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¿ASESINADO BATEMAN?

Versiones recogidas por SEMANA indican que un grupo disidente del M 19 habría alterado la brújula de la avioneta en que viajaba Bateman y que tendrían en su poder parte de los restos del que fuera comandante del M 19

5 de marzo de 1984

Cuando Gabriel García Márquez bautizó el caso Bateman como un misterio sin fin, tenía mucha mas razon de lo que la gente llegó a pensar. Después de que se diera por desaparecida la avioneta que piloteaba el parlamentario Antonio Escobar Bravo y en la cual viajaban Jaime Bateman Cayón y dos de sus lugartenientes, todo el mundo se había hecho a la idea de que cuando se hallaran los restos del aparato, el misterioso final de la vida de novela del jefe guerrillero se aclararía para siempre. Nada más falso. Tras el rescate de los restos a fines de la semana pasada, surgieron más preguntas que respuestas. Algunos indicios e insistentes rumores que se propagaron en Panamá dejaban abierta la posibilidad de que la muerte de Bateman no hubiera sido un simple accidente.
La historia del hallazgo de los restos del avión HK-2139P tiene un personaje central. Se trata del piloto norteamericano Robert McLaine, un excombatiente de Vietnam que se vinculó en Colombia a actividades de narcotráfico y, muy interesado por el dinero que según las versiones que corrían el año pasado estaban en una maleta que Bateman llevaba, se dedicó a buscar minuciosamente las huellas del desastre. Un día soleado de fines de diciembre, creyó ver entre la espesa selva de la Provincia de San Blas, al norte de Panamá, la cola del avión y su matrícula.

LA INVESTIGACION
A partir de estos elementos, viene tomando fuerza una versión, que aunque no ha sido cabalmente comprobada -y que seguramente nunca podrá serlo del todo- es sustentada por una serie de fuentes que SEMANA consultó.
Entre ellas están dos pilotos privados panameños, uno de los cuales conocía a McLaine y el otro le había prestado servicios aéreos al propio Bateman. La otra fuente es el periodista colombiano Gonzalo Guillen del Noticiero T.V. Hoy, que desde hace varias semanas viene adelantando una minuciosa investigación sobre el caso.
Guillen inició su investigación cuando fue contactado en Urabá por un grupo de personas que se identificaron como disidentes del M-l9, y que se responsabilizaron de la muerte de Bateman. Estos le habrían revelado a Guillen que habrían alterado la brújula del avión con el fin de ocasionar el accidente.
Uno de los pilotos panameños, el amigo de McLaine, agregó nuevos datos a ésta versión al señalar que el norteamericano decía haber contactado un grupo de disidentes del M-19 para emprender conjuntamente la búsqueda del avión. McLaine y el grupo de incidentes se dirijieron a la zona del accidente, después de que el piloto gringo recorrió de nuevo la región y obtuvo una serie de fotografías aéreas utilizando película de alta definición, gracias a lo cual pudo verificar que lo que había visto días antes no había sido un espejismo. Durante 14 días, la brigada de rescate de los desidentes llevó a cabo la búsqueda a pie, abriendo trocha en la manigua, hasta llegar a la escarpada zona donde cayó el avioneta.
Esto sucedió hace tres semanas. Los disidentes removieron los escombros del aparato, identificaron la osamenta de Jaime Bateman, encontraron la maleta con el dinero así como importantes documentos de la organización y recogieron los papeles de identificación, unos falsos, otros verdaderos, de los ocupantes del aparato. El grupo procedió a retirar del lugar los restos de Bateman, el dinero y los documentos del movimiento, después de algunas jornadas de agotadora labor. Ellos mismos llevaron a los indios Cunas los papeles de identificación y les contaron sobre el hallazgo de los restos del avión.
Los Cunas, que habitan un conjunto de islas frente a las costas de San Blas y que sólo se desplazan al continente para cazar habían encontrado los disidentes unos días antes pero no habían dado aviso a las autoridades. Cuando los indígenas tuvieron en sus manos los documentos de identificación, a fines de enero procedieron a entregarlos al gobierno panameño, que después de las primeras verificaciones comunicó el hallazgo a las autoridades de la Aeronaútica Civil colombiana.

