LA GUERRA OLVIDADA

Desde 1975 se viene librando una batalla secreta entre Sudáfrica y el gobierno de Luanda. Ahora el conflicto amenaza extenderse.

4 de octubre de 1982

La vieja guerra no declarada entre Sudáfrica y Angola está a punto de escribir un nuevo y sangriento capítulo. Según declaraciones del gobierno de Angola, del 29 de agosto, cerca de 30.000 soldados sudafricanos, respaldados por 60 aviones de combate y 300 vehículos blindados, se prestan a invadir la provincia angolana de Cunene. Patrullas angolanas habrían detectado un destacamento sudafricano cerca de Mineira de Cassinga, un pueblo a 200 kilómetros al norte de la frontera Namibia.
En realidad no sería la primera vez que las tropas de Pretoria cruzan esa frontera en son de guerra. A finales de 1975 Sudáfrica invadió durante varios meses el sur de Angola y el año pasado, en agosto, volvió a hacerlo. En los intervalos el régimen del "apartheid" realizó acciones de sabotaje y bombardeo por aire a pueblos y construcciones de Angola. En sólo 1981 los cazas sudafricanos realizaron 150 ataques aéreos y sus helicópteros efectuaron 53 desembarcos de tropas sobre territorio angolano. "Estamos sometidos las 24 horas a las agresiones" declaraba hace poco Lucio Lara, un dirigente angolano. "Cientos de camiones que deberíamos emplear en salud, agricultura, educación, debemos emplearlos en los esfuerzos de guerra y lo mejor de nuestra juventud está siendo reclutada para la lucha"
Decenas de pequeños pueblos, y centenares de escuelas, hospitales, campos de refugiados, puentes, factorías y estaciones de energía, han sido afectados por las acciones sudafricanas.
Pretoria justifica esa actividad diciendo que Angola da refugio a los guerrilleros de la South West Africa People's Organization (SWAPO Organización Popular de Africa del Sur Occidente), una agrupación guerrillera que viene luchando desde los años 60 contra la ocupación sudafricana de Namibia (South West Africa).
La SWAPO desde 1975 tiene bases seguras en Angola, cerca de la frontera con Namibia, recibiendo el apoyo de miles de refugiados de ese país que huyen a Angola buscando protección.
Como Mozambique y Guinea Bissau, Angola obtuvo su independencia en noviembre de 1975, tras una lucha emprendida a comienzos de los 60, contra el dominio portugués. Esta lucha desgastó tanto al régimen de Lisboa que terminó precipitando la caída de la dictadura de Marcelo Caetano en 1974, llevando al colapso a todo el imperio colonial portugués en Africa.
Pero esa independencia ha estado amenazada constantemente. Más de 5.000 soldados de Sudáfrica, apoyados por dos grupos locales, invadieron Angola a finales de 1975 avanzando rápidamente hacia la capital. Sin embargo, las tropas cubanas, invitadas por el gobierno angolano, lograron con la ayuda de las fuerzas del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), de Agostino Neto, parar el avance sudafricano. Tres meses después los invasores eran expulsados del país y sus apoyadores, la UNITA y el FNLA eran desbandados.
Desde esa época cerca de 20.000 soldados cubanos han permanecido en Angola ayudando en la defensa y colaborando en la reconstrucción del país. A su vez, Pretoria ha aumentado a 60.000 sus soldados en Namibia, escalando más y más las acciones militares en las zonas norteñas de su colonia y en el sur de Angola tratando de crear una zona de amortiguación entre ellos y Angola, siguiendo el modelo israelí en las partes ocupadas al sur del Líbano.
Por ejemplo, en junio de 1980 varios miles de tropas sudafricanas se tomaron las provincias de Kenene y Kugango, matando a 370 civiles, y en agosto del año pasado lanzaron la "Operación Protea" con 10.000 soldados, tanques, artillería pesada y apoyo aéreo, destruyendo pueblos enteros como Xangongo, Cahama y Chibemba y matando cerca de 700 angolanos. Másde 160.000 fueron forzados a abandonar sus hogares. Tal invasión generó un rechazo mundial casi unánime. Los gobiernos de Inglaterra, Francia, Alemania Occidental, Cuba y la Unión Soviética, los movimientos de los países no alineados exigieron el retiro de las tropas sudafricanas, mientras Washington justificaba la acción alegando la lucha de la SWAPO y la presencia de los cubanos en Angola.
Sin embargo, el presidente angolano José Eduardo dos Santos, replicó que Sudáfrica, además de querer destruir a la SWAPO, también buscaba con esa invasión "impedir la reconstrucción del país y ocupar los centros urbanos de Angola para instalar allí a la UNITA"
Con bases en Namibia, armado y financiado por Pretoria, UNITA (Unión Nacional por la Total Independencia de Angola) es un movimiento pro Sudáfrica, dirigido por Jonas Savimbi, quien pretende derrocar el régimen del MPLA. Con el apoyo de Estados Unidos y Sudáfrica, la UNITA ha aumentado su fuerza en los últimos meses. Sin embargo, está lejos de poder derrotar el gobierno angolano. Se ha mostrado incapaz, por ejemplo, de retener los distritos que ha ocupado ante los esfuerzos de Luanda por recapturarlos. Savimbi mismo sabe esto y desde octubre del año pasado viene diciendo que está dispuesto a negociar un acuerdo con Luanda que le permita compartir el poder. Pero tal acuerdo es casi imposible. El gobierno del MPLA, aliado a Moscú, ve a Savimbi como un peón de Washington y de Sudáfrica, quienes no reconocen a Angola. Un memorando sobre políticas trazadas en febrero de 1981 por Chester Crocker, asistente del secretario de Estado para asuntos africanos, decía que el reconocimiento del gobierno angolano estaba "descartado, a menos que los cubanos salgan y Luanda llegue a un acuerdo con Savimbi"
Respecto de la SWAPO, la administración Reagan y Sudáfrica propusieron en mayo pasado un plan de paz consistente en un proceso electoral en Namibia que defina su independencia y en el que cada voto de los ciudadanos pudiera ser contado dos veces, una vez por un candidato y otra vez por un partido político. Pero tal propuesta --de un hombre dos votos-- fue rechazado por la SWAPO. Desde esa fecha el régimen del "apartheid" viene acantonando tropas a lo largo de la frontera con Angola.
Sam Nujoma, el dirigente de la SWAPO, ha propuesto la realización de una conferencia de paz en Ginebra, con representantes de Estados Unidos, Sudáfrica, varios gobiernos europeos y africanos, pero hasta la fecha no hay señales de que tal evento pueda cuajar.
"No seremos alcahuetes de la SWAPO" decía en mayo un alto funcionario de Pretoria. "Si eso significa que debemos ir a la guerra, iremos. No creemos que sea una guerra que alguien pueda ganar, pero podemos vivir con ella, indefinidamente si es necesario" agregaba.
Tal es el contexto de las maniobras actuales en la frontera angolana.