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TRAVESIA POR CAMPO MINADO

SEMANA recorre la conflictiva zona centroamericana.

7 de enero de 1985

Aunque menos dramática y extensa que la vuelta al mundo en 80 días, la gira de un periodista durante semana y media por cinco países de Centroamérica puede ser como una lenta sensación de vértigo. No supone, claro está, sino volar 8 horas en aparatos más sofisticados y rapidos que los trenes, vapores y trineos que llevaron a Phileas Fogg de Londres a Londres (lo que no consuela del todo a los que le tienen pavor al avión). Implica, sí, vencer dificultades como lograr citas puntuales con diplomáticos y voceros de diferentes sectores de la convulsionada región. Además se tienen que hacer -fuera del trabajo periodístico- cosas como pasar doce veces ante ventanillas de funcionarios de inmigración -hoscos los unos, francamente hostiles los otros (especialmente si el periodista es colombiano)-, pernoctar en hoteles diferentes y tejer una red de reservaciones de vuelos entre media docena de aerolíneas disímiles, algunas de las cuales suelen cancelar con frialdad tremenda uno que otro sin importarles que con ello pueden romper el itinerario de personas con el tiempo medido. Y toca hasta bregar con imponderables, como agentes secretos en uno y otro país disfrazados de choferes que ven espías de "la potencia enemiga" en cualquier extranjero que hace preguntas "indiscretas".

LA "TERCERA FRONTERA"
No es para menos. Centroamérica con 23 millones de habitantes, un crisol de razas (40% indígena, 60% entre mestizos, blancos, negros y mulatos) y su escaso territorio, que no llega a ser el 0.9% de la superficie terrestre, es hoy el eslabón más débil de la economía latinoamericana y a la vez el teatro de una confrontación tan aguda, que la suerte de la humanidad puede depender del resultado de la misma.
Pocas regiones del mundo han sido tan afectadas por su posición geopolítica. Puente entre las mayores porciones de nuestro continente, y paso obligado entre los dos océanos más grandes del globo, Centroamérica y el Caribe, a más de contener reservas de energéticos, es una vía de tránsito, transbordo y refinamiento de petróleo tanto de Alaska como del Medio Oriente, a la vez que célebre arteria comercial y financiera. Los países del istmo durante muchos años han tenido regímenes estrechamente subordinados a Estados Unidos, con excepción de Cuba y Nicaragua, cuyos procesos recientes desafían esa hegemonía. Norteamérica ve a la región como parte clave de su sistema de defensa (dispone de 40 bases militares allí) y desde 1900 ha intervenido en ella permanentemente. Hoy el 20% de todo el presupuesto de Defensa de Estados Unidos está volcado en la región, y la diplomacia de Washington es más activa que nunca. La famosa frase según la cual Centroamérica es la "tercera frontera" de Estados Unidos -recordada en estos días por el coronel norteamericano, Alden Cunningham, en Bogotá-, está hoy más de moda que nunca. Así, el hecho de que la primera grieta en el liderazgo estadounidense representada por Cuba en 1959, haya sido seguida de una segunda con Nicaragua en 1979, y por una serie de insurgencias (El Salvador, Guatemala, Grenada), que amplían el espectro de cuestionamiento radical a los intereses norteamericanos en la región, ha transformado al istmo en su conjunto en el mayor polvorin del hemisferio.