LOS CONSPIRADORES
Según la versión que Guillen conoció, los disidentes habrían preparado el accidente horas antes de que la avioneta de Escobar despegara de Santa Marta, de donde salió piloteada por el parlamentario conservador hacia una pista clandestina en Ciénaga donde minutos después recogió a Bateman, y a Nelly Vivas y Conrado Marín, miembros también del M-19, en la mañana del 28 de abril de 1983.
Los conspiradores habrían alterado la brújula del avión, de tal manera que durante el vuelo, el curso del aparato se viera afectado en unos diez grados. Este hecho habría llevado a Escobar a creer que se encontraba muy cerca del aeropuerto de Paitilla, a donde debía llegar, cuando en realidad sobrevolaba la Provincia de San Blas y estaba a punto de penetrar en una turbulencia segundos antes de caer en barrena y venirse al suelo.
Empleados del aeropuerto de Paitilla en Panamá dijeron a SEMANA que Escobar debía conocer muy bien la ruta a Paitilla "pues vino con frecuencia, casi una vez por semana durante los meses anteriores". Sin embargo Escobar estaba lejos de ser un piloto experimentado que se perdería al no contar con una brújula que funcionara en forma adecuada. Al parecer, los conspiradores habrían calculado que el avión podía seguir volando hacia el oeste sin encontrar el aeropuerto de Paitilla y quizá penetrar en zona del canal de Panamá, donde el celo de los norteamericanos podía fácilmente producir cualquier desastre. Si los ocupantes del avión tenían suerte, podrían sobrepasar el canal, pero terminarían por accidentarse por falta de gasolina como suele suceder con un avión perdido, que no cuente con grandes reservas de combustible.
Después del accidente, los conspiradores se interesaron en localizar el avión, pero sus cálculos fallaron y durante meses creyeron que podían hallar los restos en cercanías de la frontera colombo-panameña, teniendo en cuenta que el avión podía haber tratado de buscar un aterrizaje en Montería, que Bateman había previsto para algunos contactos con el EPL. Quizá la falla en la brújula explique porqué Bateman nunca llegó a Montería, donde se quedaron esperándolo otros seis guerrilleros.
Los conspiradores tuvieron finalmente una clave sobre los restos del avión, cuando fueron contactados a principios de enero por el piloto McLaine. Ellos no sólo habrían estado interesados en recuperar el dinero, sino también los documentos de la organización, que resultaban particularmente interesantes para ellos.

DISIDENCIA Y MAFIA
Versiones conocidas por SEMANA en Panamá y Medellín revelan que efectivamente existía dentro del M-l9 una disidencia que rechazaba de plano los contactos que la organización guerrillera mantenía con la mafia del narcotráfico, para la compra de armas. Ese armamento según las mismas versiones era a veces recibido por la organización a cambio de algunos favores que el M-19 le hacía a los narcotraficantes, vigilando las famosas "cocinas", o sea las fincas donde se procesa la coca.
A ésta misma corriente de inconformes y disidentes pertenecerían, según los informes, los secuestradores de Martha Nieves Ochoa, que con su acción desataron una guerra a muerte entre el M-19 y el movimiento que surgió entonces como reacción de los narcotraficantes: el MAS.
Para estos disidentes, era mejor enfrentarse con el MAS que colaborar con la mafia. Pero, y esto parecía saberlo la dirección del movimiento guerrillero esta situación perjudicaba considerablemente la adquisición de armas. De ahí que Bateman hubiera buscado un acercamiento con el MAS, en una reunión que debía realizarse en Panamá, y para la cual precisamente, el jefe guerrillero había decidido viajar al vecino país, según lo confirmó en el N° 89 de SEMANA Carlos Ledher Rivas.
Al parecer, los documentos que Bateman llevaba incluirían algunos apuntes básicos para ese acuerdo con el MAS, que habría de firmarse en Panamá. De ahí que los disidentes, que en enero llegaron hasta los restos del avión estuvieran tan interesados en esos papeles.

