De sus 61 años de vida Karl Hyde ha pasado 40 junto a su compañero de fórmula, Rick Smith. Empezaron en Cardiff e incursionaron en experimentos cercanos al rock en los años ochenta. Luego, al llegar a Essex, se clavaron de lleno en la música electrónica, género que han recorrido de mil y un maneras desde entonces.

Indetenibles, no tienen lío en tocar y gozar los himnos de la generación que vivió los noventas, pero no se han quedado ahí. Siguen fielmente el postulado de la exploración y de la colaboración. Desde finales de 2018, por medio del proyecto Drift, se propusieron reglas nuevas de creación y de entrega que Hyde explica en esta charla.

Un artista y creador por naturaleza, Hyde encuentra inspiración en muros rayados y en muchas otras fuentes a las cuales llega por ser un curioso y sensible observador. Es obligado también exaltar su cualidad vocal, que pasa de lo hipnótico a lo más dulce e inspirador, y que parece usar solo cuando es perfectamente necesario.

Minutos después del anuncio sobre su visita a Colombia, que tendrá lugar el sábado 6 de abril, Karl Hyde habló con ARCADIA, esto dijo.

Karl, gusto saludarlo, ¿cómo está?

Estoy muy bien, muy agradecido por su llamada, por tomarse el tiempo de hablar conmigo.

En muy poco tiempo el festival se pone en contacto con ustedes y logra que participen en Estéreo Picnic, ¿puede contarnos cómo se dio que Underworld viniera a Colombia?

Nunca hemos estado allá, será nuestra primera vez en Colombia y también es el primer país que visitaremos este año. Nos motivó y nos emocionó la aventura de tocar en un nuevo y hermoso país.

Su música estalló en los años noventa, pero tiene una cualidad intemporal, ¿siente esta intemporalidad?

La verdad, nos sentimos bendecidos por llegarle a públicos de edades diferentes. Y que algunos que han estado desde el comienzo aún quieran seguirnos hoy es estimulante. Lo cierto es que hemos seguido produciendo música nueva hasta el día de hoy.

Hablamos con Jeff Mills, otra institución de la electrónica, y él describió la música electrónica como un género joven, que aún establece sus bases. ¿En qué momento, considera usted, está la música electrónica?

La música electrónica está en constante evolución. Hace parte de su naturaleza. No se queda en una era. Desde que me atrajo, cuando era un niño escuchando a Kraftwerk y música que venía de Alemania en los años setenta, sonaba como algo del futuro, como música de otro planeta y esa fue -más o menos- la plantilla que siguió el género: siempre en evolución, siempre reflejando nuevas aventuras en sonido y exploración. Las audiencias, por su parte, muestran el deseo de escuchar sonidos frescos. La electrónica seguirá su camino de ofrecerlos.

Kraftwerk, fuente inagotable de inspiración para muchos como Karl Hyde.

Con Rick ha estado unos treinta, cuarenta años...

¡Cuarenta años! -estalla en risa-

...un tiempo largo, y me pregunto si sus métodos han cambiado mucho, y si necesitan espacio el uno del otro...

La verdad, estamos más unidos ahora que nunca. Si nos separamos más de dos días somos infelices. Es la verdad. Escribimos mucha de nuestra música mientras viajamos, llevamos nuestro estudio con nosotros, creamos en cuartos de hotel, y lo que sale refleja los países y las ciudades a las que vamos.

Ahora nos emociona mucho un proyecto que se llama Drift, en el que, cada semana, por 52 semanas, producimos material filmado y musical, y lo subimos a nuestra página web. Para nosotros, esto marca el periodo más productivo y creativo de nuestra carrera de 40 años. Es un nuevo reto, expresar lo que sentimos semana a semana, y hacerlo trabajando con nuestros aliados de Tomato en las películas. Es tremendo sacar material nuevo constantemente.

Drift es un proyecto que aún alimentan, explíquenos un poco más sobre las motivaciones, la recepción que ha tenido...