NEUTRALIDAD BAJO FUEGO
Costa Rica carece de ejército desde que la constitución de 1949 lo prohibió. No ha sufrido dictaduras militares y no ha tenido guerras civiles desde 1948. Tiene, en cambio, una de las poblaciones mejor educadas y uno de los niveles de vida más altos del istmo. Sin embargo, la "Suiza centroamericana" no puede escapar a las convulsiones que vive la región y hoy se debate entre dos fuegos. De un lado están los que pretenden que el país asuma una postura más dura contra Nicaragua. Del otro, están los que proponen una Costa Rica neutral ante los conflictos militares de la región. El ex canciller Gonzalo Facio uno de los voceros más autorizados del primer grupo, dijo a SEMANA que Nicaragua es un Estado "totalitario y expansivo" que adiestra terroristas y que puede ser, Junto con Cuba, un "agresor potencial" de Costa Rica. Aunque admite que es "impensable" que el gobierno de Managua decida invadir a su vecino tico, por las represalias a que se haría acreedor por parte de Estados Unidos, no duda que los sandinistas tratarán de "infiltrar sus agentes" para "desestabilizar" el país. Esto lo lleva a él y, en general, a la mayoría de los empresarios a proponer que Costa Rica abandone el concepto de neutralidad que el Presidente Monge defiende a capa y espada. Facio declaró a SEMANA que la alternativa a la neutralidad era pactar "alianzas defensivas", como el TIAR, "que nos protejan ante un conflicto militar" ya que "la neutralidad no ha servido nunca en ninguna parte".
Los partidarios de la neutralidad dicen que ese concepto es un principio que no puede botarse por la ventana de la noche a la mañana, para embarcar a Costa Rica en la conformación apresurada de un ejército para el cual el país no tiene recursos financieros ni humanos. Partidario de estas ideas, el Presidente Monge ha iniciado hace meses una campaña para popularizar el concepto y lo ha sometido a consideración del Congreso para incorporarlo a la constitución del país. Según un texto redactado por Monge, Costa Rica se mantendrá al margen de la carrera armamentista y no jugará papel alguno en los conflictos militares del istmo. "Esto no quiere decir que seamos neutrales en el campo ideológico", explicó a este reportero el licenciado Ricardo Castro, asesor político del Presidente Monge. "Costa Rica pertenece al campo de la democracia y ante eso no somos neutrales. También quiere decir que no renunciaremos a otorgar el derecho de asilo que hemos practicado siempre".
Costa Rica se ufana de haber acogido a Víctor Raúl Haya De la Torre y a Rómulo Betancur, cuando eran prófugos de las dictaduras peruana y venezolana, pero la aparición en su territorio de gentes armadas, como Pastora y sus rebeldes, muchos de los cuales se escudan en el principio del derecho de asilo para organizar sus cuarteles generales en territorio tico, le ha valido a San José más de una fricción con el gobierno de Managua, quien afirma que las fuerzas de ARDE no podrían sobrevivir sin tener santuarios en partes selváticas de Costa Rica. Otra fuente de dolores de cabeza del gobierno es una radio emisora y una repetidora de T.V. que empresarios privados, con la colaboración de la Voz de América (VOA) planean construir. Según críticos del proyecto, esa emisora podría convertirse en un vehículo de enemistad entre los dos países ya que se dedicará a ofender el proceso sandinista e iniciar una guerra de ondas hertzianas entre los dos países.
Defensor de ese proyecto radial es Curtin Windsor, el embajador norteamericano en San José, quien explicó a SEMANA que esa emisora "no será un vehículo de propaganda", sino que dará noticias ya que la VOA es solo un organo informativo, "profesional y correcto". De todas formas, admitió que la nueva emisora combatiría "la propaganda llena de mentiras y odio de los sandinistas y llenaria un vacío informativo que existe en algunas regiones del norte del país" a donde no llega la programación de las emisoras de San José. Windsor recordó que fue el propio Presidente Monge quien pidió a Estados Unidos en 1982 ayuda para mejorar la radiofonía nacional. "Pero el Presidente nunca tuvo una respuesta a ese respecto de Norteamérica", replicó a este reportero un funcionario del gobierno que pidió no ser identificado. "Ahora quieren involucrar al gobierno en lo de la emisora y tratan de utilizar esa solicitud para ello", agregó.
Windsor, quien ya lleva dos años en el cargo, suele llamar "piricuacos" a los gobernantes de Nicaragua y lucir un pisacorbatas de plata donde se ha grabado la rúbrica del Presidente Ronald Reagan. Negó a SEMANA que haya presiones de Washington sobre Monge pese al hecho de que hace unos meses el primer mandatario de Costa Rica sugirió que ése era el caso. "Nosotros respetamos por completo la posición de neutralidad activa del Presidente Monge", dijo y enfatizó que se trataba de una neutralidad "ante asuntos bélicos y no en asuntos políticos". Reveló, además, que Estados Unidos construirá una carretera en Costa Rica entre Ciudad Nelly y San Vito, cerca de Panamá, con la ayuda de reservistas norteamericanos quienes no pueden hacer esa acción cívica en su país por prohibirlo la legislación. Un proyecto similar, pero cerca a la frontera con Nicaragua, fue aplazado después de las denuncias que se oyeron en el sentido de que los ingenieros que la construirían era personal militar norteamericano.

