Especiales Semana

GLORIA LARA ¿POR QUE?

Un secuestro sin móviles aparentes, un grupo sin identificación y otros indicios plantean una hipotesis Inquietante.

16 de agosto de 1982

Durante la primera semana los secuestradores permanecieron herméticos. Pero el 6 de julio las cadenas radiales Caracol y Todelar dijeron haber recibido llamadas telefónicas, según las cuales el M-19 tendría en su poder a Gloria Lara de Echeverry. 24 horas después, los diarios recibían en sobres de manila un comunicado del M-19, de siete puntos, negando toda vinculación con el hecho.
"Alertamos a la opinión nacional sobre este hecho -decía en uno de sus apartes- realizado por desconocidos que pretenden comprometer el nombre de nuestro movimiento con el secuestro de personas quienes como la señora Gloria de Echeverry son demócratas reconocidas y aliadas de las causas pópulares"
La sorpresiva calificación del M-19 a la secuestrada tiene su explicación. Directora de Acción Comunal, Gloria Lara de Echeverry ha estado de tiempo atrás vinculada a la defensa de las comunidades indígenas del país. Conoce personalmente un gran número de líderes populares y en ocasiones ha denunciado los atropellos cometidos en apartadas regiones del país contra los indígenas.
El comunicado en el que el M-19 "negaba rotundamente" ser el autor del secuestro obligó, al parecer, a los verdaderos captores a manifestarse.
A las 10 y 45 minutos de la noche del 12 de julio, cuando se cumplían dieciocho días del secuestro de Gloria Lara, un reportero de "El Bogotano", recibió por teléfono el anuncio de una primicia. Bajo una piedra, muy cerca de la entrada del periódico había un sobre blanco que contenía una fotografía en colores de Gloria Lara y un comunicado de sus captores escrito a máquina.
La foto, que al día siguiente aparecería desplegada en la primera plana de "El Bogotano", muestra a la secuestrada al lado de un encapuchado que le apunta con una metralleta. Gloria Lara aparece con un traje oscuro, las manos entrelazadas, los ojos bajos y una expresión tensa.
El comunicado tiene la forma de una aclaración dirigida al M-19: "Queremos aclarar a la opinión pública, a los señores del M-19 y en general a los grupos de izquierda que operan en el país, que quienes tenemos en nuestro poder a la señora GLORIA LARA DE ECHEVERRY, no hemos llamado ni trataremos de SUPLANTARLOS por ningún motivo ante los medios de comunicación del Estado"
El comunicado califica a la secuestrada de ser representante de la "burguesía latifundista tradicional" y advierte que sus autores no pertenecen a ningun movimiento guerrillero del país sino" al pueblo sufrido y subyugado por una burguesia explotadora".
Los secuestradores no se identifican con ningún movimiento ni exigen nada, aunque el léxico utilizado podría a primera vista, ser el típico de alguna organización de izquierda.
El acto en sí del secuestro, procedimiento utilizado otras veces por los movimientos armados del país, y ciertos signos exteriores, como la fotografía y el encapuchado de rigor, lo mismo que el ya mencionado vocabulario, podrían hacer creer que se trataría de un hecho más de lo que en Colombia se ha dado en llamar la "subversión".
Sin embargo, un análisis más aproximado de hechos similares ocurridos en el inmediato pasado, muestra en este caso singulares diferencias que permiten plantear inquietantes hipótesis.

