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MODERNIZACION

Arrancó la meritocracia

Nombrar directores regionales del ISS, el Sena y el Icbf por concurso resultó tan novedoso como complicado.

18 de diciembre de 2003

Muchos gobiernos habían prometido montar en el sector público colombiano una meritocracia. Pero la idea, por lo general, sucumbía a las realidades políticas de un Congreso con una clientela qué colocar y un Ejecutivo urgido de aprobar sus proyectos de ley. Esta vez el gobierno Uribe está llegando más lejos que sus antecesores.

En tres instituciones clave: el Instituto de Seguros Sociales (ISS), el Sena y el Instituto de Bienestar Familiar (Icbf) -todas muy codiciadas por los políticos porque manejan enormes contratos y nóminas en todo el país- se abrió concurso de méritos para contratar a los directores regionales. La selección la hizo Unión Temporal Triar, una alianza de tres reputadas firmas buscatalentos: Spencer Stuart, Top Management y Aristos Consultores de Colombia. No debió ser fácil. A los 25 cargos de directores regionales del Sena se presentaron 9.800 personas; para los 28 cargos de gerentes del ISS se presentaron 5.336 aspirantes, y para los 33 jefes regionales del Icbf hubo 8.039 candidatos.

La semana pasada salieron escogidos los primeros cinco gerentes de las regionales más grandes del ISS. Según explicó Héctor Cadena, presidente de la entidad, Triar escogió una terna de finalistas para cada cargo y él los convocó a una sesión de trabajo en Bogotá, donde se les presentaron la entidad y las metas del gobierno. Luego se hizo un taller en el que se evaluó la participación de los aspirantes. De ahí salieron los escogidos. "Se lo ganaron por mérito propio y esa es la gran diferencia; están muy motivados", dice Cadena, quien explica además que los otros finalistas no seleccionados serán tenidos en cuenta para otros cargos.

En el Sena el procedimiento fue similar. El gerente general, Darío Montoya, les presentó la entidad y sus objetivos a los finalistas de las cinco ternas escogidas para las direcciones más grandes y además les puso un reto: les dio un caso problemático para resolver. Sólo en el caso de una regional ninguno de los tres aspirantes ofreció una solución adecuada, según dijo Montoya a SEMANA. El proceso en el Icbf fue similar al del ISS con las primeras seis ternas finalistas para los directores de las regionales más grandes. Según Beatriz Londoño, directora del Icbf, el taller con los aspirantes fue un éxito por la calidad profesional de los escogidos.

En el caso del Sena, como en el del Icbf , las ternas evaluadas por el director de la entidad se le presentarán a cada gobernador y son éstos los que escogen al gerente regional. Habrá que ver si la meritocracia se respeta hasta el final en todos los departamentos.

¿Significa este proceso que están los mejores? Con seguridad son personas idóneas pero existen todavía obstáculos para que lleguen "los mejores y los más brillantes", parafraseando a John F. Kennedy. El primero son los salarios en comparación con la responsabilidad. Así, por ejemplo, en la regional del Icbf Bogotá un gerente maneja 103.000 millones de pesos y gana alrededor de cuatro millones de salario, dependiendo del monto de la prima técnica (ver tablas). Y en la regional del ISS de Antioquia un gerente tiene que velar por la atención de millón y medio de afiliados de EPS, ARP y pensiones y gana un poco más de cinco millones al mes.

Según los expertos el desfase del sector público, frente a su equivalente en el privado, está sobre todo en estos cargos directivos, y eso le dificulta al Estado atraer a los mejores talentos en el mercado. Así mismo le quedará difícil retener a los buenos que acaban de llegar.

¿Estuvo el proceso libre de toda injerencia política? Según diversas fuentes consultadas por SEMANA hubo unos pocos candidatos apadrinados por políticos que están llegando a la recta final. No obstante, aun si se trata de miembros de un grupo político son gente idónea que sabe que no le debe el puesto al político sino a su propio mérito, y eso ya es una diferencia enorme con lo que sucedía antes. Además algunos de los actuales directores regionales, como en el Sena, por ejemplo, se presentaron a concurso y han quedado de finalistas, comprobando que eran los mejores en el cargo desde el principio.

El conflicto grande va a llegar cuando termine el proceso y los antiguos gerentes, que eran fruto del padrinazgo político, sean reemplazados. Ahí los políticos sentirán el golpe a su clientela. La recién llegada meritocracia tendrá, entonces, su prueba de fuego: demostrar que resiste la presión y la manipulación politiquera. Los nuevos gerentes tendrán que probar que su gestión en entidades tan clave para la calidad de vida de la gente más pobre es definitivamente mejor que la de sus antecesores.