POCA AYUDA, MUCHAS NUECES EN HONDURAS
En Tegucigalpa, una ciudad en medio de montañas con el clima de Medellín y la arquitectura de Bogotá en los años 50, los funcionarios de gobierno están felices con la reelección del Presidente Reagan, pues él "sí se interesa por esos países", según expresión de un alto funcionario de la cancillería, consultado por SEMANA. También hay quienes se lamentan de la caída del general Alvarez, un arrogante militar detestado hasta por sus propios "amigos" y quien ha sido acusado de haber creado en el país una infraestructura de terror, con cárceles clandestinas, bandas paramilitares y avezados torturadores. "Si no hubiera sido por las maniobras conjuntas que organizó el general Alvarez, Nicaragua hubiera invadido a Honduras con fuerzas irregulares", dice la misma fuente. Aludía a los ejercicios conjuntos de 1983 y 1984 entre Estados Unidos y Honduras denominados Ahuas Tara I, Ahuas Tara II, Granadero I y Lempira, que constituyen las movilizaciones militares más grandes en todo el istmo de los últimos 20 años, y que para Nicaragua fueron una advertencia de que Estados Unidos "se prepara para invadirla" y que para el régimen de Tegucigalpa fue sólo un "factor de estabilización de la región". Con la caída de Alvarez, las cosas de todas formas han cambiado un poco. Algunos residentes indican que aunque siguen apareciendo denuncias por torturas (hace unos meses encarcelaron a dos agentes policiales y uno de ellos confesó tranquilamente que tenía más de 25 años practicándolas), algunos creen que el general Walter Lopez Reyes, quien reemplazó a Alvarez, está tratando de promover en los medios castrenses el respeto por los derechos humanos y las garantías constitucionales.

De este general se dice que ha introducido un nuevo "discurso" sobre el papel de Honduras en la crisis centroamericana. En varias oportunidades ha declarado que su país no será una "catapulta para invadir ningún país vecino" y que "nuestras alianzas y amistades serán mantenidas de acuerdo a nuestras leyes", formulación que el general Alvarez jamás hizo.
Hay quienes aseguran, por otra parte, que está creciendo un cierto malestar entre sectores civiles y militares por la reducida ayuda económica que presta Estados Unidos, si se compara con los esfuerzos que hace el gobierno hondureño para acompañar totalmente la política norteamericana en el istmo. "A España le pagan millones por las bases militares, lo mismo a Filipinas. Aquí es bastante menos", dijo a este reportero un funcionario de la cancillería. Otra fuente dijo a SEMANA que los seis aeropuertos militares construidos por Estados Unidos así como la base de radar en el cerro La Mole y el centro de entrenamiento militar Crem, han sido obras destinadas más a "hostilizar a Nicaragua y a apoyar el gobierno salvadoreno que a mejorar las defensas del país".
¿Y la situación económica? Nadie la envidia. Son 2 mil millones de dólares de deuda externa, 300 millones de dólares de déficit fiscal, 300 mil desocupados y una migración del campo a la ciudad que arrastró a 531 mil personas en 1982 a Tegucigalpa y creó 152 "colonias" en donde la gente vive en un infierno. Esto obligó hace dos años al Presidente Suazo Córdoba a pedir infructuosamente ayuda a Estados Unidos por valor de 400 millones de dólares,pues la que recibía ese año sólo llegaba a los 100 millones. Por ello, en la calle, la gente afirma que Estados Unidos tendrá problemas en Honduras en los próximos años si no acoge en buenos términos los cuatro textos presentados por Tegucigalpa para renegociar los tratados militares y económicos con Washington.
Más optimista se mostró el embajador norteamericano, John Dimitri Negroponte, quien aseguró a SEMANA que las relaciones entre los dos países son "excelentes" y que la ayuda económica que brinda su país a Honduras se ha cuadruplicado en los tres últimos años. "En sólo 1984 fue de 200 millones de dólares, lo que equivale al segundo programa de ayuda más grande en todo el hemisferio, superándolo sólo el del Salvador", dijo. Enfriamiento o no, lo cierto es que la presencia militar norteamericana desde el ascenso del general López se ha reducido. El año pasado fue de tres mil soldados norteamericanos y este año el promedio es de 1.200. Según aseguró Negroponte a SEMANA, tampoco será trasladada a Honduras la Escuela de las Américas, como se rumoró tras el cierre de la misma en Panamá hace unas semanas, en virtud de los tratados Carter-Torrijos.

