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EL HEREDERO

Fidel Castro inicia una nueva ronda de especulaciones sobre el futuro de Cuba al anunciar que su relevo será su hermano Raúl.

17 de noviembre de 1997

Saben cuánto significa para nuestro partido y para nuestra revolución contar con un segundo secretario, con un dirigente, con un relevo para todos y especialmente para mí, como el compañero Raúl". Esas palabras, pronunciadas por Fidel Castro en el V Congreso del Partido Comunista cubano, produjeron un airede expectativa histórica en toda América. Por primera vez, pensaron muchos, la mortalidad del presidente se había convertido en un hecho oficial. Y ahora quedaba claro: el sucesor es Raúl, como se le conoce en la mayor de las Antillas, y punto.Pero que Raúl Castro sea el sucesor natural de Fidel no es necesariamente una noticia nueva. Al fin y al cabo ha pasado la vida al lado de su famoso hermano y desde el triunfo de la revolución en 1959 ya se perfilaba como una figura inevitable en la dirección de los destinos del país. Sin embargo esta vez las palabras de Fidel resonaron porque este año ha sido abundante en rumores sobre su salud que llegaron a su clímax en agosto, cuando sus sempiternos enemigos de Miami, entusiasmados por su desaparición por varias semanas de la vista del público, volvieron a sacar en vano las banderas para celebrar su muerte. En el V Congreso Fidel volvió a dar rienda suelta a su legendaria verbosidad en un discurso de siete horas, y de paso despejó aparentemente esos rumores. Sus habituales ataques al gobierno de Washington y sus exclamaciones contra el imperialismo norteamericano confirmaron que al frente del gobierno sigue el mismo hombre que derrocó la dictadura de Fulgencio Batista y encaminó al país por una senda particular en América Latina. Pero los hechos son escuetos. Fidel tiene ya 71 años y, por más que los voceros oficiales de Cuba no quieran admitirlo, el fantasma de su desaparición ronda con mayor frecuencia a los cubanos. Un mensaje a...
La mención de Raúl como sucesor puede ser un mensaje claro a la Casa Blanca: la salida de Fidel no será la panacea del cambio, como esperan el Departamento de Estado y los expatriados de la línea dura de Miami. Al fin y al cabo el menor de los Castro es el ministro de Defensa y tiene fuerte respaldo en las filas castrenses. Su designación parece ser una respuesta a la propuesta delineada en febrero de este año por el presidente norteamericano Bill Clinton en el documento 'Apoyo a una transición democrática en Cuba', que ofrece a los militares cubanos "desempeñar positivamente un papel positivo en la transición". Clinton ofreció entonces una ayuda de 8.000 millones de dólares a la Cuba poscastrista pero ninguno de los observadores independientes ha podido detectar que esa oferta, que incluye para los militares "participar en la Junta Interamericana de Defensa", haya calado entre la oficialidad. Porque, como dijo a un periódico de Miami Damián Fernández, experto de la Universidad de la Florida sobre relaciones internacionales, "las Fuerzas Armadas Revolucionarias tienen una normativa moral que les impide conspirar contra lo que ellos interpretan como su propia historia, su sentido corporativo y su trayectoria dentro del proceso revolucionario". A lo cual se suma el que, como suele suceder en América Latina, los militares tienen unos privilegios que difícilmente estarían dispuestos a entregar a cambio de una traición. Aunque es claro que Raúl carece del carisma de Fidel, lo cierto es que en términos de apertura económica su actitud no es tan negativa como parece. En 1993 fue Raúl quien anunció la liberalización de la tenencia de dólares y quien inició con bombo y platillos el sistema actual de limitada apertura de las actividades privadas. Raúl es el artífice de la 'Corporación Gaviota', un holding de las Fuerzas Armadas que abarca no sólo empresas comerciales e industriales sino turísticas y cuyo florecimiento depende en gran medida de un entorno económico favorable para la inversión extranjera.Pero según las malas lenguas el segundo Castro, como dijo a SEMANA un analista cubano que pidió mantener su nombre en reserva, "tiene una historia que mucha gente en Cuba no olvida, que es la vieja acusación de que Raúl estuvo detrás de la inoportuna y temprana muerte de Camilo Cienfuegos, un líder de la revolución que, para algunos, era más popular que Fidel. Esa muerte habría asegurado el segundo lugar de Raúl en épocas muy iniciales del gobierno revolucionario".

