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'Más brillante que el sol. Incursiones en la ficción sónica'. Kodwo Eshun. Caja Negra, 2018.

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'Más brillante que el sol. Incursiones en la ficción sónica', de Kodwo Eshun

En este ensayo, el escritor y DJ británico-ghanés describe el fenómeno de la “futurritmáquina”, un dispositivo musical nuevo en nuestro cableado cerebral, que crea un sistema de pensamiento cuyo desarrollo coincide con la aparición de los primeros sintetizadores. El recomendado de ArteLetra de este mes.

Nicolás Mejía Laganis*
8 de agosto de 2019

La editorial argentina Caja Negra reeditó por primera vez en castellano, bajo su maravilloso fondo musical Synesthesia, el curioso y erudito ensayo musical Más brillante que el sol. Incursiones en la ficción sónica originalmente publicado en 1998— del escritor y DJ británico-ghanés Kodwo Eshun.

En el ensayo, traducido por Tadeo Lima, Eshun describe el fenómeno de la “futurritmáquina” en el espíritu del siglo XXI. Se trata de un dispositivo musical nuevo en nuestro cableado cerebral, que crea un sistema de pensamiento cuyo origen coincide con la aparición de los primeros sintetizadores, máquinas de sampleo (samplers) y máquinas de ritmo (drum machines), que, al entrar en contacto con músicas afrodiaspóricas, crea paisajes futuristas y mutaciones que hacen de las máquinas extensiones de nuestros cuerpos.

El instrumento electrónico se vuelve una extensión del sistema biológico sensitivo” Robert Moog, inventor del sintetizador.

A partir de vastas discografías provenientes del hip hop, el techno, el dub y el funk, entre otros, el autor muestra cómo los artistas se apropian de un discurso que trasciende las barreras humanas por su naturaleza magnética (la “ritmáquina”) para situarnos en un universo de ficción sónica donde es más cercano el mundo de los astros, el universo del OVNI auditivo y del objeto de audio no identificado, que podría compararse con la literatura de ciencia ficción de Philip K. Dick y H. P. Lovecraft.

“A veces ya ni siquiera me siento como un ser humano, siento que podría ponerme en el lugar de un mamífero o un animal” Kool Keith, MC y productor.

“Me siento ajeno y como si alguien estuviese a punto de reconocerme como un Alien” Tricky, músico de trip hop.

Kodwo Eshun describe de manera muy detallada y en clave de cyberpunk el proceso de simbiosis entre el humano y la máquina musical desde propuestas como el jazz cosmofónico de Sun Ra, Miles Davis y George Russell, el dub espectral de Scientist, King Tubby y Lee “Scratch” Perry, el techno alienígena Model 500 y x-102, y el hip hop algorítmico de Dr. Octagon y Jungle Brothers, entre muchos otros.

Se pone de manifiesto durante todo el ensayo el “exorcismo” que supone este descubrimiento de la tecnología del breakbeat y la scratchadelia en lo sonoro, para hacer cambiar los sistemas de creencias en las personas, haciéndonos mutar de la misma forma que puede mutar un sonido pasando por un sintetizador, un sample o un delay, o simplemente perdiéndonos en el mantra de un beat. O, dicho de otra forma, cómo el uso de las “ritmáquinas” genera la ampliación de un universo mental que se identifica más en formas no-humanas.

“Las formas de pensamiento asistidas por computadora son mutantes” Felix Guattari, psicoanalista y filósofo francés.

Parte de esta gran simbiosis se hace evidente a lo largo de esta reflexión dedicada a “los nuevos mutantes” sobre todo en el área del hip hop, donde es muy claro cómo la repetición del sample decodifica la parte lírica, convirtiendo al MC en otro generador constante de energía que está resonando con la máquina y comunicándose con ella, haciendo parte de un flujo eléctrico mezclado con RAP (rhythm and poetry).

“A los ovnis los atrae la energía eléctrica. Suelen sobrevolar las centrales eléctricas, mantenerse cerca de ellas” Fox Mulder, personaje de Expediente X.

Desde el último periodo de John Coltrane (Interstellar Space, Om, Meditations), y básicamente en toda la obra de Sun Ra Arkestra, encontramos que están tratando de desprenderse del discurso musical humano para influenciarse por algo más grande como los sonidos del cosmos.

Pasa lo mismo con Kraftwerk, en Alemania de 1970, cuando el movimiento del krautrock también empieza a dejar atrás las influencias europeas o norteamericanas dadas las condiciones sociopolíticas del momento, para centrarse en las permutaciones de la naturaleza, el cosmos y sus patrones repetitivos. En este segundo caso ya tienen a la mano las “ritmáquinas”, que les permiten reproducir sonidos inspirados en el movimiento de las estrellas pulsares y los planetas. 

Paradójicamente, este fenómeno termina dando origen a toda una cultura musical más bailable y más animal que todas, que a partir de la repetición entra en una suerte de mantra y de OM que el autor describe como “ficción sónica”.

“Algo exterior tenía que entrar, algo que a nosotros nos fuera imposible construir” Phillip K. Dick.

*Músico fundador e integrante de la banda Los Niños Telepáticos y librero en Arteletra Librería

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