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En el ataque usó una pistola Glock del calibre 9 mm. En su mochila la policía halló 300 balas. | Foto: Mail Online

ALEMANIA

El atacante de Múnich era una posible víctima de matoneo

Entre las personas que murieron, seis son menores de edad. Hay tres de 14 años, dos de 15, uno de 17, uno de 19 y uno de 20.

23 de julio de 2016

Ocho días después de la masacre en Niza (Francia) en la que murieron 84 personas luego de que un furgón embistiera a una multitud, Múnich (Alemania) fue el blanco de la tragedia. Un joven disparó indiscriminadamente a los visitantes del centro comercial Olympia, causando la muerte de nueve personas y suicidándose después.

Según la fiscalía el joven había recibido tratamiento psiquiátrico por depresión, y por ahora no han hallado pruebas de un posible vínculo con el Estado Islámico (EI).

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“No hemos encontrado nada que haga pensar que el atacante tuviera que ver algo con EI”, dijo el agente de la policía de Múnich, Hubertus Andrä. “En cambio sí hemos encontrado material que mostraba interés por casos de matanzas generadas por ataques de locura”, agregó. Se encontraron, entre otras cosas, artículos sobre acciones policiales y un libro titulado Amok, por qué matan los estudiantes.

La policía dejó en claro que el ataque no tiene ninguna relación con la cuestión de los refugiados y agregó que por el momento no hay ninguna razón para no moverse con normalidad en Múnich.

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Las autoridades alemanas informaron también que investigan una cuenta de Facebook a través de la cual el tirador pudo haber invitado a algunos conocidos a acercarse a la hamburguesería en la que comenzó el ataque.

Antes de suicidarse Ali Sonboly, el atacante germano iraní de 18 años confesó que había sido víctima de matoneo.

Uno de los testigos dijo que habló con el suicida a distancia y grabó la conversación. Allí se muestra al atacante grita en alemán en la que afirma que hizo esto como una forma de vengarse por el matoneo que había sufrido.

La conversación

Testigo (T): “Tú, trozo de idiota...”

Atacante (A): “Por culpa de gente como tú fui acosado durante siete años…”

T: “Eres un maldito cagado”

A: “... y ahora tengo que comprar un arma para disparar”

T: “Un arma, maldita sea… ¡A ti lo que te tienen que hacer es cortar la cabeza, inbécil”

T a su familia: “Escóndanse, el hombre tiene un arma. Avisen a la policía”

A: Soy alemán.

T: “Tú lo que eres es un trozo de basura”

A: “¡Deja de filmar!”

T: “Un tonto es lo que eres, ¿qué carajos estás haciendo?”

A: “¡Sí, pero yo nací aquí!”

T: “Sí, y ¿qué te crees que estás haciendo?”

A: Crecí aquí, en el Hartz (prestaciones de desempleo en Alemania). En Hasenberg.

(El atacante comenta algo de una sala de psiquiatría)

A: No hice nada en quinto grado (Este quinto grado podría referirse a alemán “Gymnasium”, que es la Escuela Secundaria)

T: “¡Sí, tratamiento… ¡tú te has escapado de un centro psiquiátrico!”

A: “¡Cierre la boca, señor!

T: “Tú, coño, tú… ¡Eh chicos, está aquí en la planta superior de en frente!”

(El hombre del balcón se esconde. El atacante ha empezado a disparar. Tras unos segundos, le vuelve a llamar)

T: “¡Para ya! Ya se deben de haber ido cagando leches. ¡Estás loco!”

A: “¡No se han ido! ¡Ese es el problema, que no se han ido!

Entre las nueve víctimas mortales del tiroteo, seis son menores de edad. Hay tres de 14 años, dos de 15, uno de 17, uno de 19, uno de 20 y una de 45 años, todos de Múnich y alrededores.

La policía estudia si tenían alguna relación con el terrorista, pues éste fue víctima de acoso escolar y teme que se trate de algún tipo de venganza, aunque por el momento, las autoridades del país no se refieren al ataque como “acto terrorista”.