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¿Aguantará Felipe?

Acosado por el escándalo Filesa y por la recesión, el Presidente del Gobierno español se juega su última carta.

17 de mayo de 1993

¿Aguantará Felipe?
EN SUS 10 AÑOS DE GOBIERNO, FELIPE GONzález nunca había tenido que pasar un trago tan amargo. El gobierno español, al igual que el francés y el italiano, cayó en un escándalo y no ha podido salir de él. El nombre de Felipe González y el del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), han sido vinculados en un caso de corrupción que, de comprobarse, sería el mayor que ha conocido España en la historia reciente. El caso Filesa, detrás del cual se tejieron los hilos de una red de financiamiento ilegal del PSOE, tuvo durante más de tres años al gobierno socialista en entredicho. Y si bien es cierto que hasta el momento todo parece indicar que González está limpio jurídicamente, el escándalo contribuyó a desgastar el Gobierno acosado además por una profunda recesión de la economía. Como consecuencia de la compleja situación política y económica española, el Presidente del Gobierno decidió en días pasados disolver las Cortes y adelantar las elecciones parlamentarias, que fijó para el 6 de junio.

OSCURO FINANCIAMIENTO
Las arcas del PSOE que hasta hace cinco años habían logrado equilibrar el balance de gastos e ingresos gracias a las ayudas que reciben los partidos conforme a los resultados electorales que hayan obtenido, fueron vaciadas en 1988, un año de elecciones generales, europeas y gallegas. El esfuerzo realizado por los socialistas para ganar el referéndum con el fin de continuar en la OTAN desequilibró las finanzas del partido.
De allí que los principales líderes del PSOE decidieran organizar una red de financiamiento "a la francesa": una estructura montada alrededor de un grupo de empresas dirigidas por militantes socialistas y que conformaban el llamado Grupo Filesa que emitiera facturas por supuestos servicios de asesoría. Desde entonces fueron muchas las compañías, públicas privadas, que desembolsaron millonarias sumas por falsos estudios, que sirvieron para engrasar la maquinaria financiera del partido.
Sin embargo, cuando ya las empresas del grupo habían facturado más de mil millones de pesetas, un empleado chileno, desplazado de su cargo e intimidado para que guardara silencio, acudió a la prensa y destapó la olla podrida. Sus revelaciones pusieron al descubierto la red de empresas dirigidas por militantes socialistas que captaban ilegalmente dineros para el partido. Eso bastó no sólo para desatar el escándalo que llevó al socialismo a la capitulación, sino además para dividir a sus miembros, que intentan, como pueden, torear al juez, al fiscal y a los abogados.
Aunque hasta ahora los peritos encargados de estudiar el caso Filesa se han tropezado con innumerables dificultades probatorias e inconsistencias, los primeros informes rendidos al juez Barbero, quien conoce el caso, no cesan de hacer referencia a los montajes financieros y contables, y, lo que es más, a una patente evasión fiscal por parte de las empresas del grupo Filesa y de aquellas que pagaron a estas últimas por sus servicios.

VIENTOS DE DERECHA
Pero con el caso Filesa los problemas de González apenas comienzan.
La recesión que afecta al continente europeo ha golpeado duramente la hasta hace poco floreciente economía española, el desempleo ha alcanzado cifras sin precedentes son ya más de dos millones y medio de "parados"- y el descontento no se ha hecho esperar, especialmente en los medios estudiantiles. Por otro lado, el desgaste del PSOE luego de más de 10 años en el poder y el estruendoso fracaso del socialismo en Francia son indicios poco alentadores para el Partido Socialista Obrero Español en los próximos comicios, consciente de que los vientos de derecha soplan cada vez con mayor intensidad en Europa.
La noticia de la disolución del Parlamento fue recibida con júbilo por los partidos de oposición, que vieron en el adelanto de las elecciones generales un reconocimiento del fracaso socialista en el manejo económico, y una clara señal de la descomposición del PSOE. El clima político, enrarecido por los rumores de corrupción, y las informaciones que han confirmado la financiación non sancta del partido de gobierno, han abonado el terreno a la derecha española, especialmente al Partido Popular y a su líder José María Aznar. El PP no ha tardado en descalificar la gestión económica y política del actual gobierno, al punto que Felipe González se ha visto obligado a adelantar los comicios generales como una posible solución para superar el bloqueo institucional y lograr mayor gobernabilidad.
Aunque nadie puede prever hasta dónde llegará el juez Barbero, lo cierto es que los días que esperan al presidente del Gobierno español no serán precisamente los más fáciles. La pérdida de credibilidad de su partido, que probablemente sea minoritario en la próxima legislatura, no garantiza ni remotamente que la crisis política sea superada. Sea como sea, lo que hasta el momento ha quedado claro es que el controvertido caso no va a dejar, por mucho tiempo, de quitarle el sueño a Felipe González y los votos a su partido.-