Especiales Semana

Patricia Ariza

Es una mujer bandera de la cultura alternativa en Colombia. Una santandereana que encontró en el teatro un vehículo de reivindicación nacional.

María Lucía Tarazona Higuera*
3 de diciembre de 2005

De familia campesina, nació el 27 de enero de 1946 en Vélez, Santander. "De mi madre heredé la fuerza para el trabajo, y de mi padre, la sensibilidad para el arte". Desde muy pequeña llegó a Bogotá con sus tres hermanos porque sus padres salieron del campo por desplazamiento forzoso. Decidió estudiar filosofía y letras e historia del arte en la Universidad Nacional. Allí conoció al maestro Santiago García y se vio fuertemente atraída por su teatro. Al poco tiempo, se retiró de filosofía. "El teatro me fue ganando la partida", pues con tan sólo 16 años entró a formar parte de un proyecto fundacional que le partió la vida en dos: el Teatro La Candelaria. Junto con García fundó ese gran sueño en junio de 1966. Continuó sus estudios de historia del arte con Marta Traba, con quien entabló una relación muy especial que trascendió el ámbito académico. Su entera dedicación al teatro le impidió culminar su carrera profesional. Sin embargo, ha sido una autodidacta desenfrenada que ha dedicado gran parte de su vida a leer y a estudiar antropología. En 1966 dirigió el Festival de Teatro de Cámara, el primero de corte independiente que se hizo en Colombia. También realizó un exitoso desfile de modas para recaudar fondos que le sirvió para darse cuenta de su gran capacidad como organizadora. Era tan sólo una adolescente con un ímpetu desbordante por esa pasión que la consumaba: la revolución. "Yo era hippie, pacifista y muy militante", afirma. El período entre 1966 y 1970 fue determinante para las grandes definiciones de su vida, pues comenzó a vivir con Santiago García, entró a militar en la Juventud Comunista y participó en el movimiento estudiantil de la Universidad Nacional, el cual coincidió también con un momento histórico de grandes utopías mundiales. Fue detenida varias veces por participar en las manifestaciones contra la guerra de Vietnam y perteneció al Partido Comunista por muchos años, pero en 1992 dejó de militar. En su definición política hacia la izquierda influyeron Santiago García, Camilo Torres y su paso por la Nacional. En 1965 viajó a Cuba porque Santiago García la invitó: "Ver Cuba en ese momento, en el que aún no se había institucionalizado la revolución, fue un trance para mí". De una relación de 17 años con García, en 1972 nació su hija Catalina, quien se crió prácticamente en el Teatro La Candelaria. Aguerrida, terca e insolente, siempre logra lo que se propone. No en vano La Candelaria ha logrado sostenerse por casi 40 años, a pesar de su difícil situación económica. Patricia se opuso a entregar la casa, exigida en hipoteca por el Estado, y propuso hacer un intercambio de servicios pedagógicos con tal de conservar la morada de sus sueños. Con Carlos Satizábal, su actual compañero, dirige 'Expedición por el Éxodo', proyecto que ha producido y editado tres CD y dos libros sobre el desplazamiento. En su trabajo con marginados y desplazados Patricia busca despojarlos del carácter de víctimas y reivindicarlos con sus dimensiones cultural y humana a través del teatro. Hace parte de Magdalena Project y Ashoka, dos ONG internacionales que son parte fundamental de su vida. Su expresivo rostro revela una vida entregada a los anhelos más profundos de su alma: la libertad, la igualdad y la cultura independiente. También está Patricia la feminista, la poeta y la consumada nadaísta, quien ahora preside la Casa del Nadaísmo y que en un tiempo fue novia de Gonzalo Arango. Pero, ante todo, está la librepensadora que se entregó a sus ideales. *Periodista