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EL SINDROME DE JACOBO

El ataque a Mitú es la prueba de que para las Farc el proceso de paz es una cosa y la guerra es otra.

7 de diciembre de 1998

El martes 3 de noviembre, 48 horas después de la sangrienta toma de Mitú, capital del Vaupés, por parte de las Farc, las Fuerzas Militares interceptaron una comunicación en la que Jorge Briceño, conocido como el 'Mono Jojoy', entregaba un parte de guerra a todos los frentes. En la comunicación el comandante guerrillero informaba acerca de los policías muertos y retenidos durante la incursión, el botín saqueado de la sucursal de la Caja Agraria y las bajas en los frentes subversivos.
Pero lo que más llamó la atención de las autoridades fue la última aseveración de Briceño a los comandantes de frentes: "Compañeros: el mando central de la organización quiere recordarles a todos que estamos en guerra y seguiremos en guerra. Nada, ni nadie, puede distraer nuestra actividad. Nosotros continuamos en posición de combate".
El mensaje del 'Mono Jojoy' pasó inadvertido para la opinión pública en medio de tantos muertos, heridos y secuestrados que dejó la toma de Mitú. Muy pocos entendieron qué quiso decir el jefe guerrillero con su advertencia. Los que no tuvieron dudas acerca de las palabras del comandante militar de las Farc fueron los propios guerrilleros, quienes sabían exactamente de qué les estaba hablando su jefe.
Desde que las Farc clausuraron en 1982 la puerta que les permitía buscar una salida negociada al conflicto armado, durante el gobierno de Belisario Betancur, se empeñaron en crecer tanto en número de frentes como en hombres armados. Los casi tres años de conversaciones con los delegados del gobierno de Betancur habían significado un retroceso en su afán de tomarse el poder por la vía armada. "La conversadera con Belisario significó alargar por tres años más el cumplimiento de nuestro plan estratégico", dijo a SEMANA un vocero urbano de esa organización guerrillera.
En palabras de militantes de ese grupo subversivo, el anuncio de paz durante el gobierno de Belisario Betancur, y las enormes expectativas que se crearon en torno al proceso, hicieron que los combatientes y sus comandantes se relajaran en su accionar, y ello se tradujo en una disminución significativa en su crecimiento, especialmente en lo relacionado con la creación de nuevos frentes.
Al parecer el primero en reconocer ese hecho fue el ideólogo de las Farc, Jacobo Arenas, quien, luego del fracaso de las conversaciones hablaba del frustrado proceso como uno de los grandes errores estratégicos de ese grupo insurgente. Hoy en día los jefes guerrilleros se refieren a esa situación, y a la posibilidad de repetir esa experiencia, como el 'síndrome de Jacobo'.
Es por eso que en esta oportunidad las Farc, a través de Manuel Marulanda Vélez, 'Tirofijo', y el propio Briceño, han insistido en que la negociación tiene que llevarse a cabo en medio de la guerra, teoría que no les parece nada extraña a la gran mayoría de violentólogos y analistas políticos.
El propio Marulanda reafirmó ese pensamiento cuando se entrevistó la semana pasada con el defensor del pueblo, José Fernando Castro Caycedo, a quien le dijo con una alta dosis de cinismo que la única parte donde las Farc garantizaban que no habría ataques guerrilleros era en los cinco municipios despejados.
El despiadado ataque a Mitú sería la mejor demostración de que en esta oportunidad los máximos dirigentes de las Farc no están dispuestos a bajar la guardia pese a encontrarse a punto de iniciar un proceso de conversaciones con el gobierno. "El ataque a Mitú era un mensaje para todos los frentes", afirmó un vocero de esa organización a esta revista.

