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Al estrado judicial

24 de abril de 2000

A la larga el pobre Phillip Ducruet no era tan malo. El ex de la princesa Estefanía de Mónaco ganó la semana pasada un pleito en el que la demandada era nada menos que Muriel Houtemann, la bailarina belga que en 1996 protagonizó un escándalo fotográfico que le costó a Ducruet su matrimonio y con él su recién adquirido puesto en la realeza monegasca. La demanda demostró ante un juez de Niza que la mujer hizo parte de un complot con su compañero de entonces, Yves Hoogewys, y organizado por el fotógrafo Stephane de Lisiecki, con el objeto de vender las imágenes resultantes. Ducruet, quien pasó fugazmente de guardaespaldas a esposo de Estefanía, pide 2,5 millones de francos de indemnización por su sueño perdido (unos 416.000 dólares) y resultó ser una víctima de sus instintos, pero en el fondo un buen muchacho.