AEROPUERTO 1985

Despegue con obstáculos tanto para el nuevo aeropuerto como para los aviones en Medellín.

30 de septiembre de 1985

La noticia era demasiado mala para ser cierta. ¿Cómo podía ser que, al día siguiente de su inauguración oficial, los pilotos le dijeran al país que el nuevo aeropuerto de Medellín, el moderno José María Córdoba, que había costado más de 15 mil millones de pesos, no servía, o servía tanto como el viejo terminal aéreo que pretendía reemplazar? Un informe del Noticiero de las 7, el jueves en la segunda cadena, y las declaraciones el viernes a Caracol del capitán Guillermo Arboleda, vicepresidente de la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles, Acdac, le comunicaban al país que, por problemas de ubicación, el nuevo aeropuerto no podía ser operado por el sistema de vuelo de instrumentos por los aviones jet que llevaran un determinado número de pasajeros.
Según el capitán Arboleda, la ubicación de los cerros cercanos a la pista del terminal obliga a los aviones a subir con un ángulo de inclinación superior al que resulta aconsejable dentro de los niveles minimos de seguridad, cuando los aparatos llevan una carga de pasajeros y equipaje normal. (Ver gráfico). Los procedimientos indicados por los manuales diseñados para el despegue del aeropuerto de Medellín, le exigen a los aviones, según Arboleda, "una velocidad mínima de 140 nudos y una capacidad de ascenso de más del 5 por ciento, para poder sobrepasar los obstáculos que hay dentro de la trayectoria del vuelo. Pero sucede que la posibilidad de ascenso de un avión no es de ese valor. Ningún avión está diseñado para cumplir con esas condiciones y encontramos cómo cualquier avión de tres turbinas, como el jet boeing 727, sólo está diseñado para cumplir con un ascenso del 2. 7 por ciento".
En resumidas cuentas, 15 mil millones de pesos invertidos en el aeropuerto que prometía ser la solución para el tránsito aéreo de Medellín con las demás capitales y con el exterior, estarían siendo enterrados,pues la obra no cumpliría con el objetivo de mejorar las condiciones de seguridad y operatividad -en especial durante la noche- que se encontraban en el viejo aeropuerto Olaya Herrera.
Si el país había aceptado emprender esta gigantesca obra, pese a que el acceso al aeropuerto desde Medellín resultaba lleno de obstáculos y exigía la construcción de un costosísimo túnel, era porque el nuevo terminal permitiría que la segunda ciudad del país pudiera, entre otras cosas, recibir vuelos nocturnos. Y si los pilotos anunciaban que esto sólo se podía hacer con los aviones prácticamente vacíos, con gran perjuicio económico para las aerolíneas, la conclusión obvia era que hubiera sido mejor ahorrarse la inmensa inversión.
O por lo menos, si se iban a invertir 15 mil millones de pesos, lo lógico era esperar que los cálculos para el diseño del aeropuerto lo conviertieran en un terminal operable casi bajo cualquier condición. Arboleda denunciaba que ni las aerolíneas ni los pilotos habían sido consultados a la hora de los diseños y que en este punto se centraba el principal error de la Aeronáutica Civil, encargada de la realización de la obra.
La respuesta de Aerocivil no se hizo esperar. En una rueda de prensa convocada por el director de Operaciones Aéreas, el mayor Julio Otálora, éste reconoció que con los actuales manuales de procedimiento existían restricciones para la operación de 727, 707 y 747, los aviones que precisamente más se operarían en el nuevo terminal. Según Otálora, en pocos días estará listo un nuevo manual de procedimientos que incluirá un despegue con viraje de los aviones hacia la derecha que solucionará el problema.
Aunque la respuesta de Aerocivil parecía satisfactoria, quedaban algunas dudas en el ambiente, basadas en el hecho de que este procedimiento supuestamente adecuado, no hubiera sido señalado por los manuales desde un principio, pese a los años que se demoró la construcción del aeropuerto. Por otra parte, el Consejo Superior Aeronáutico anunció que estudiará las denuncias de los pilotos. Este Consejo, encargado de debatir los problemas aeronáuticos del país en audiencias públicas con la participación de todos los interesados, deberá analizar, sin duda las razones por las cuales no se diseño desde un principio el procedimiento adecuado para el despegue de los aviones jet por instrumentos, pues si no se establecen estas razones, de hecho Aerocivil le estará dando la razón a los pilotos cúando éstos aseguran que no se les consultó. Tempestad en un vaso de agua o grave denuncia: esa es la alternativa que resolverán, el Consejo Superior Aéronáutico y el futuro, cuando se comience a operar el nuevo procedimiento anunciado por Aerocivil.