Otras posibilidades
Esa resistencia popular, sumada al hecho de que Raúl tiene 66 años y, según se dice, sufre de la próstata y el colon, hace pensar que no es propiamente un heredero a largo plazo. Eso alimenta las especulaciones según las cuales lo que esperaría a Cuba sería una dirigencia colegiada en la que, si bien Raúl podría llevar la voz cantante, estarían presentes por lo menos dos figuras de gran prestigio dentro de la isla. Uno de ellos sería Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, o Parlamento. Alarcón, de 60 años, ex ministro de Relaciones Exteriores, es un dirigente pragmático de gran experiencia en negociaciones internacionales. Otra figura sería Carlos Lage, artífice de los milagros que han mantenido con vida a la economía cubana y a favor de quien juega su juventud (46 años). Y un tercero es Roberto Robaina, de 42 años, quien fue presidente de la Juventud Comunista y representa un novedoso, si bien controvertido, estilo de diplomacia caribeña. Aun así, los observadores hablan de varias tendencias en el ejército y en la dirigencia que podrían significar tensiones en un escenario futuro:_Los 'guevaristas', militares que siguen al pie de la letra los principios del Che Guevara y rechazan los privilegios provenientes de la revolución. _Los 'polistas', oficiales que admiran al general polaco Wojciech Jaruszelski, quien tomó el poder en 1980 y evitó que la caída del comunismo en 1990 representara un baño de sangre. _Los 'jurásicos', miembros ortodoxos del partido bajo la orientación de José Ramón Machado Ventura._ Los 'aperturistas', quienes favorecen la aceleración de las reformas hacia una economía de mercado.Malo conocido...Todas esas hipótesis tienen una característica: parten del establecimiento existente y dejan por fuera tanto la disidencia interna como la influencia de los opositores afincados en Estados Unidos. La primera, porque aunque existen grupos, su influencia verdadera en la población sigue siendo insignificante. Y la segunda, porque la retórica violenta de grupos como la Fundación Cubano-Americana de Jorge Mas Canosa, antes que atraer a los cubanos ha logrado crear un clima confrontacional. Los cubanos sienten temor y rechazo ante la discriminación en Miami contra los artistas que se atreven a no condenar al gobierno de la isla, ante los bombazos contra sus hoteles o cuando, por ejemplo, oyen las arengas según las cuales las propiedades expropiadas hace 30 años volverán a sus antiguos dueños, o los títulos profesionales no serán respetados por provenir de universidades revolucionarias. Amenazas que en muchos casos no pasan de ser retóricas pero que, en su conjunto, no han hecho más que polarizar a los cubanos contra sus antiguos coterráneos. Lo que parece claro para la mayoría de los observadores es que la transición hacia una era pos-Castro no sería tan traumática. Las multitudinarias manifestaciones de las últimas semanas, incluida la que acompañó al cadáver del Che Guevara a su última morada en Santa Clara, en una época en que ya no todos en Cuba dependen del Estado para vivir, parecen demostrar que la gente sigue acompañando al régimen. El deterioro de la calidad de vida de los países del viejo bloque soviético, el surgimiento del desempleo y la delincuencia son hábilmente advertidos por el gobierno a su población. Todo ello confluye para hacer que el refrán popular que favorece al malo conocido sobre el bueno por conocer sea, al menos por ahora, la filosofía política de la mayoría de los cubanos.