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Dave Gahan es el vocalista de Depeche Mode y ha realizado varios discos en solitario.

Concierto

Black Celebration: Depeche Mode en vivo

Con catorce álbumes de estudio y 43 sencillos en el top 10 británico, su música pasó del synth-pop al electro-rock en medio de un proceso de crecimiento y maduración como ninguna otra banda de su generación vivió. El 16 de marzo se presentará en Bogotá.

Jacobo Celnik* Bogotá
20 de febrero de 2018

El 20 de marzo de 1990, cerca de 15.000 seguidores de Depeche Mode se congregaron en las inmediaciones de la discotienda Warehouse en Los Ángeles. El sello Sire Records había organizado una firma de discos y un meet and greet con los integrantes del grupo, previo al lanzamiento oficial del álbum Violator. Lo que los promotores de la disquera no calcularon fue la cantidad de gente que llegaría a la zona de La Ciénaga, en el occidente de la ciudad. Las largas filas alcanzaron casi tres kilómetros a la redonda. Algunos desmanes obligaron a la policía a intervenir con perros, caballos y helicópteros, que vigilaban desde el aire los movimientos de la turbamulta. Lo que iba a ser una emotiva velada de cuatro horas, terminó en la sesión de firmas de discos más corta de la historia del rock. Los miembros de Depeche Mode solo alcanzaron a firmar unos cuantos álbumes en un lapso de cuatro minutos. Abandonaron el recinto escoltados, ya que sus vidas corrían peligro. El público se descontroló de tal forma que la pacífica fila de seguidores se convirtió en una masa enfurecida en contra del acoso de la policía.

La noticia de los disturbios se difundió rápidamente, y varios medios de comunicación acudieron a las cercanías de Warehouse para cubrir el hecho. Esa noche, y durante todo el 21 de marzo de 1990, Depeche Mode estuvo en la boca de toda una nación gracias a la radio, la prensa y la televisión. Los compararon con The Beatles, aseguraron que desde 1964 una banda inglesa no generaba tanto alboroto en una ciudad norteamericana y los culparon de las contravenciones. Ese día la agrupación dejó de ser “otra más” de la movida electrónica británica, para convertirse en grandes profetas lejos de su tierra. “Una compañía de discos jamás hubiera podido invertir en free press el equivalente de las noticias de los disturbios. Fue lo mejor que nos pasó en nuestra historia, porque marcó un punto de quiebre”, dice el cantante Dave Gahan en un mini documental de 2006 que viene en la edición de lujo del álbum.

El camino para que Depeche Mode dejara de ser un grupo menospreciado en Inglaterra (nunca obtuvo un número 1 en listas) y se convirtiera en todo un fenómeno de masas en Estados Unidos (y gran parte del planeta) se remonta a mediados de 1977 en Sheffield, Inglaterra. Esta ciudad, cercana a Mánchester, fue la cuna de The Human League, la primera agrupación británica en hacer pop con sintetizadores y principal fuente de inspiración para los Mode. Cuando apareció The League, el país vivía el auge del punk gracias a los Sex Pistols. También coincidió con la llegada de ritmos extranjeros como el reggae, clave para el desarrollo del ska, y un notable declive del glam. La música inglesa pasaba por un periodo de transición sin precedentes, ya que la vieja guardia se veía (valga la redundancia) más vieja y estancada. Los jóvenes ya no querían saber nada de Pink Floyd o Led Zeppelin. Al único que le creían era a David Bowie, sobra explicar por qué. Una ruptura radical con el pasado y la fusión de estilos ayudarían al nacimiento de nuevas tendencias; aire fresco para la gente joven; oportunidad de negocio para las disqueras.

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Varias ciudades del Reino Unido e Irlanda se contagiaron por una nueva ola de artistas que buscaban su lugar y espacio en la evolución de la música. Fue el momento que marcó el florecimiento artístico de Mánchester (Joy Division y New Order), Liverpool (Echo and The Bunnymen y OMD), Leeds (Soft Cell), Birmingham (Duran Duran), Glasgow (Simple Minds), Londres (Visage), Dublín y Belfast (U2 y The Undertones), además de Sheffield (ABC y Cabaret Voltaire).

En ese proceso de apropiación de ideas, de ritmos, de pensamientos e imágenes, la música electrónica de Kraftwerk y el sencillo “I Feel Love”, de Donna Summer, jugaron un papel crucial en el desarrollo de conceptos y estilos para las nuevas bandas. En el caso de Human League, ellos entendieron que hacer música sin guitarras, utilizando sintetizadores y osciladores con la estética del punk, era posible; otra idea que fue clave en el proceso de formación de Depeche Mode. “‘I Feel Love’ sonaba única en su momento, era hipnotizante, no te querías desprender de su ritmo. En esencia queríamos ser una banda pop”, le dijo Phil Oakey de Human League a la BBC en 2012. Lo que creó este grupo con sus primeros sencillos (escuchen “4JG”, de 1977) fue determinante para que una corriente tomara forma en todo el país.

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Aceleración con estilo

A principios de 1980 en Basildon, Vince Clarke, junto con el guitarrista Martin Gore y el teclista Andy Fletcher, montaron una banda para seguir los pasos de The Cure y The Human League. El trío pasó por varios nombres, hasta que la llegada del cantante Dave Gahan marcó el nacimiento de Depeche Mode, un nombre épico con connotaciones francesas y asociado a la “velocidad con la que cambia la moda”. Los primeros conciertos del grupo fueron caóticos. Clarke decidió que no gastaría tiempo cargando guitarras y bajos. Decidió que su grupo sería un proyecto con tres teclados.

