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La vida imita al arte

6 de marzo de 2000

Los 11 kurdos, miembros de un grupo de teatro aficionado, ensayaban en Londres una obra del dramaturgo Harold Pinter sobre la opresión que su pueblo sufre en Turquía. De un momento a otro policías antiterroristas rodearon el local, apresaron a los participantes y les interrogaron durante cuatro horas mientras les prohibían hablar entre sí en su idioma. En otras palabras, repitieron casi al dedillo la denuncia de la obra. El episodio, que ocurrió el 1996, concluyó la semana pasada cuando el Estado británico fue condenado a pagar al grupo 90.000 dólares por daños y perjuicios. Aunque ganaron su reclamación judicial los kurdos señalaron que el hecho fue una demostración del nivel de estereotipos que se maneja alrededor de ese pueblo montañés.