SIEMPRE UN MOVIL
Regularmente los secuestros de los últimos años han sido perpetrados por organizaciones de tipo guerrillero o por simples delincuentes comunes. En uno y otro caso, siempre ha habido moviles.
En el caso de los grupos armados, estos móviles han sido esencialmente tres:
a. El ajusticiamiento de alguien a quien se señala como responsable de formas de opresión contra las clases populares;
b. La financiación a través del pago de un rescate;
c. Operación publicitaria.
Dentro del primer móvil los casos que más horrorizaron al país, fueron el asesinato del líder sindical José Raquel Mercado, perpetrado por el M-19 y el del ex-Ministro de Gobierno Rafael Pardo Buelvas, cometido por el ADO (Movimiento de Autodefensa Obrera). Dos crímenes a sangre fría presentados como una forma de "ajusticiamiento".
Secuestrado el 15 de febrero de 1976, José Raquel Mercado, presidente de la Confederación de Trabajadores Colombianos (CTC), liberal, próximo a los sesenta años, duró 64 días en una llamada "cárcel del pueblo" antes de ser ejecutado de dos balazos. Su cuerpo, aún tibio, fue encontrado envuelto en una manta rosada en el sector del parque El Salitre de Bogotá.
Sin duda inspirándose en los procedimientos de las Brigadas Rojas italianas y en el grupo terrorista alemán Baader Meinhoff, el M-19 decidió en aquella oportunidad llamar a un "juicio popular" acusando al presidente de la CTC de "traición a la patria", "traición a la clase obrera" y "enemigo del pueblo". Editó 500.000 ejemplares de un folleto en el cual se presentaban supuestas pruebas en contra de Mercado, las cuales, enrrealidad, no hacían sino retomar, dentro de una escenografía de proceso revolucionario, las habituales críticas que no sólo en Colombia sino en todas partes la extrema izquierda formula a los dirigentes de poderosas asociaciones sindicales.
El "juicio" en cuestión concluyó con una sentencia en la que Mercado aparecía como "acreedor de la pena máxima con que la revolución castiga dichos delitos: la pena de muerte" La pena era conmutable si el gobierno accedía al reintegro de trabajadores despedidos en una serie de empresas privadas y estatales y a la abolición de decretos sobre estabilidad laboral.
El secuestro del ex-Ministro de Agricultura e industrial Hugo Ferreira Neira, ocurrido en agosto de 1977, no tenía exactamente el carácter de una sanción, sino esencialmente el de una operación publicitaria destinada a presentar al M-19 como una organización preocupada por las reivindicaciones laborales.
Ferreira fue secuestrado en su propia oficina por ocho hombres vestidos de militares y armados de ametralladoras. La organización armada tuvo, entonces, el curioso refinamiento de festejarle sus 49 años, cumplidos en el lugar donde estuvo recluido. Fue liberado el 14 de septiembre, día del primer paro cívico nacional, en una iglesia del centro de la ciudad, una vez que la empresa de la cual era Gerente, Indupalma, accedió a las peticiones de sus trabajadores en huelga.
Dentro del mismo tipo de secuestros destinados a fines publicitarios, se sitúan los de los periodistas Fernando González Pacheco (Pacheco), Germán Castro Caicedo, María Jimena Duzán, Alexandra Pineda, Germán Santamaría. Todos ellos, figuras de primera línea en la prensa o la televisión, fueron utilizados como intermediarios para portar mensajes o propuestas políticas, especialmente relacionadas con la amnistia.
Naturalmente no tódo se limita a ajusticiamientos jacobinos y a operaciones de relaciones públicas. El dinero ha sido también, y quizá principalmente, uno de los móviles básicos de los secuestros realizados por la organización alzados en armas. Las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llevan el campeonato de los secuestros con objetivos financieros, los cuales han tenido como víctimas a ricos hacendados. Según estadísticas de las Fuerzas Armadas, los últimos secuestros han producido 125 millones de pesos. La famosa toma de la Embajada Dominicana en Bogotá produjo, tras agotadoras negociaciones, una suma que el jefe del M-19, Jaime Bateman, en el libro "Siembra Vientos y recogerás tempestades", contabiliza en 1 millón de dólares, pagado antes de la liberación de los rehenes.

