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AGUAS CALIENTES

Castro se atrinchera contra el contrabando ilegal de emigrantes y la sangre enturbia las perspectivas de arreglo con Estados Unidos

9 de agosto de 1993

FIDEL CASTRO NO PARECE dispuesto a tolerar más incursiones de cubanos exiliados en aguas cubanas. Y para demostrarlo la semana pasada sus tropas dieron pruebas de que estaban dispuestas a tirar a matar a cualquiera que invadiera sus mares soberanos o a todo aquel que se atreviera a salir al encuentro de las embarcaciones invasoras.
La lección resulto sangrienta y algunos creen que la reacción fue torpe desde el punto de vista político, porque se produjo en un momento en que el gobierno norteamericano de Bill Clinton había bajado el tono beligerante que ha caracterizado las relaciones de Estados Unidos con el gobierno de la isla.
En menos de una semana han muerto tres personas hay varias heridas y más de una decena de detenidos. El gobierno de Estados Unidos protestó enérgicamente y aprovechó la oportunidad para denunciar la muerte de otros cubanos cuando, según él, intentaban llegar a nado hacia la base naval de Guantánamo.
Para Cuba el problema no sólo fue externo. Versiones cablegráficas indicaron que en la ciudad costera de Cojimat, donde ocurrió el primer incidente, se presentaron desórdenes contra la policía y al mismo tiempo abucheos de la población contra un norteamericano que resultó herido por las patrullas guardacosteras.
En este primer incidente el gobierno cubano sostiene que sus militares se vieron obligados a disparar al motor de la embarcación porque los ocupantes no obedecieron órdenes y respondieron con fuego a sus disparos de advertencia. A Estados Unidos no le pareció muy convincente la versión y el lunes presentó una protesta oficial en la que pidió a La Habana que "detenga inmediatamente esa conducta bárbara".
Estados Unidos sostiene que patrullas cubanas, decididas a impedir la "fuga" de ciudadanos de ese país hacia la base naval de Guantánamo, han lanzado granadas y han disparado a personas que trataban de llegar a nado a la base. Según funcionarios de Estados Unidos, por lo menos tres cubanos han muerto en cinco incidentes ocurridos el mes pasado a la vista de puestos de observación norteamericanos. "Es la conducta más salvaje que he visto", dijo Robert Gelbard, subsecretario de Estado adjunto para asuntos latinoamericanos.
La mayoría de los detenidos la semana pasada son exiliados de Miami que intentaban "rescatar" a sus familiares en la isla. Pero hay sospechas de que algunos merodeaban las costas cubanas para cumplir con lo que parece ser un creciente y lucrativo negocio de contrabando humano: llevar cubanos frente a las costas de Florida y allí soltarlos en balsas de fabricación casera para dar la impresión de que salieron de la isla.
Las incursiones parecen inspiradas por la cinematográfica acción del piloto Orestes Lorenzo, quien recogió a principios de este año a su familia en una carretera de Cuba. Anima a los exiliados también la creencia que la vigilancia de las costas cubanas ha mermado por la escasez de combustible.
Tal vez eso fue lo que pensó Hugo Portilla, uno de los pasajeros de la embarcación Midnight Express, atacada por el gobierno cubano. Portilla es uno de tantos exiliados desesperados por sacar de Cuba a sus familiares.
Prófugo de la justicia cubana por tráfico de divisas, Portilla se escapó de la isla en bote hace 11 meses y llegó a Miami. Su esposa y una hija de tres años quedaron en La Habana. Ella intentó escapar dos veces pero las autoridades no se lo permitieron.
En un acto de locura, según su hermano, Portilla se llevó el jueves su bote de 34 pies y dos motores fuera de borda para consumar el plan. Con él iba el norteamericano Ricky Hoddinot. Aunque las versiones no han sido confirmadas, se indicó que la embarcación se acercó a las costas de Cojimar para recoger a varias personas que nadarían desde la playa. Al parecer las autoridades cubanas estaban alertadas y comenzaron a disparar en barrido al agua y hacia la embarcación. En la balacera resultaron muertos Mario Horta (19 años), Loami González Mansini y Alfredo Evelio Caballín, de no más de 20 años. Los tres se habían lanzado al mar para llegar a la lancha.
La cadena de incidentes se produjo en momentos en que el gobierno de Bill Clinton parecía flexibilizar su postura hacia la isla, y por eso el gobierno de La Habana sostiene que fueron orquestados por grupos extremistas de exiliados que no quieren saber nada de diálogo con el gobierno de la isla. Lo cierto es que, sobre todo en Miami, a tiempo que la conservadora Fundación Cubano-Americana pierde terreno en Washington, comienzan a recibir algún eco las propuestas de los exiliados que quieren promover la distensión. Entre ellos estan Eloy Gutierrez Menoyo, a quien 22 años en prisiones castristas otorgan un poder moral indudable, y el propio Lorenzo, quien desató una controversia a comienzos del presente año con su propuesta de enviar medicinas, comida y ropas a su isla natal como parte de una "Cruzada de amor".
En cualquier caso, el reciente levantamiento del bloqueo crediticio a Vietnam hace pensar que las razones para mantener el bloqueo a Cuba desaparecen día a día. Pero incidentes como los propiciados por el tráfico de viajeros alejan cualquier posibilidad de arreglo.