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El periódico 'El Colombiano': el pulso paisa

Las tensiones entre las dos familias dueñas de 'El Colombiano' llegaron a un punto crítico. La directora, Ana Mercedes Gómez, se retiró y dejó vacante la dirección del periódico. ¿Qué tuvo que ver el uribismo?

21 de julio de 2012

El Colombiano es toda una institución en Antioquia. No en vano durante un siglo ha sido la principal fuente de noticias y de doctrina política para los paisas. Por eso, el hecho de que desde hace dos semanas no aparezca en la bandera de este diario, fundado en 1912, el nombre de Ana Mercedes Gómez, hija de uno de los fundadores y quien había sido su directora por 22 años, ha despertado todo tipo de interrogantes y comentarios.

La situación del diario, además, reviste un interés adicional para el resto del país porque en los últimos tiempos, a través de sus editoriales, se ha convertido en un valioso baluarte del expresidente Álvaro Uribe. Incluso, hay quienes como William Calderón, en su leída columna de El Nuevo Siglo, han especulado si este remezón lo que busca es bajarle la dosis de uribismo al diario.

Pero lo cierto es que detrás de su partida, y de la crisis que ha provocado y que nunca antes había vivido este periódico, hay razones tanto políticas como personales y familiares.

Todo comenzó el año pasado, cuando Ana Mercedes, educadora y comunicadora social, anunció a los socios que dejaría la dirección después de las celebraciones del centenario del periódico, que se realizaron en febrero pasado. Para sucederla, la familia escogió por mayoría a su sobrina Marta Ortiz Gómez, pero Ana Mercedes se opuso. Esto terminó generando una división no solo en la familia Gómez, sino un mayor enfrentamiento con los otros dueños del periódico, la familia Hernández.

Durante casi un siglo las dos familias, dueñas cada una de la mitad del periódico, han logrado convivir, a pesar de muchas diferencias. Mientras que los Gómez Martínez, cuya cabeza visible hoy es el exsenador y exalcalde Juan Gómez Martínez, han sido los responsables del manejo editorial y periodístico; los Hernández, liderados por el exsenador conservador Jorge Hernández, se encargan de la administración y los negocios. Cada bloque de la empresa, que el año pasado dejó utilidades cercanas a los 20.000 millones, tenía claro su papel. Y, casi siempre, estaban del mismo lado en materia política.

Pero las diferencias entre las familias comenzaron con la defensa acérrima que los Gómez, en cabeza de Ana Mercedes, terminaron haciendo del gobierno del presidente Álvaro Uribe, y se han agudizado con sus posturas recientes en las páginas del diario contra el gobierno de Santos, que no le han gustado ni a la dirigencia antioqueña ni a la familia Hernández. Toda una paradoja para una mujer que en sus primeros años como directora construyó una imagen de valentía e independencia porque no le tembló la mano para dar cuenta de las atrocidades de los grupos paramilitares y lo siguió haciendo, incluso, en la cúspide de aquella violencia que coincidió con Álvaro Uribe como gobernador de Antioquia. El distanciamiento, por aquel entonces, entre Fabio Valencia Cossio (el jefe político de Juan Gómez Martínez) y Uribe, que incluso los llevó a darse golpes durante el conteo de votos para la Gobernación en 1994, favoreció esa independencia del diario conservador.

La misma directora y el periódico empezaron a dar un giro radical en 2002. Fabio Valencia y Juan Gómez hicieron las paces con el nuevo presidente y el propio Uribe, que había sido cuestionado por el diario después de haber apoyado la creación de las convivir, ahora era aplaudido por su política de Seguridad Democrática y su mano dura contra la guerrilla. El Colombiano apoyó la reelección y Ana Mercedes, desde sus páginas, empezó a defender las ideas uribistas o las de sus aliados políticos. Así ocurrió, por ejemplo, cuando fue condenado Guillermo Valencia Cossio por su relación con grupos ilegales cuando era director de Fiscalías de Medellín. El Colombiano publicó un editorial diciendo que la justicia estaba politizada.

La tensión entre los Gómez y los Hernández aumentó en las elecciones pasadas: el periódico apoyó a Aníbal Gaviria a la alcaldía en contra del candidato de los Hernández. Y este año la tensión también llegó a la sala de redacción cuando fue designado Germán Manga, exasesor de prensa de Valencia Cossio y del exvicepresidente Francisco Santos, como nuevo editor general. Este nombramiento hizo que Carlos Alberto Giraldo, quien era el editor encargado; Rafael González, editor político, y una docena más de periodistas decidieran renunciar en protesta por la alta injerencia política en la información.

Pese a todo esto, aún no se sabe qué llevó a Ana Mercedes Gómez a llamar a las 10:30 de la noche del pasado 6 de julio para pedir que borraran su nombre de la bandera como directora. Desde entonces, dejó de ejercer sus funciones. Algunos han dicho que 'el florero de Llorente' que hizo explotar la crisis fue que ese mismo viernes, en la primera página del periódico, se publicó en primera página una foto del expresidente Álvaro Uribe con el título 'Gobierno atrasa el país: Uribe'.

El lunes siguiente llegó al periódico la junta directiva en pleno y reunió a los editores, a quienes les informaron que Luis Miguel de Bedout, el gerente por años del periódico, pasaba a ser presidente ejecutivo de toda la casa editorial. El martes 10 de julio, Ana Mercedes se despidió de su cargo en el editorial y la junta directiva publicó una comunicación agradeciendo su labor. Esa movida se interpretó como que el pulso de poder lo ganó esta vez la familia Hernández, de la cual hace parte De Bedout.

Ahora la expectativa está puesta en quién llegará a ocupar el cargo de director. ¿Quién ganará la puja? ¿Los Gómez o los Hernández? Todo un desafío para una institución centenaria que, a pesar de las dificultades coyunturales, sigue estando en el corazón de los antioqueños.