CASO DUDOSO
Lo sorprendente es que el de Gloria Lara de Echeverry no responde a los habituales esquemas de los secuestros realizados por los grupos guerrilleros del país.
En todos los casos de este tipo, ocurridos en los últimos años, la organización autora del secuestro reivindica el hecho horas después y se identifica. Nada de esto se ha producido en la presente ocasión.
Los móviles, por lo general, se definen muy rápidamente. Sea castigo, financiacion u operacion publicitarla, el propósito de la organización, todo lo condenable que sea, es claro. En esta oportunidad, SEMANA, a través de los familiares de Gloria Lara de Echeverry ha podido comprobar que hasta el momento los móviles no han sido expuestos, ni siquiera privadamente, por los secuestradores. En realidad, estos no se han tomado el trabajo de entrar en contacto con la familia.
El vocabulario empleado en el único comunicado conocido es, para cualquier entendido, un "pastiche" de la terminología utilizada por la izquierda. Las expresiones"conciencia de clase", "burguesía latifundista tradicional" y "abajo los de arriba" están inapropiadamente utilizadas. Tienen el aspecto caricatural de frases prestadas sin ningún análisis de su contenido.
Entonces, ¿quién pudo secuestrar a Gloria Lara? El diario "El Tiempo" en su edición del 13 de julio, postula las primeras dudas, puede tratarse de una organización guerrillera, y plantea la hipótesis de que pueden ser "delincuentes comunes" utilizando "un lenguaje comunistoide".
La duda invocada por el diario tiene fundamento, pero no su hipótesis. Pues el móvil usual de los delincuentes comunes es el pago de un rescate. Y tres semanas después de producido el secuestro, esta exigencia no ha sido expresada.
El único antecedente con aspectos similares es el del norteamericano Chester Bitterman, ocurrido en 1981. Funcionario del Instituto Linguístico de Verano y hombre de convicciones religiosas evangélicas, fue presentado por sus secuestradores como exponente de una entidad con presuntas vinculaciones con la CIA. Su asesinato produjo naturalmente consternación y rechazo en el país. Presentado inicialmente como un acto del M-19, la Dirección Nacional de esta organización -que no vaciló en asumir la responsabilidad en un crimen igualmente oprobioso como el de Mercado- expidió un comunicado negando toda vinculación con este hecho y acusando a "la CIA y a los organismos secretos del ejército" de hacerlos responsables con el fin de desprestigiarlos.
Discutible o no esta afirmación, es evidente que una nueva hipótesis en el caso de Gloria Lara cobra fuerza. Su secuestro habría sido obra de un grupo paramilitar de derecha que, para ocultar sus verdaderos moviles, utilizaría procedimientos y lenguaje usualmente atribuído a la izquierda. Indagaciones realizadas por SEMANA indican que en torno al problema de la posesión de tierras hay un sombrío clima de violencia, intimidaciones e intereses contrapuestos entre latifundistas y comunidades indígenas. Gloria Lara, discreta pero firmemente, ha tomado el partido de los segundos, denunciando invasiones y atropellos y pidiendo respeto para los fueros de dichas comunidades. Además, es conocida su terminante convicción de que el Instituto Linguístico de Verano no debe continuar sus actividades en el país. Un análisis más a fondo de todos estos antecedentes y circunstancias no harian descabellada la hipótesis de que intereses creados, que ya han mostrado su vocación por medidas de fuerza y gestos de intimidación, hubieran actuado en este caso contra ella, camuflándose en una supuesta organización de izquierda.
Se trataria, entonces, de una maniobra burda que difícilmente podría conseguir credibilidad en la opinión pública.

FOTO SOSPECHOSA
La foto que recoge SEMANA en la carátula de este número y que fue remitida a El Bogotano el día 12 de julio es, según todos los indicios, un fotomontaje. Tal dictamen según pudo verificarlo SEMANA, fúe dado por expertos de laboratorios norteamericanos. En su opinión, la foto presenta 4 anomalias:
a) La tonalidad del fondo no es homogénea.
b) No existe proporción entre las dos figuras
c) Una figura fue tomada con un lente que distorsiona y la otra no.
d) Cada figura fue tomada con película de ASA diferente.
En sintesis, se trataria de un fotomontaje, resultado de 3 fotografias distintas. Todo esto supone un trabajo profesional y no de simples aficionados.