Con pocos recursos grabaron un demo en una cinta de cuarto de pulgada y viajaron a Londres a probar suerte. Les cerraron varias puertas en su cara. Solo en Rough Trade lograron algo de atención, aunque no les interesó. Allí conocieron al empresario y músico Daniel Miller, dueño del sello independiente Mute Records. Miller había probado suerte como músico, a finales de los setenta, bajo el nombre de The Normal. Su concepto, que años más tarde le dio resultado, se llamaba “música visual”. Rechazó a Depeche Mode en una primera cita, pero tras verlos tocar en vivo decidió apoyarlos con la grabación del sencillo “Dreaming of Me”.

La canción alcanzó a sonar en la radio inglesa y llegó al puesto 57. Miller quedó sorprendido y les sugirió grabar otro single. Así nació “New Life”, lanzada en el verano de 1981. Llegó al número 11 y la presentaron en el programa de televisión Top of the Pops, clave para posicionarlos. Los buenos resultados en prensa llevaron a Mute Records a apoyar al grupo con la producción del álbum Speak & Spell, que se lanzó en octubre de 1981 y se presentó en diversas partes del Reino Unido y Europa. Tras la gira promocional, Clarke abandonó el grupo para formar dos bandas: primero, Yazoo, junto con la cantante Alison Moyet y, posteriormente, Erasure, a mediados de los ochenta.

Los tres miembros de Depeche Mode decidieron dar la pelea. La salida de Clarke revivió el genio escondido de Martin Gore y puso en los hombros de Dave Gahan el peso mediático de la banda. Era el momento de trascender o morir. A Broken Frame (1982), aunque no tuvo un éxito sólido en listas, dejó un par de buenas canciones como “See You” y “Leave in Silence”, ambas composiciones de Gore. En la gira promocional Gahan se soltó y empezó a interactuar más con el público. En el otoño de 1982 se sumó Alan Wilder para suplir el vacío de Clarke. Wilder se adaptó rápidamente a la dinámica de Depeche Mode y desde el álbum Construction Time Again (1983) fue miembro permanente, hasta su salida en 1995. Sus aportes fueron determinantes para que el grupo encontrara su voz. “Everything Counts” no solo fue el sencillo que más alto llegó en las listas en ese periodo, es la canción que estableció una identidad coherente dentro de los procesos de composición, resultado favorable del trabajo en equipo.

Estrellas de culto

En el camino hacia el éxito, Depeche Mode tuvo varios espejos, reflejos que no solamente les recordaron sus orígenes sino que les alertaron sobre posibles fracasos. De la primera legión de artistas electropop, solo The Human League llegó al número 1 con la canción “Don‘t You Want Me” (1981) y The Cure, Duran Duran, New Order y Orchestal Manouvers in The Dark dieron la pelea con álbumes de gran nivel. Sin embargo, Yazoo, Visage, Ultravox, Soft Cell, Heaven 17, Go West, entre otros pioneros, no lograron reinventarse o sostenerse, y poco a poco se desinflaron. Sus álbumes sonaban igual, planos, carentes de alma y sin propuestas novedosas. Mute Records y Gore eran conscientes de esta situación, por lo que replantearon el camino que debía seguir la banda.

En 1986 apareció un álbum definitivo en la carrera del grupo. Con Black Celebration Depeche Mode se alejó del pop melódico y trazó una hoja de ruta más oscura, seria y ascendente, que solo se detuvo cuando Dave Gahan perdió su batalla contra la heroína a mediados de los noventa. Por eso, cuando “Strangelove”, del álbum Music For The Masses (1987), se convirtió en éxito a nivel mundial –incluso en Colombia gracias a 88.9 FM– y la banda llenó coliseos en ciudades como Nueva York, Chicago, Los Ángeles y Boston, nadie se sorprendió. Fue el resultado lógico de un trabajo persistente y coherente. Atrás quedaron los días de conciertos ante dos mil personas y abucheos en su tierra natal.

En 1987, Depeche Mode estaba al mismo nivel de Madonna y Michael Jackson. Los disturbios y la histeria de 1990 son producto del cambio radical que emprendió el grupo a la hora de componer y vender su imagen. La canción “Personal Jesus”, lanzada en el verano de 1989, catapultó a Gahan como figura de culto (al mismo nivel que Robert Smith de The Cure) y a Martin Gore, como genio de la composición. La letra de la canción es mística, profunda, contestataria. Desafió al sistema, a la religión y ganó. Ni MTV, ni la BBC, ni Casey Cassem la vetaron. La estética del videoclip, dirigido por Anton Corbijn, mostró a una banda que entendió su tiempo y supo cómo usar el blues, el rock y la música dance a su favor. A partir de ese momento viene una seguidilla de trabajos memorables como Songs of Faith and Devotion (1992), Ultra (1997) y Playing The Angel (2005), obra maestra.

Han pasado 37 años desde que Depeche Mode dio el primer paso en el mundo de la música. Con catorce álbumes de estudio y 43 sencillos en el top 10 británico, su música pasó del synth-pop al electro-rock en medio de un proceso de crecimiento y maduración como ninguna otra banda de su generación lo vivió, aspecto que para Gore sigue siendo inexplicable. “Éramos inseguros y pesimistas respecto de nuestra evolución. En los días de Black Celebration dijimos que no lanzaríamos otro trabajo. Nunca fuimos los mejores comunicando ideas o pensamientos, seguimos siendo disfuncionales como el primer día, pero creo que es justamente eso lo que nos mantiene activos”, le dijo al diario The Guardian en 2013. El próximo 16 de marzo los bogotanos, por segunda vez, serán testigos de toda la fuerza en vivo de la banda británica que mejor ha envejecido de su generación. El secreto: dejar de preocuparse. Disfrutar del silencio.

* Escritor. La causa nacional, una historia del rock en Colombia (2018) es su más reciente libro.