Para nosotros se había vuelto algo aburrido y predecible sacar álbumes. Grabar 10 pistas, publicarlas, y ya, pensar en el siguiente. Y siempre hemos estado involucrados en producción de distinta naturaleza, música dance, para filmes, para teatro, para la ceremonia de apertura de Londres 2012, música que cubre tantas áreas... y pensamos en consolidar ese mundo, el "World of Underworld", y eso no era posible cada dos años en un disco.

También nos queríamos retar, y retar la tradición de la industria de la música que le dicta al artista "así debes hacer las cosas". Es clave que retemos eso, es el trabajo de un artista cuestionar lo que es "normal" y explorar lo que va más allá. Esto lo hemos hecho por nosotros. Hemos creado nuestro mundo, y de nuestros pares, gente que hemos conocido y fans la respuesta ha sido fantástica. Expandimos nuestro universo y expandimos la percepción de lo que se considera un "recording artist".

Mencionó a Alemania en sus primeros encuentros con la electrónica, y usted y Underworld hacen parte de una generación británica tremenda que redefinió el sonido cuando estalló en los años noventa. Varias de sus canciones son himnos de la época. ¿Cómo explica esa ola británica?

Creo que la conexión entre todos nace de un tiempo, de una época, de una sensación de depresión política que se vivía en mi país. Y cuando eso pasa el arte tiende a expresarlo de una forma cultural. Los años ochenta en mi tierra se basaban en hacer mucho dinero y preocuparse por uno mismo y exaltar las virtudes de la explosión de la ‘City’ (distrito financiero) en Londres.

Y quienes no estaban en esa escena y en esa actitud se sentían como extranjeros, ‘outsiders’, y de ellos nacieron el Acid House y la cultura Rave. Estos creadores impulsaron una impresionante y exitosa escena musical por fuera de esa industria normal. Y fue muy emocionante, había gente muy talentosa involucrada. No hacía parte del mainstream de la industria musical, y por eso ahí encontramos nuestro hogar y todavía lo habitamos.

De muchas maneras, es casi un reflejo de lo que sucedió en Alemania varias décadas después de la 2nda Guerra, cuando artistas y músicos apuntaron a un sonido y, con tiempo y con instrumentos electrónicos, lo lograron y se tomaron el mundo con bandas como Kraftwerk. Ese sonido luego voló a Detroit, a Chicago, a Nueva York, y luego regresó a Europa, cuando más o menos nos lo robamos. Y vino el Acid House y el Rave y luego volvió al mundo.

¿Cómo describe su experiencia en vivo? ¿Qué puede esperar Colombia de Underworld?

Somos conscientes de que ser uno de los actos grandes de un festival viene con expectativas. La audiencia quiere celebrar, quiere una fiesta, quiere desahogarse, expresar júbilo. Y esa música llevaremos, la que da pie a celebración, a que la gente se una y disfrute en paz. La música, las luces, el video, todo contribuye a la celebración, la que se vive al bailar juntos. Sumamos cañones, lasers, y estamos nosotros dos, con nuestra música, alimentándonos de la audiencia. Sin esa energía de la gente nos perderíamos. No somos una banda que lo pueda lograr sin la gente. Queremos vivir esto en Colombia. Cuando vamos por primera vez, se hace evidente la razón por la que hacemos esto, ese primer encuentro.

Karl, háblenos de las colaboraciones, con Danny Boyle, con muchos otros artistas. ¿Qué virtud encuentra en las colaboraciones y cuál destacaría entre las muchas que han hecho?

Con Danny, sin duda ha sido notable... y la experiencia que vivimos con Iggy Pop fue extraordinaria. Hemos tenido la fortuna de trabajar con mucha gente de mente abierta. La colaboración musical te ofrece un punto de vista diferente, ¿sabes? Es como viajar por el mundo, yendo a países distintos y viendo cosas diferentes. Y las vives y eso te cambia. Cuando colaboras pasa igual. Es un intercambio generoso de información, de experiencias, compartidas a través de la música. Esto para lograr una combinación extraña. Y se trata de eso, de no saber qué va a pasar.

Everything, Everything (Live), lanzado en el 2000, sigue sonando contundente.