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Distintos estudios en el mundo empiezan a señalar que las personas positivas y asintomáticas para covid-19 en rigor tienen menos capacidad de contagio dado que la transmisión –no solo en este virus– está muy vinculada a los síntomas. | Foto: JONATHAN CHIQUIZA

PANDEMIA

Asintomáticos: ¿Por qué el peligro está en quienes menos se espera?

Los asintomáticos cruzaron las fronteras sin ser detectados por los controles de temperatura de los aeropuertos, incluyendo El Dorado. Ellos representan uno de los factores más dinamizantes en la propagación del coronavirus. Las pruebas, la clave. Así va Colombia en este frente.

19 de abril de 2020

Las 52.000 pruebas para covid-19 que hasta ahora se han hecho en el país han estado dirigidas a personas con síntomas manifiestos ya sea en centros de salud o en casas, así como a quienes son sospechosos por haber tenido contacto con alguien diagnosticado como positivo. En síntesis, la estrategia ha sido la del cerco epidemiológico a pacientes y probable pacientes de la pandemia.

De allí se derivan las cifras oficiales de 3.439 casos confirmados, 153 fallecidos y 634 recuperados. Pero al cerco escapan los asintomáticos, las personas que sin padecer la enfermedad son portadoras del coronavirus y lo transmiten. 

Ahí está una de las claves para que el virus se propague a gran velocidad: hay un porcentaje de infectados que no desarrollan síntomas y eso deriva en que esa persona, asintomática, puede contagiar por un tiempo considerable a otros pues presume que no está infectada. Los científicos la llaman la transmisión sigilosa.

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Hace tres meses, cuando la epidemia empezó a moverse fuera de China, es decir cuando se proyectó como pandemia, muchos países adoptaron medidas en sus aeropuertos como tomar la temperatura de los viajeros para detectar preliminarmente posibles contagiados. Pero los asintomáticos positivos podían, sin ningún problema, superar ese filtro: no sufren fiebre.

Ni temperatura alta ni ningún otra dolencia. Tos, dolor de garganta, congestión nasal, malestar, dolor de cabeza, dolor muscular. Ninguno de esos síntomas típicos padecen los asintomáticos.

El pasado miércoles el ministro de Salud, Fernando Ruiz, en una exposición virtual ante el Senado, dijo que de acuerdo a parámetros internacionales estimaba que el 12 por ciento de los contagiados por el virus son asintomáticos. Es una cifra alta y uno de los pocos datos que se conocen en el país sobre esa enigmática categoría. 

En el mundo científico no hay claridad absoluta de por qué unos afectados desarrollan síntomas y otros no. El asunto parece obedecer –en cada caso– a condiciones de la persona y no al virus. Además los asintomáticos no son un rasgo exclusivo del coronavirus, en otras infecciones también se presenta. Lo que sí es característico de la covid-19 es que los niños son asintomáticos por excelencia. Es un alivio. Pero hay que considerar que los menores, al mismo tiempo, son el grupo poblacional que más contacto físico e interacciones desempeña, lo que potencia su capacidad de transmisión del virus.  

El profesor Jagdish Khubchandani, un reputado virólogo asociado a la Universidad Estatal de Ball, en Estado Unidos, lideró un estudio sobre la transmisión sigilosa de la covid-19 y concluyó que puede haber cinco o 10 casos no detectados por cada uno que conocemos. "Creo que podría ser más, pero ciertamente no menos", dijo. Todo indica que los asintomáticos son uno de los factores más dinamizantes en la propagación del virus. 

Los epidemiólogos recomiendan hacer pruebas entre asintomáticos, empezando el personal que sigue laboralmente activo como médicos, empleados de supermercados, domiciliarios y policías. Hacía allá irá Colombia.

Para tener una radiografía exacta de los asintomáticos y sus efectos propagadores habría que practicar pruebas a todo un universo poblacional concreto y analizar sus interacciones de la mano de un seguimiento periódico. Algo parecido al estudio que se hizo recientemente en tiempo real en el crucero Diamond Princess. La embarcación fue puesta en cuarentena cuando arribó a Japón luego de que se tuvo noticia que un expasajero había dado positivo. A bordo habían 3.711 turistas y miembros de la tripulación. Se practicaron 3.063 pruebas de las cuales 634 resultaron positivas. Pero lo más interesante es que del total de casos confirmados 306 eran sintomáticos y 328 asintomáticos. Al concluir la cuarentena los contagiados, con y sin síntomas, fueron trasladados a centros médicos. Se trataba de extranjeros provenientes de 28 países, por lo que las autoridades de Japón los catalogaron como casos externos sin permitir una divulgación pública de su evolución clínica.

Hacer una foto del fenómeno de los asintomáticos es muy difícil. Pero eso no quiere decir que no se deba intentar. Y la única fórmula para aproximarse a ese propósito es practicar el mayor número de pruebas posible. Aunque la disponibilidad de estas es limitada y el margen de maniobra de la emergencia oscila entre dramático y catastrófico, no se deben dejar de lado los asintomáticos. 

La Cadena Ser, en España, le consultó al experto Daniel López Acuña exdirector de Acción Sanitaria en Situación de Crisis de la OMS y este señaló que el número real de contagiados podría ser "10 veces mayor" a los datos oficiales. "No podemos contar lo que no podemos ver", dijo al señalar que es fundamental la realización de pruebas a pacientes asintomáticos porque así se puede estimar la dimensión del virus y tomar nuevas acciones para romper la cadena de trasmisión.