OFENSIVA PERO NO FINAL
Si usted ignora que allí hay una guerra (cosa poco probable) no podria deducirlo por lo que percibe en San Salvador. Exceptúe los patrullajes del ejército por las principales avenidas y los altos muros que protegen las mansiones de los barrios más elegantes, y no verá sino ulla ciudad moderna bien arborizada, de ardiente clima y con todas las tiendas de comida rápida norteamericana que en la vida han sido. Sin embargo, el panorama cambia en media hora, si usted viaja en taxi hacia el norte, o a una hora en bus si va al oriente, donde ya, de seguro, encontrará una patrulla de jóvenes rebeldes. Claro que la capital salvadoreña fue el teatro de huelgas y asesinatos como el de monseñor Romero, y el de los dirigentes del Frente Democrático Revolucionario (FDR) en 1980 o de semiinsurrecciones en barrios periféricos. Pero en los últimos tres años esa ciudad "les pertenece a ellos", como suele admitirlo la oposición armada.
En el campo es donde se vive el país real. Algo más de una tercera parte del territorio está en poder del FMLN-FDR y es donde radican, algunos de los asesores norteamericanos y los principales batallones de] gobierno, quienes libran una guerra sin cuartel para evitar que el país caiga en manos del enemigo, constituido por un frente guerrillero cada vez más rápido y poderoso en sus golpes. Es allí donde se percibe con mayor claridad la decisión de Washington de luchar bajo cualquier circunstancia para evitar que surja en Centroamérica una nueva Nicaragua. De esas zonas provienen las denuncias mayores sobre problemas de derechos humanos. La licenciada María Julia Hernández, directora de la oficina de Tutela Legal del Arzobispado de San Salvador, explicó a SEMANA que "aunque numéricamente las violaciones a los derechos humanos son menos bajo el gobierno de Napoleón Duarte, las estructuras paramilitares están intactas y siguen los asesinatos, así como los bombardeos sobre población civil", aunque el gobierno niega, que ese tipo de bombardeos se estén dando (ver SEMANA del 20-26 de noviembre). La misma oficina indicó que solo en el mes de agosto pasado, según sus estadísticas, de 32 personas registradas como desaparecidas, aparecieron 22, quedando un saldo de 10 desaparecidas, mientras que en el mes anterior no se registraron desaparecidos, pues de los 11 capturados por el gobierno, todos aparecieron.
A nivel global, la situación de la confrontación en El Salvador, ha conocido en los tres últimos meses un nuevo factor: la intensificación de lucha política entre los dos bandos, sintetizada en los diálogos de La Palma y Ayagualo. El gobierno, consciente de que es imposible vencer militarmente la insurgencia sin ganar apoyo en la opinión interna y externa, ha accedido al pedido guerrillero de dialogar con ellos. Estos, quienes han superado la mentalidad de "ofensiva final" que manejaban en 1980 y 1981, han ido cambiando su orientación hacia una perspectiva de confrontación y de triunfo a más largo plazo, dada la intervención creciente de Estados Unidos, que hace que la lucha cobre ahora una dimensión de "guerra de liberación nacional", incentivando por ello la diplomacia, a la par que el combate militar. (Ver entrevista con Mario Aguiñada sobre el diálogo de Ayagualo, en esta edición).
La administración Reagan se niega a convivir con una "nueva Cuba" en Centroamérica, refiriéndose a Nicaragua, dado el reforzamiento militar y los lazos de este país con la URSS. Managua invoca la expansión de las bases militares en Honduras, El Salvador y Panamá, el papel de la CIA ante los "contras" y las fragatas norteamericanas en las costas de su país.
Este intercambio de argumentos se prolonga, mientras los eventos siguen estallando, aumentando los peligros de un conflicto generalizado. ¿Cómo romper esa dinámica? Carlos Fuentes en un reciente ensayo, destinado a la Comisión Kissinger, escribía "...todos sabemos que si los Estados Unidos no necesitan un avión comercial coreano para obtener inteligencia militar sobre la isla de Sajalín, tampoco la URSS necesita bases en Nicaragua o El Salvador para atacar a los Estados Unidos. Un submarino nuclear es mucho más rápido, limpio y eficiente", para sugerir que una negociación de esas preocupaciones -"gemelos espectrales" como él las llama- es la mejor forma de salir de la encrucijada. "Un acuerdo negociado en América Central incluiría seguridades de que nunca se instalarían capacidades militares soviéticas allí. El quid pro quo: las seguridades de que los Estados Unidos no intervendría en contra de los regímenes revolucionarios establecidos". Puede que allí esté la semilla de un arreglo serio. Los rebeldes salvadoreños ya lo han propuesto y Cuba-URSS lo negociaron en 1962. ¿Por qué creer que los sandinistas se negarán a hacer un pacto semejante? Lo de Contadora apunta en ese sentido. Es el único camino.

