Home

Nación

Artículo

| Foto: Fiscalía General de la Nación

ORDEN PÚBLICO

Los estafadores que hackearon al Ejército

Jóvenes que querían integrar las filas del Ejército terminaron siendo víctimas de la banda los Yaras, un grupo de estafadores que ya fueron capturados. Esta es la increíble historia.

22 de agosto de 2017

La historia de Juan José inicia el 31 de marzo de 2016, el día en que decidió dirigirse hacia las instalaciones del distrito militar número 17 con sede en la ciudad de Cali, con la ilusión de poder participar en el curso de suboficiales del Ejército.

En el lugar, Juan José se encontró con el soldado Peláez, quien le brindó información y le pidió su número de celular para poder contactarlo a su vez con el cabo Ramírez, presunto miembro de la escuela de suboficiales con sede en Cundinamarca.

Por teléfono, el supuesto cabo le indicó que para ingresar al Ejército tenía que disponer de 5 millones de pesos en efectivo para gastos médicos, equipos de combate e inscripciones; así como del tiempo necesario para viajar a Bogotá a iniciar los trámites pertinentes para su incorporación.

Confiado en el origen de la información, Juan José viajó al día siguiente a la capital, para encontrarse con los otros aspirantes al proceso en la estación de servicio más cercana a la terminal de autobuses de la ciudad.

En el sitio lo esperaban tres hombres y una mujer dispuestos en una camioneta blanca, en cuyo baúl encontró dos equipos de campaña y material privativo de las Fuerzas Militares. Sentado entre dos hombres en la parte de atrás, el joven caleño se alarmó cuando se dio cuenta de que el vehículo no se dirigía al Distrito Número 1, pero ese fue el mismo momento en que lo amenazaron con un revólver.

Más adelante los agresores lo forzaron a bajarse en un potrero en el que lo requisaron, le quitaron la ropa, el celular y el millón de pesos que traía consigo, preguntando insistentemente por los 4 millones faltantes para la presunta incorporación. Cuando Juan José respondió que no lo traía consigo porque pensaba consignarlo, se ganó un cachazo propinado con el arma en la cabeza, tras lo cual lo dejaron herido y tirado, sin sus pertenencias, en una zona oscura de la ciudad de Bogotá.

Aunque los nombres fueron cambiados por razones de seguridad, el caso es real y "Juan José" fue una de las más de 200 víctimas que cayeron en la estafa montada por la banda los Yaras, a la que desmanteló este martes la policía Judicial CTI seccional Cundinamarca y la Brigada 13 del Ejército.

De acuerdo con lo que evidenció la investigación, la red de estafadores obtuvo los nombres y datos personales de los aspirantes que no pasaron el proceso de incorporación a través de los colaboradores de los que disponía en las instalaciones de Tolemaida, y les prometió volverse oficiales y suboficiales mediante pagos que variaron de 600 mil a 6 millones de pesos.

Las víctimas eran citadas cerca de las instalaciones militares antes de ser confundidas con diversas diligencias. A algunos los golpearon y los despojaron de su dinero, mientras que a otros solamente les entregaron documentos falsos y dejaron de contestarles el teléfono.

Hasta allí habría podido tratarse solamente de una red de bandidos que se aprovechó de la buena voluntad de los incautos que no aceptaron su suerte en el Ejército. Pero el caso escaló cuando los investigadores descubrieron que la propia página de internet de la Escuela Militar de Suboficiales había sido hackeada y manipulada para que en lugar del teléfono de contacto del oficial de incorporación apareciera el de una de las sindicadas de integrar la estructura delictiva.

Por ese motivo, 9 personas fueron sindicadas de los delitos de estafa en masa, concierto para delinquir, falsedad personal y suplantación de sitios web para capturar datos a partir de las 12 denuncias formales que se establecieron en su contra, de entre las más de 200 víctimas que fueron descubiertas gracias a la información hallada en los allanamientos realizados en casa de los presuntos delincuentes.

Alias Anderson, supuesto jefe de la banda, fue notificado del proceso en su contra mientras se encontraba recluso en la prisión Picota de Bogotá, a la que había sido condenado por acceso carnal abusivo con menor de 14 años y desde donde parece que seguía operando.

Junto con el fue arrestada alias Floria, cuyo número fue el que colgaron en la página de la escuela de suboficiales, así como el hermano del presunto cabecilla -integrante activo del ejército capturado en Corinto, Cauca-, dos ex bachilleres más que trabajaron en la oficina de incorporaciones, un tipógrafo de Girardot encargado de recibir los giros acusado en dos procesos más por estafas y tres personas más.

Salvo una de las mujeres arrestadas, todos los imputados recibieron medidas de aseguramiento consistente en detenciòn domiciliaria, con lo que se espera que aumenten el número de denuncias presentadas por las víctimas de la banda residentes en Caquetá, Cundinamarca, Tolima, Santander, Valle del Cauca, Risaralda, Quindío, Chocó, Putumayo, Antioquia, Boyacá, Bolívar, Meta y Atlántico.