debería sorprenderse si el virus del SIDA resulta tan cambiante que no es posible producir una vacuna universal". El costo de vacunas individualizadas será prohibitivo, incluso para los países del Norte.
La revista médica New England Journal of Medicine estima los gastos de hospitalización de tan solo un paciente de SIDA en US$ 42 mil. Sólo los nuevos casos de 1985 en los EE.UU. costarán ya US$ 336 millones Con otros US$ 100 millones adicionales para análisis y asesoramiento. "El impacto de este virus en una comunidad es escalofriante": afirma la revista. Si es escalofriante en el Norte, ¿de qué proporciones será en el Sur?