Alexis Play, exintegrante de ChocQuibTown.
Alexis Play, exintegrante de ChocQuibTown. | Foto: Waosolo

Especial Pacífico

Alexis Play, el exintegrante de ChocQuibTown que se lanzó como solista para cantar contra el racismo

Ángel Alexis Ríos estuvo en la agrupación desde 2004 y participó en el lanzamiento de la famosa canción ‘Somos Pacífico’. Ahora le apuesta a la fusión de la tradicional chirimía con salsa, hip hop, ragga y reggae.

29 de octubre de 2022

A sus 14 años, Ángel Alexis Ríos encontró en la música una forma de hablar, de contar historias, de decir las cosas. Alexis Play es como se conoce a este productor y cantautor, que se ha convertido en uno de los referentes de la nueva generación de artistas que le apuestan a visibilizar el talento que esconde el departamento del Chocó a través de la unión de la chirimía tradicional del Pacífico con otros géneros urbanos como el hip hop, el ragga y el reggae.

¿De dónde viene esa pasión por la música?

ALEXIS PLAY: Desde muy pequeño estuve en contacto con ella. Me crié en un barrio lleno de músicos y en una familia con una buena colección de vallenatos, salsa, baladas, boleros y folclor. A mediados de los años noventa, ya en mi adolescencia, empecé a escuchar hip hop, ragga panameña y champeta criolla del Caribe colombiano y ahí comenzó mi motivación y se fue formando mi gusto por la música urbana y tradicional. De niño fui tímido y me gustó esa forma de hablar.

¿Cómo fue el paso por ChocQuibTown?

A.P.: A principios de 2000 conocí a Tostao en un freestyle en Quibdó. En ese entonces él tenía pensado crear un proyecto que uniera la música tradicional con el hip hop, y me habló de ChocQuibTown. Nos reencontramos en la agrupación y en 2004 hicimos el primer EP Somos Pacífico, que incluye la canción con el mismo nombre, que le dio visibilidad al grupo. Estuve cuatro años con ellos, en la coproducción de ese primer EP, haciendo shows y después decidí volver a ser solista. Fue un paso muy bonito y de mucho aprendizaje con mis amigos de ChocQuib, con quienes sigo haciendo música.

Cada vez surgen más artistas urbanos chocoanos reconocidos. ¿De dónde llega esa influencia?

A.P.: El río Atrato es fundamental en el Chocó. Gran parte de esta música llegó por acá: el ragga, el hip hop, hasta la cumbia. En Quibdó siempre se ha escuchado música urbana y rural, incluso desde antes de los ochenta. Con el tiempo, la hemos ido transformando, creando nuevos bailes, ritmos y sonidos. Ahora mismo está en auge el ritmo exótico, me recuerda al nacimiento del hip hop porque incluye DJ, vocales, moda, una forma de vestir, de caminar y de bailar.

¿Qué caracteriza a esta nueva ola musical?

A.P.: Tiene más personalidad. Los jóvenes ahora tienen hasta lenguaje propio para comunicarse, además de una identidad que representa desde cómo se baila hasta cómo se toca. Hay una apropiación más fuerte de lo que hacen con una fuerza impresionante. Son muy musicales y con tremendo son.

¿Cómo preservar los géneros tradicionales y sonidos ancestrales?

A.P.: La tradición está allí, sigue viva. Las músicas tradicionales lastimosamente no tienen canales de difusión, pero están. Tenemos el currulao y la música de marimbas en el sur y la chirimía en el Chocó. Hay otras que están igual de vivas, pero no son tan conocidas.

¿Y qué tanto se ha fusionado la chirimía?

A.P.: La chirimía ha dado varios saltos y ha estado presente en otros géneros. En el caso de la salsa, los directores de las dos orquestas más importantes del país: Jairo Varela de Grupo Niche y Alexis Lozano de Guayacán, son chocoanos, por lo que dentro de sus células está el folclor del departamento. También lo ha hecho Herencia de Timbiquí con un sonido más moderno, o yo, que traigo un sonido entre chirimía y beat.

A través de sus canciones expone la realidad social del departamento. ¿Sobre qué prefiere componer?

A.P.: Antirracismo, anticlasismo, protesta y sentido social. Las músicas sociales dan identidad, llevan la voz de la gente y le pertenecen a la sociedad. También tienen mucha sátira, así es el estilo de composición, y busca levantar el ánimo de la sociedad, que a veces se cae ante tantos sucesos que ocurren en el país.

¿Cuál es el impacto de visibilizar estas problemáticas a través de la música?

A.P.: La música es una de las artes más consumidas del mundo. Desde la música se manifiesta con carácter, con claridad y se canta sin miedo. Esto es importante, sobre todo en un país con problemas sociales. Se debe hablar de racismo para que la gente que lo padece tenga ánimos de seguir, para que las personas que no lo padecen, pero saben que existe, tengan mayor conciencia, y que quizá los que lo niegan sepan que está allí.

Desde su rol como gestor cultural, ¿cómo describiría la música del Chocó?

A.P.: Es tremenda. El ritmo exótico representa la energía de nuestra juventud. Aunque en los medios radiales no se le dé prioridad, en la calle manda este género. El alcance en plataformas digitales y en redes sociales es inmenso.

Desde su experiencia como productor, ¿hacia dónde evoluciona la industria musical del Pacífico?

A.P.: Desde el Pacífico colombiano, incluyendo a Cali, se están haciendo las propuestas más innovadoras desde lo urbano. Tenemos unos artistas increíbles llenos de color, técnica y concepto. Va a haber una gran influencia de nuestra música en otros escenarios porque estamos innovando. Nosotros decidimos salirnos de la fila del reguetón hace muchos años, ya hay demasiado de eso. En cambio, desde acá se está aportando con sonidos novedosos que las personas deberían permitirse explorar y bailar.