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| Foto: Guillermo Torres

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El día que la Farc aterriza como partido en el Congreso

Pablo Catatumbo, Carlos Lozada, Victoria Sandino y Sandra Ramírez se posesionan este viernes en el Senado. ¿Serán capaces de revertir el rechazo que tantos colombianos les profesan? ¿Qué pasará con las curules de Iván Márquez y Jesús Santrich?

20 de julio de 2018

Se abrieron las puertas del Capitolio para las Farc. Ocho excombatientes de la antigua guerrilla tomarán posesión este viernes en el Congreso. Tras siete años de negociación toma forma el objetivo más profundo del acuerdo: desterrar la violencia de la política. 

Al recinto, sin embargo, la bancada llegará incompleta. Carlos Antonio Lozada, Pablo Catatumbo, Sandra Ramírez y Victoria Sadino asumirán su curul sin Iván Márquez. El jefe del equipo negociador en La Habana declinó la posibilidad de que eso ocurra a través de una carta en la que habla de "tres circunstancias se interpusieron insalvables", que se le atravesaron a su posesión en el Senado. 

Ese mismo escenario se repite en la Cámara de Representantes, pero con Jesús Santrich. Tras el escándalo por narcotráfico en el que está envuelto el jefe guerrilleron, difícilmente la Fiscalía autorizará su salida para que asuma su puesto. Ocho días tiene el partido para definir si los dos siguientes en la lista: Benkos Bioho (Senado) y Bendicto González (Cámara por Atlántico) asumirán la curul en su reemplazo.

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Pese al turbulento aterrizaje de la exguerrilla en la arena política, tuvieron que pasar 53 años de confrontaciones armadas para que las Farc dejaran sus fusiles y continuarán su lucha solo por la vía democrática. Con este tránsito de las balas a los votos, del poder de las armas a la palabra, se materializa el espíritu del proceso de paz. 

La implementación del acuerdo es el eje sobre el que el nuevo partido montarán su arquitectura política. Este será la base para sus alianzas, para redactar su programa de gobierno, y para la proyección de sus líderes que este viernes madrugaron a radicar los primeros proyectos. Su éxito será clave para los excombatientes se definan con un proyecto político y le den la espalda a los cantos de sirena de las bandas criminales. Pero para que eso suceda la participación política también se tiene que empezar a sentir entre las bases. 

Para su ingreso a la política hay algunos factores a favor de las Farc y varios en contra. A favor tienen su influencia regional en territorios donde han tenido presencia histórica, o donde se percibe un cansancio por corrupción de ciertos sectores político y el abandono del Estado, como lo demostraron los paros de Buenaventura y Chocó. Otra gran ventaja que tienen es su gran capacidad de organización. Durante décadas han tejido redes de líderes con arraigo regional. 

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Lo que más jugará en contra de las Farc será su pésima imagen, el miedo que suscitan en muchos sectores urbanos y de clases medias, el espejo de la tragedia humanitaria que viven los venezolanos. Le experiencia internacional para los grupos que dejan las armas es variada. Al FMLN de El Salvador le tomó 20 años llegar a la Presidencia y lo hizo con un programa que no tiene nada de socialista. A la URNG de Guatemala, aunque le fue bien en las primeras elecciones, luego prácticamente desapareció del mapa político. 

Para sobrevivir y proyectarse como un partido de poder, el partido debe ampliar su agenda y no solo reducirla a jalonar todo lo que quedó en el congelador por el acuerdo de paz. Necesitan dejar su propia impronta y, explicaron varios analistas consultados por SEMANA, no solo conectar con el país rural sino también evitar a toda costa un tono polarizador. 

El acuerdo de paz con las Farc ha dejado muchas postales. Este 20 de julio, sin embargo, se toma una que muchos no van a recordar. Mientras de un lado quienes han venido rodeando el acuerdo verán un gran sueño hacerse realidad, del otro quienes han estado en contra sienten que les llegó el sapo mas difícil de tragar: la partipacion politica sin haber pasado por la justicia transicional es un debate que apenas el país va a empezar a dar.