Especiales Semana

Septiembre 19 de 1908 <br>Tejiendo país

La riqueza del café y el oro en Antioquia permitieron la creación de Coltejer, y con ella la industria moderna del país.

Fernando Botero*
30 de mayo de 2004

El 19 de septiembre de 1908 la historia de Antioquia y de la industria en Colombia registraron un cambio trascendental. Ese día empezaron las producciones de telas de la planta de la Compañía Colombiana de Tejidos (Coltejer) en la que era considerada la más moderna planta del país, por su tamaño y el impacto que tuvo para la economía y la sociedad nacionales.

Coltejer fue la primera empresa textil, fundada por la familia Echavarría en 1907 y que comenzó la producción en 1908 en Medellín, a diferencia de las otras textileras que estuvieron en los municipios cercanos (Bello y Envigado). Sus socios fundadores fueron Alejandro Echavarría y Vicente B. Villa a nombre de dos casas comerciales: Alejandro Echavarría e hijos y R. Echavarría y Cía. Esta familia y sus casas comerciales eran los sucesores de la firma Rudesindo Echavarría e hijo, fundada en 1872 por un rico comerciante de Barbosa. Su principal actividad era el comercio de "mercancía al por mayor" a través de almacenes, en los que un renglón importante eran las telas importadas.

Los avisos de la prensa de 1909 permiten comprobar la estrecha relación entre la producción de telas, ahora en el país, y la distribución a través de sus propios almacenes ya establecidos: "Tejidos de los nuestros van gustando más día por día. Compañía Colombiana de Tejidos. Se venden en los almacenes de R. Echavarría y Cía., Alejandro Echavarría e hijos". (Aviso comercial. La Patria, Medellín, febrero 23 de 1909).

De esta manera se lograba la integración perfecta: los antiguos importadores de telas, con una clientela ya asegurada y almacenes bien surtidos, producían ahora telas y las distribuían ellos mismos. El capital de la familia Echavarría provino del comercio de importación y constituye un caso típico de un comerciante minorista que se transformó en importador y se volvió rico. Según el historiador inglés Roger Brew, la familia Echavarría, a diferencia de las típicas de comerciantes ricos de Medellín, era más bien nueva en los negocios.

Vicente B. Villa a su vez provenía de una familia de ricos comerciantes y banqueros. Su madre era hija de Julián Vásquez Calle, que junto con su hermano Pedro fueron unos de los hombres más ricos de Antioquia; y su abuelo Vicente Villa, de los primeros que comerció con Jamaica. De otra parte, estuvo casado sucesivamente con dos hijas de Rudesindo Echavarría y estudió química e ingeniería eléctrica en el Instituto Tecnológico de Massachussets en Estados Unidos. Fue uno de los fundadores de la Empresas de Teléfonos de Medellín y gerente de la Empresa de Energía de Medellín, de la que los Echavarría eran fuertes accionistas.

Primeros telares

Antes de Coltejer es claro que el país tenía una tradición en la producción de textiles. En el siglo XIX sobresalieron los telares artesanales de Santander, que suplían en buena medida el mercado interno de telas burdas. En 1886 se creó la empresa de Hilados y Tejidos en Samacá (Boyacá) sobre una larga tradición artesanal. En Barranquilla, en 1910, se creó la Fábrica de Tejidos Obregón, entre otras.

Pero la primera fábrica moderna se creó en el municipio de Bello (Antioquia) por un grupo de empresarios antioqueños, encabezados por el ingeniero y general Pedro Nel Ospina Vásquez, quien luego sería en los años 20 Presidente de la República, tal como lo había sido su padre Mariano Ospina Rodríguez. La fábrica se denominó Compañía Antioqueña de Tejidos, pero fue más conocida como la Fabrica de Tejidos de Bello y se localizó, como fue usual en esta época, en cercanías de una fuente de agua (La García) con el objetivo de producir su propia energía a través de una rueda Pelton.

Pedro Nel Ospina, por entonces desterrado a causa de los conflictos políticos, estudió el asunto en México a finales del siglo XIX y en 1903 comenzó a despachar la maquinaria desde Inglaterra. Para su traslado a Bello, la maquinaria sufrió tantos daños que como afirma con un poco de exageración el historiador e hijo de Pedro Nel, Luis Ospina Vásquez: "Fue hecha en los Talleres de Robledo", que fueron los encargados de repararla. Esta primera empresa fracasó y fue adquirida por la familia Restrepo Callejas. No obstante siguió funcionando varios años y finalmente se fusionó con la futura Fabricato.

Por su parte Coltejer tuvo una capacidad de producción que permaneció prácticamente igual hasta 1931, cuando se inició su expansión. Pero fue la adquisición de la firma textilera de Rosellón en 1942, que funcionaba en Envigado, la que contribuyó notablemente a consolidarla en el país. Para 1943 contaba ya con 70.000 husos, 1.900 telares y 4.000 trabajadores. Según Santiago Montenegro, fue realmente la coyuntura creada alrededor de la Segunda Guerra Mundial lo que produjo el enorme crecimiento de esta empresa.

Desde comienzos del siglo XX las empresas textiles utilizaron la publicidad para aumentar sus ventas y sustituir el consumo de las telas importadas. Así por ejemplo se realizaron campañas patrióticas a favor de los productos nacionales.

"Con el apoyo adicto a todas las clases sociales, esa cruzada nacionalista ha conseguido ya que en Antioquia todo el mundo vista con telas elaboradas en el país... Proteja la industria colombiana. Vístase bien y económicamente con telas del país"...

Así por ejemplo la fábrica de tejidos de Bello utilizó el lema: "A estas telas no las rompe ni el diablo", acompañada de un dibujo en donde aparecía el diablo halando la tela, que reforzaba gráficamente el texto y que llegó a ser muy célebre.

En síntesis, las primeras empresas textileras fueron la prolongación de las casas comerciales creadas desde tiempo atrás y ligadas a élites familiares, cuyos nexos de parentesco e intercambios matrimoniales reforzaron sus diversificados intereses económicos, que los protegerían de los altos riesgos que tuvo la actividad económica.

*Historiador, profesor Universidad Nacional Medellín