En el mismo sentido, destacados epidemiólogos como el italiano Sergio Romagnani recomiendan practicar pruebas entre asintomáticos y sugiere arrancar por el personal que sigue laboralmente activo en la cuarentena como el personal de la salud, los cajeros de supermercados, operadores de transporte, domiciliarios y policías, entre otros. Hacia allá irá Colombia en los próximos días. 

Martha Ospina, directora del Instituto Nacional de Salud dice que a partir de esta semana se empezará a desplegar una estrategia de pruebas masivas que abarcan casos severos y moderados, pero también leves y asintomáticos. “Efectivamente se estudiarán casi 100.000 personas de 8 poblaciones indicativas. Dentro de esas poblaciones se encuentran algunos conglomerados asintomáticos activos como, por ejemplo, personal de salud, cosechadores de café, reclusos de cárceles”.

El ministro de Salud explicó que la ampliación del cerco epidemiológico se puede dar en este momento gracias a que el país registra resultados preliminares favorables. Tras un mes de cuarentena los expertos que siguen el comportamiento de la epidemia en Colombia registran que su potencialidad de reproducción se ha reducido. La media mundial es de 1: 2,6 o 2,8. O sea, que cada persona contagiada le transmite el virus a casi tres. Luego de las medidas de aislamiento obligatorio esa tasa en Colombia está en 1: 1,2 y se espera que siga reduciéndose hasta 1:1 para el 27 de abril cuando el país pasaría de un confinamiento severo y general a uno flexible.



“Si bien son prioridad las medidas de atención inmediata en la primera fase, y acompañándose de la educación a la población que empieza a enfermar, en la medida que cada país pueda ofrecerlo se debe proseguir con pruebas a gran escala a través de un mapeo poblacional para tratar de localizar las personas asintomáticas o con síntomas, con fines de hacer un control efectivo de los focos de diseminación (spreaders) en un área determinada”, explica Juan Manuel Gómez, infectólogo del Jackson Memorial Hospital-Universidad de Miami y de la Fundación Santa Fé en Bogotá.

Distintos estudios en el mundo empiezan a señalar que las personas positivas y asintomáticas para covid-19 en rigor tienen menos capacidad de contagio dado que la transmisión –no solo en este virus– está muy vinculada a los síntomas. Pero esa ventaja en realidad guarda una trampa pues a menor presencia de sintomatología menos prevención tanto del individuo como de las personas cercanas. Y esa invisibilidad, según el contexto sociocultural, puede derivar en más proyección de contagio.

Los científicos han podido establecer que la covid-19 tiene tres momentos: un período inicial o ventana que son los cinco días a partir del contagio en los que el virus se incuba. Luego sobrevienen dos semanas en las que suelen presentarse los síntomas con más intensidad, y tras esos 14 días el virus desaparece en la mayoría de los casos (a excepción de los críticos) siendo este el tercer momento.

Esa cronología es clave para entender la dinámica de las pruebas de detección del virus. En los primeros cinco días es muy difícil que un test revele la presencia del virus. Después del quinto día –sea una persona asintomática o sintomática– una prueba rápida molecular podrá detectar el virus con altísima probabilidad. Y en la tercera fase nuevamente es difícil determinar que por allí pasó el covid-19. En el caso de los asintomáticos no es fácil determinar las fases. En cualquier caso, derrotado el virus, solo es posible saber si la persona fue infectada a través de pruebas de anticuerpo.

“La variable del asintomático lleva a suponer que todos podemos estar potencialmente infectados, y de ahí la importancia de no bajar la guardia con el aislamiento físico”, advierte el infectólogo Carlos Álvarez, uno de los expertos que asesora a la Alcaldía de Bogotá en el manejo de la crisis. “En las calles veo la gente con tapabocas –agrega– pero no hay mayor preocupación por guardar distancia entre las personas. El distanciamiento social se mantiene frente a quien tiene tos o cualquier otro síntoma, pero no sabemos quién es positivo asintomático, así que hay que tener distancia con todo mundo”.

Mientras que los ciudadanos deben seguir manteniendo el distanciamiento físico constante y permanecer en casa en la medida de los posible, el Estado debe redoblar esfuerzo por hacer más pruebas de PCR o las llamadas moleculares. Hasta hoy han hecho 52.085 en el país, alrededor de 1.083 por cada millón de habitantes. De acuerdo con algunos, esa cifra es baja, pues para conocer la dispersión del virus hay que hacer 5.000 pruebas por millón de habitantes.

En Bogotá han realizado 2.216 por cada millón, lo cual no es un mal número, pero resulta insuficiente. El INS anunció que este frente va a mejorar gracias a que de 32 departamentos, 10 han logrado desarrollar capacidad diagnóstica. Ese despliegue permitirá realizar las 100.000 pruebas que acaparán tanto a sintomáticos como a personas que no registran ningún síntoma

Este domingo The New York Times hizo un análisis muy ilustrativo –y preocupante– sobre el misterio general en torno al fenómeno de los asintomáticos. Señaló que China está revisando sus propias estimaciones frente a las personas positivas sin síntomas. Esto luego de que en febrero, un importante estudio concluyó que solo el 1 por ciento de los casos en Wuhan fueron asintomáticos. Una nueva investigación dice que tal vez el 60 por ciento lo fue. Nuestras brechas de conocimiento siguen siendo lo suficientemente amplias como para hacer llorar a los epidemiólogos.

Ante ese desconcertante panorama solo una opción es sensata y posible: que todos actuemos como si estuviermos contagiados de covid-19. Esa es la mejor medida frente a un entorno en el que a ciencia cierta se desconoce quién posee el virus y ni siquiera lo sabe.