Especiales Semana

¿Por qué ganó?

No es gratuito que el sombrero vueltiao haya vencido al café, que hasta hace poco era el elemento que identificaba a los colombianos

Diana Carolina Durán*
24 de junio de 2006

¿Habría ganado el sombrero hace unos años? Probablemente no. Si esta propuesta hubiese tenido lugar durante la visita de Juan Pablo II, tal vez alguno de los símbolos religiosos sería el victorioso. Si hubiese ocurrido cuando Lucho Herrera y su escuadra hacían maravillas en los Alpes, los 'escarabajos' ocuparían un lugar más alto en esta lista de 50 candidatos. Si la Selección Colombia hubiese clasificado para la Copa del Mundo, la camiseta sería, sin duda, una fuerte rival. Y si este concurso se hubiera realizado hace 40 años, el café no habría tenido contrincante.

En esta ocasión el vencedor fue el sombrero 'vueltiao', no obstante, las votaciones muestran que la importancia del café persiste. Ese Colombian coffee que sirvió para que se conociera el país por un producto mucho antes que por la droga y la violencia, y que por más de cuatro décadas ha sido el embajador por excelencia de los colombianos. Alrededor del grano, del cual viven 556.000 familias caficultoras, se tejió toda una cultura que se reflejó en la arquitectura, la literatura, incluso el entretenimiento,

Los electores del símbolo nacional decidieron otorgarle un honroso segundo lugar, quizá porque sienten que el grano logró su propósito de difundir la buena cara de esta tierra, y porque creyeron que era el momento de pensar que Colombia es más que café. Así, el sombrero 'vueltiao' se erige hoy como el símbolo con el que los colombianos se sienten más identificados. Esta artesanía indígena, tradición de los Zenú desde hace más de 300 años, abandonó las zonas rurales de la Costa Atlántica y se popularizó desde Punta Gallinas hasta el Amazonas.

Los colombianos han escogido reconocerse en este sombrero porque él, como ningún otro, refleja el espíritu alegre con el que quieren ser recordados. Porque detrás de la belleza de cada una de sus vueltas está el esfuerzo de un artesano y un legado familiar. Porque detrás de su estética se esconde un pasado rural y unos antepasados indígenas difíciles de dejar atrás.

"El sombrero vueltiao es una referencia a la Colombia popular, indígena y campesina. Que haya ganado es una muestra de la riqueza y la diversidad cultural que el Caribe aporta", expresa Alberto Abello, ex director del Observatorio del Caribe Colombiano.

No se sabe cuándo esta artesanía empezó a tomar tanta fuerza, pero, sin duda, el vallenato le ha sido de gran ayuda. Nacido en Valledupar, este género musical se esparció por la Costa Atlántica y luego por el resto del territorio nacional, y como la 'Conchita' de Juan Valdés, el sombrero se convirtió en su leal acompañante. Los niños vallenatos y artistas como Carlos Vives y su acordeonero, Egidio Cuadrado, llevan siempre a Colombia sobre su cabeza.

Una promotora indirecta del sombrero 'vueltiao' fue Consuelo Araújo Noguera. Su Festival de la Leyenda Vallenata, uno de los principales encuentros folclóricos del país, logró que vallenato y sombrero rompieran con los esquemas de lo regional. A 'La Cacica' le siguió Araceli Morales López, cartagenera, quien ocupó el cargo entre 2001 y 2002 y, posteriormente, María Consuelo, 'La Conchi', Araújo.

La sucesión de tres ministras de origen costeño en la institución que determina los lineamientos culturales de la Nación no puede ser pasada por alto al pensar por qué el sombrero 'vueltiao' se volvió tan popular. Cuando 'La Conchi' dirigió el Ministerio se sancionó la Ley 908 de 2004, que hace un reconocimiento a la cultura Zenú asentada en Córdoba y Sucre, con la declaración de este trabajo indígena como símbolo cultural de la Nación. La Ley incluso solicita al Banco de la República incluir este elemento en la próxima moneda legal que se emita.

Si el sombrero fue elegido porque la sensación general es de alegría y festividad, aunque sea de forma indirecta, un factor que ha incidido en esta percepción es el presidente Uribe. A este popular mandatario se le ha visto en diversas ocasiones usando el sombrero que hoy ocupa el primer lugar. Analistas de comunicaciones como Ramón Jimeno opinan que "el Presidente goza de una institucionalidad muy fuerte que hace que la gente lo siga. Utiliza elementos ya queridos y los hace más visibles".

Esa visibilidad fue, sin duda, clave a la hora de los resultados. Muchas de las campañas publicitarias enfocadas en resaltar la 'colombianidad' han recurrido a la pieza Zenú para su propósito y esto termina influyendo en el público, pues le facilita reconocerla por encima de otros elementos.

"Los símbolos son producto de una coyuntura, los colombianos somos muy dados a la actitud de corto plazo. En el momento, queremos ser conocidos como personas rumberas, alegres, y el sombrero vueltiao es el que mejor encarna esta idea", afirma el analista Pedro Medellín.

Es posible que en un par de años otro sea el panorama. Que los colombianos no quieran ser recordados por su festividad y alegría. Pero, por ahora, esta es la decisión de la mayoría. Es la artesanía Zenú de caña flecha el símbolo que mejor expresa lo que significa ser colombiano.

* Periodista de SEMANA