NEGROPONTE SPEAKS
El embajador norteamericano en Honduras declaró a SEMANA:
-Sobre Contadora. No es cierto que la reunión de Tegucigalpa sobre el acta revisada de Contadora haya sido dirigida por Estados Unidos. Las objeciones reflejan verdaderos intereses locales y regionales. Los dos puntos principales a revisar en Contadora son, en su opinión: a) que las varias obligaciones se implementen simultáneamente para que ninguna de las partes saque ventaja alguna antes que la otra; b) afinar los párrafos que tienen que ver con la verificación de las obligaciones.
-Sobre Nicaragua. La carrera armamentista, la exportación de su revolución, los lazos con la URSS y la tendencia hacia el marxismo-leninismo en el país son los factores que más afectan a la región. Después de las elecciones no se ve ningún comportamiento diferente. Esas elecciones fueron un desaliento para quienes aspiraban a la democracia en Nicaragua.
-Sobre los "contras". A pesar de que el congreso USA ha prohibido cualquier tipo de ayuda a ellos, éstos siguen actuando dentro de Nicaragua con tanto éxito y fuerza como antes lo que refleja un descontento con lo que está ocurriendo en el plano político dentro de Nicaragua.
-Sobre la hipótesis de la invasión norteamericana a Nicaragua. Ya son varios los años que ha durado esta situación conflictiva en Centroamérica y durante ese período el objetivo de USA ha sido, y sigue siendo, ayudar a los países mismos a enfrentar sus situaciones. No estamos buscando introducir nuestras fuerzas armadas, no estamos buscando un papel directo. Queremos evitar a toda cosa esa eventualidad. Por eso enfatizamos la ayuda económica y militar a los países democráticos de la región.