Ataque y reacción
El ataque de las Farc a Mitú, desde el punto de vista militar, es uno de los más duros golpes propinados a las Fuerzas Armadas. Es la primera vez que una organización guerrillera ocupa durante varias horas una capital de departamento. Los anteriores intentos, como el del M-19 que pretendió tomarse a Florencia en sus años dorados en los 80, terminaron siempre en estruendosos fracasos.
El hecho de que la capital del Vaupés esté ubicada a miles de kilómetros de la capital de la República, en plena selva y muy lejos de los centros de poder, sólo es relevante para los medios de comunicación nacionales, que entienden que en esas condiciones lo raro es que las Farc no se hubieran tomado a Mitú antes.
Pero para las agencias internacionales, que se encargaron de transmitir al mundo lo sucedido, Mitú es una capital de departamento con una importancia estratégica igual a la de Medellín, Bucaramanga o cualquier otra ciudad capital. En ese sentido el triunfo de las Farc fue por partida doble. Por una parte se fortalecieron en la mesa de negociaciones y por otra obtuvieron mayor reconocimiento internacional.
De acuerdo con las autoridades, el ataque fue realizado por cerca de 1.400 guerrilleros, quienes se desplazaron durante varios días por el río Vaupés, pasaron por algunas poblaciones, entre ellas Miraflores, cuya base militar había sido desocupada recientemente, y en la madrugada del domingo 2 de noviembre se tomaron la ciudad con el trágico saldo de 16 policías muertos, 38 heridos y cerca de medio centenar de retenidos. Al frente del ataque estuvo Henry Castellanos, conocido como 'Romaña (ver recuadro).
La ocupación de Mitú por más tiempo, como lo habían presupuestado los propios subversivos, no se dio gracias a la reacción oportuna de las Fuerzas Militares, las cuales lograron llegar hasta la ciudad y recuperarla en menos de 48 horas. El papel que jugó el avión fantasma de la Fuerza Aérea, que identificó los blancos de la subversión y brindó información detallada y oportuna de la manera como se estaba llevando a cabo la toma, favoreció la respuesta de los militares.
La recuperación de la ciudad fue realizada por 100 soldados de las Fuerzas Especiales, quienes fueron lanzados desde un avión a 200 kilómetros de Mitú. Durante la operación militar, 14 uniformados murieron y un número similar resultó herido. El comandante de las Fuerzas Militares, general Fernando Tapias, calificó la acción de sus hombres como "heroica".
Aunque el presidente Andrés Pastrana afirmó luego del ataque que el gobierno sigue firme en su deseo de sacar adelante el proceso de paz con las Farc, lo cierto es que la acción terrorista golpeó duro a la opinión pública, que sigue sin entender la manida teoría de las Farc de golpear duro en el terreno para ganar en la mesa.
La acción hizo que varios medios de comunicación endurecieran su posición frente al proceso y frente al gobierno. El Tiempo, en su editorial del jueves, sostuvo que "debemos aceptar la ayuda militar de Estados Unidos y aun de otros países que sin duda entienden el peligro de la grave situación de Colombia y la necesidad de ofrecerle su respaldo no sólo por ser un importante abanderado de la democracia en el continente sino por su cercanía al Canal de Panamá.(...)". Mientras el proceso de paz toma forma lo cierto es que nadie garantiza que hechos como los de Mitú no se repitan, mucho más si se tiene en cuenta que las Farc no piensan repetir el 'síndrome de Jacobo'.

¿Quién es Romaña?
La primera vez que el país escuchó el nombre de 'Romaña' fue en abril de este año. Por esos días el jefe guerrillero montó varios retenes en la vía Bogotá-Villavicencio y secuestró a un grupo numeroso de personas, entre ellas a cuatro norteamericanos. El entonces comandante del frente 53 de las Farc amenazó con 'ajusticiar' a los extranjeros si comprobaba que eran espías estadounidenses.
'Romaña', cuyo verdadero nombre es Henry Castellanos, es un bogotano de aproximadamente 38 años de edad, 1,73 metros de estatura y tez blanca. Ingresó a las Farc a comienzos de los 80, luego de militar durante muchos años en la Juventud Comunista (Juco). En la capital de la República su actividad se centró en los barrios del sur, como Ciudad Kennedy y Meissen, donde combinó la actividad terrorista con la militancia política.
Al quedar reseñado por las autoridades y ante la inminencia de su captura, Castellanos ingresó a las Farc, en las cuales se destacó por su habilidad en la elaboración de artefactos explosivos. Fue uno de los alumnos más aventajados que tuvo Manuel Marulanda en los cursos de formación de comandos especiales y posteriormente combatió al lado de Jorge Briceño, hoy conocido como el 'Mono Jojoy', quien se encargó de promoverlo para que fuera miembro del estado mayor del Bloque Oriental y comandante del frente 53, que opera en Cundinamarca y Meta.
Desde hace cuatro meses las Farc lo nombraron responsable del anillo de seguridad de la zona de distensión, donde se llevarán a cabo los encuentros entre el gobierno y los delegados de ese grupo guerrillero. El ataque a Mitú fue la primera gran acción terrorista-militar de 'Romaña'. Aunque no resultó ciento por ciento exitosa, todo hace pensar que no será la última misión que le será encomendada. Su arrojo y osadía, así como la calidad de padrinos con que cuenta, hacen pensar que escalará muchos peldaños dentro de esa organización guerrillera.