UNA MALETA EXPLOSIVA
Los miembros del grupo de conspiradores también habrían estado interesados en recuperar el dinero. No se sabe cuanto era y se ha descartado que sean varios millones de dólares en efectivo, como se especuló inicialmente, pues esa cantidad de billetes por sí sola hubiera impedido el despegue de la avioneta. Quince millones de dólares en billetes de a cien, son unos ciento cincuenta mil billetes, cuyo peso habría resultado excesivo en este vuelo, pues la avioneta volaba con cuatro ocupantes que era toda su capacidad. Las fuentes de Guillen le informaron que uno de los disidentes habría logrado recuperar unos $150 mil dólares de la maleta de dinero que Bateman llevaba pero que la suma total era superior a esa.
Esa maleta no era precisamente normal. Bateman la había recibido como un regalo especial y entre sus características se destacaba un sistema de seguridad explosivo que se detonaba si la maleta era abierta a la fuerza, por alguien que no conociera la clave de sus cerraduras. Queda la duda de cómo lograron abrir la maleta quienes supuestamente la retiraron del sitio del accidente y extrajeron el dinero.
Se sabe que Bateman viajaba en el avión con una pistola y dos granadas. Nada de esto fue hallado por las autoridades panameñas y es de presumir que los disidentes también las hayan llevado con sigo.

LOS HUESOS
Investigaciones preliminares indican que entre las bolsas plásticas y dE lona que las comisiones del rescate de gobierno panameño trajeron a las 3 y 40 de la tarde del lugar del accidente al aeropuerto de Paitilla, no venían los huesos de Jaime Bateman Cayón Y si venían, no venían completos, pues su dentadura no fue hallada entre los restos. La comisión de rescate del gobierno panameño tampoco encontró la maleta con el dinero. En cambio, encontró las osamenta en estado de desorden. Se sabe que los indios Cunas no tocaron los restos. Esto hace más probable la versión de que alguien efectivamente haya estado en el lugar del accidente antes que el gobierno panameño, para retirar de allí el dinero, los documentos de la organización, las armas y los huesos de Jaime Bateman.
La comisión tampoco habría encontrado la tibia derecha de Bateman, que resultó astillada cuando el jefe guerrillero tenía apenas 9 años y le fue mal colocado un yeso, tras haber sido atropellado por un camión.

MISTERIO SIN RESOLVER
Es indudable que en esta versión hay tantos datos ciertos como interrogantes por resolver.
Entre los datos confirmados, el más trascendental es que alguien efectivamente encontró el avión antes que el gobierno panameño, y transformó la escena del accidente.
Es altamente probable que alguien haya removido los restos de Bateman como se desprende de declaraciones extraoficiales de altos funcionario del gobierno de Panamá que SEMANA pudo conocer.
El que la pistola de Bateman y las dos granadas que se sabe que éste llevaba consigo no aparecieran, son prueba irrefutable de que en efecto alguien metió mano en el lugar de los hechos.
Se podría especular, que una versión más probable sería que Bateman nunca estuvo en el avión. Contra esto sin embargo existe el pronunciamiento oficial del M-19, que confirmó que efectivamente el jefe guerrillero había muerto en el accidente. Otro detalle menor a favor de la hipótesis de que Bateman sí volaba en el aparato accidentado, es la aparición de una máquina de escribir de un modelo muy sofisticado y específico, exactamente igual a la que el dirigente siempre llevaba consigo.
Teniendo encuenta que el pronunciamiento oficial del Procurador de Panamá, Isaac Chan, dice que no existe evidencia concluyente de que los restos de Bateman se contaban entre los recuperados, adquiere verosimilitud la historia según la cual fueron removidos.
En cuanto a la versión de que un grupo disidente del M-l9 haya estado involucrado en el asesinato de Bateman, SEMANA entró en contacto con la alta dirección de éste movimiento para preguntarle qué credibilidad le daba.
Esta, sin desmentir los datos parciales sobre la misteriosa desaparición del cadáver, afirmó que la versión global es ficticia, y que fue propalada por servicios de inteligencia militar. Queda entonces el gran misterio por resolver: ¿Quiénes son las personas que se presentaron como miembros de la supuesta división del M-19 que reivindica el asesinato? ¿Porqué pilotos panameños citando a la mafia como fuente corroboran parte de la historia? ¿Porqué dos fuentes tan diversas de dos países distintos coinciden en ciertos datos claves?