El alma colectiva José Manuel Arango Ese rugidoque llega del estadio en la nocheEl alma colectiva se desfoga Cancha rayada Fabián Casas Caminamos, con mi viejo, por la playa de estacionamiento.Es un día de calor sofocantey en el asfalto recalentadovemos la sombra de un pájaro negroque vuela en círculos,como satélite de nuestra desgracia.Una multitud victoriosa, a nuestras espaldas,ruge todavía en la cancha.Acabamos de perder el campeonato.La cabina del auto es un horno a leña;los asientos queman y el sol que pegaen el vidrio, enceguece.Pero no importa, como dos bonzosdispuestos a inmolarse,nos sentamos y enciendo el motor:Fabián Casas y su padre van en coche al muere. Fútbol Carlos Drummond de Andrade ¿Al fútbol se juega en el estadio?Al fútbol se juega en la playa,al fútbol se juega en la calle,al fútbol se juega en el alma.Idéntico balón, forma sagradapara los cracks o los patas de palo.La misma exuberancia de chutaren la delirante Copa del Mundoque en el más árido pedregal.Piruetas de súbitas estatuas,fantásticos dibujos, bailadospor entrelazados pies y torsos.Lúdicos instantes: flotael jugador, grabado en el aire.-Por fin, el cuerpo triunfantecontra la triste ley de la gravedad.  No, no siempre fui tan feo (fragmento) Roque Dalton Lo que pasa es que tengo una fractura en la narizque me causó el tico Lizano con un ladrilloporque yo decía que evidentemente era penaltyy él que no y que no y que nonunca en mi vida le volveré a dar la espalda a un futbolista ticoel padre Achaerandio por poco se muere del sustoya que al final había más sangre que en un altar azteca Fútbol Blanca Varela juega con la tierracomo con una pelota báilalaestréllalareviéntala no es sino eso la tierratú en el jardínmi guardavalla mi espantapájarosmi atila mi niño la tierra entre tus piesgira como nuncaprodigiosamente bella Desde la ventanilla del bus Claudio Bertoni veo unas vacasen una cancha de fútbol dos pasanrozando un palo la terceraes gol Fútbol sin parar Gonzalo Rojas Qué desmadre, Mundo; todo lo futbolero, pelotasy patas, se jerarquiza hasta la crestadel Aconcagua: ¿metáforade patear por patear, o exhibición del cuero del Testículo en el césped hinchado así: Mayúsculo: que eyacula y hace eyacular estadios enteros y salpica retórica y grasa por satélite en los idiomas todos; el maya, el etrusco incluso?              Pensar que hubo toreros, gladiadores en la apuesta, y ritmo.             Píndaro hubiera llorado. En la cancha (fragmento) Helí Ramírez …El balón está piedrita piedrita… Juego hoy de puntero derecho y sólo piensoen hacer goles y sacar gente de la ropa y dar leña si me dan Con todas sus fuerzas el sol con sus manos se aferra a nuestros cuerpos El negro se corre por la punta izquierdase lleva la defensa del pedregal para su puntaquedando el negro en el rincón del tiro de esquinacuando cataño le va a entrarel negro bombea el centrole calculo la caídarecibo el balón sobre el muslosuave lo dejo caerle controlo su movimiento y lo defiendode los otros pies que me lo quieren quitareludo al defensa central que ha dado la vueltaquedando frente a mí Le hago el túnely saliendo por un ladole hago clavar al suelo la cabeza al arquerode pasoeludo la tarde al día al sol y a las gentes que gritan Terminamos ganando dos a uno y no hubo bronca ni entre los jugadores ni entre las hinchadasMe escapo de las manos alegres del barrio que me quieren tocar. Le puede interesar: El fútbol desencantado: una columna de Carolina Sanín El sueño del domingo (por la tarde) Giovanna Pollarolo El locutor atropella sus palabrascada jugada anuncia el gol que no llegaInca Kola la bebida de sabor nacional¿Arde su carro ?Llévelo a Automotriz Rivardeantes de que sea tarde.Domingos por la tarde:él echado en su cama sin zapatosen bividíla radio a todo volumenella plancha y murmuralos sábados los odioy los domingos... los detesto.Después del almuerzo familiarrociado con vino que no tomamosentre el ir y venir de platossólo esperamos el click de la radiopara ser expulsadas al lado de la cocinay poner orden al desorden de la fiesta.Me juro que cuando sea grandeno seré como ellay él al que aún no conozcono será como él:en mis días no habrá planchani fútbol ni lamentos.Los domingos por la tardesólo tiene voz el locutorél vibra por la pasión de un gololvidado ya del amorella sólo murmurayo sueño con mis Domingos de Gloria. Futbolistas en la playa Ramón Cote Baraibar A esa hora final de la tardeuna docena de jóvenes jugaban un partido de fútbol frente a la playa del hotel.Mientras el sol se hundía cada vez más en el mar, sobre la orilla corríana toda velocidad persiguiendo a gritos el balón y levantando entre sus pies descalzosuna multitud de nubes de arena teñidas, traspasadas por una luz completamente roja,como si toda la playa ardiera bajo sus plantas, como si se hubiera declarado un incendioen medio de esta orilla al sur del Caribe. Los jugadores, desfiguradas sus sombras sobre las dunas,ignoraban que en ese mismo instante mi hija y yo los mirábamos desde una terraza,siendo testigos de esa tarde irrepetible cuando vimos entre las brasas, entre los últimos rayosde luz rasante de ese atardecer, en la arena de fuego fugaz, el momento en el que esta parte del mundose convirtió en un lugar habitado por una docena de dioses sin camisa que nos señalabanque aquí en la tierra también era posible hallar el paraíso. La luz de un estadio de fútbol (fragmento) Mariano Blatt Estar rodeado de cosas tranquilasuna mesa pequeñaredonda y con patas en forma de cisne, sobre la cual apoyarcomo quien dice, el televisor.La forma en que alguien usa la palabra oímecien pesos en billetes de diezabrazados uno sobre otro sobre otro sobre unotodos juntos doblados a la mitadla luz de un estadio de fútbol, la penumbra que provocael sector tribuna visitante. Una botella de cerveza Santa Feuna etiqueta de cerveza Santa Feun cartel de cerveza Santa Fe en un estadio de fútbolde un equipo de Santa Fe, Unión,un vaso lleno.  La luz de un estadio de fútboly la que se refleja en lo demás.  Voy a pensar toda la nocheen la boca de algunos jugadores de fútbol.En el brillo de los labiosen los dientes asomando.Voy a pensar en cómo respiran,agitados, cuando son reemplazados por un compañero. Voy a pensar en ellos toda la nocheporque los veo volviendo a casaen el coche cama atravesando las rutas del interior.Voy a pensar en las bocas, en las piernasen los dedos de las manos.  Es lo menos que puedo hacer por ellos. Le puede interesar: Los 35 mejores libros sobre fútbol según nuestros lectores *De este deporte y todo lo que hay a su alrededor se han escrito miles de libros, algunos bellísimos como Adiós al fútbol (Xórdica), del italiano Valerio Magrelli, y cientos de  poemas, que en nuestra lengua se han intentado recopilar en antologías como El gol nuestro de cada día (Vaso Roto Ediciones) y Un balón envenenado (Visor Libros).