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| Foto: Thinkstock

ESTUDIO

Cinco de cada diez estudiantes en Cundinamarca sufren matoneo

Un estudio La Sabana revela que el 63 % de los alumnos ha recibido ofensas verbales y el 23 % ha sido golpeado por otro estudiante.

9 de septiembre de 2014

El denominado matoneo es objeto de análisis en todos los países del mundo. En Colombia se han conocido varios casos de agresiones y discriminación a estudiantes que han terminado hechos fatales. El más reciente es el caso del suicido del estudiante Sergio Urrego, por su condición homosexual. Por esto, la Universidad de La Sabana presentó un estudio sobre este panorama en la capital.

Según la investigación de la Maestría en Educación de la Universidad, la violencia y el rechazo social son las principales características de la convivencia escolar en los colegios de Bogotá. “El 47 % de los alumnos en la región ha sido agredido física o verbalmente por otro compañero de clase”, advierte.

Según el estudio, en el que se consultó a 1.091 estudiantes y 101 profesores de nueve instituciones educativas –cinco oficiales y cuatro privadas– de Cogua, Sopó, Tenjo, Tocancipá y Zipaquirá, el 53 % de los jóvenes mantiene relaciones sociales agresivas y el 89 % de los conflictos se genera por roces entre profesores y estudiantes.   

El decano de la Facultad de Educación de la Universidad de La Sabana y director del estudio, Ciro Parra, dice que “el 7 % de los jóvenes ha agredido gravemente a un compañero en medio de una pelea o discusión en el colegio. Y el 9 % ha sido víctima de agresión por parte de un docente”, dijo.

Además, habló sobre la hipersensibilidad con el tema de algunos estudiantes. “Lamentablemente aún hay actitudes de los maestros que son consideradas por los estudiantes agresiones. Pero hay que tener en cuenta que esta es una percepción y que hay hipersensibilidad en algunos alumnos. Que lo griten, lo regañen injustamente o le hagan un comentario irónico delante de sus compañeros puede ser asociado con ataque”, señaló Parra.

En materia de violencia y falta de autoridad, el estudio es contundente. El 47 % de los alumnos entrevistados ha tenido comportamientos y actitudes agresivas hacia otros compañeros de clase. Por su parte, los docentes reconocieron que la interacción entre los alumnos no es buena sólo en el 18 % de los casos. “Esto demuestra el desconocimiento que tienen los profesores de la convivencia que existe en los centros educativos”, agrega el documento.

Los tipos de agresión son variados. Por ejemplo, la intimidación o el chantaje se utilizan en el 15 % y el rechazo social es del 36 %. Estos se han convertido en otras formas de agresión entre los jóvenes.

“En los colegios, especialmente en los privados, hay rechazo entre niñas. Algunas aíslan a otras porque simplemente no son populares o no son muy bonitas. Entonces se generan los primero conflictos”, afirmó Parra.

En la actualidad, según el decano, las niñas no se dejan y son tan agresivas físicamente como los hombres. “Hay un cambio en los papeles sociales, las mujeres ahora responden a la agresión; incluso, muchas inician el ataque, especialmente entre ellas”.

La investigación reveló que, en más de la mitad de los casos (75 %) sí lo hacen, pero pocos se lo cuentan a los familiares (22 %) o a un profesor (9 %). El resto prefiere contarle a un amigo.  

Otros tipos de agresión son: insultos y hablar mal del otro (63 %), agresiones físicas (23 %) y destrozo o robo de material y prendas de vestir (33 %).

El 89 % de las peleas en los planteles se da porque los estudiantes y profesores son muy conflictivos y el 31 % porque los docentes son muy intolerantes.

Otro motivo es la falta de respeto entre alumnos y docentes en el 61 % de los casos. El 50 % de los jóvenes, además, señaló que a los maestros les falta autoridad y manejo disciplinario.   

El estudio también reveló que los parques y patios situados en el interior y el exterior de las instituciones educativas son los lugares preferidos por los alumnos para iniciar una riña. Como se dan afuera, en su gran mayoría, pasan por inadvertidas.

“Estas situaciones permanecen en el anonimato y no son sancionadas en las instituciones. En todos los colegios existe un punto ciego donde se generan peleas, casi siempre relacionadas con actividades deportivas”, concluyó Parra.