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Gina Parody y Álvaro Uribe | Foto: Archivo SEMANA

POLÍTICA

Cuando Gina Parody adoraba a Uribe

La ministra de Educación acusa al expresidente Álvaro Uribe de “amigote” de los paramilitares, pero hace ocho años fue una de las congresistas estrella y principales aliadas de ese gobierno.

6 de julio de 2015

El domingo, cuando el país aún trataba de digerir las declaraciones de Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno en el proceso de paz con las FARC, la ministra de Educación, Gina Parody, estuvo más activa de lo habitual en su cuenta de Twitter.


Un total de 16 trinos en menos de dos horas, en los que defendió la voluntad del Gobierno de poner fin al conflicto por la vía negociada. La funcionaria pasó de dar aliento al presidente Juan Manuel Santos en su objetivo de alcanzar la paz a cargar con los más duros adjetivos contra el expresidente Álvaro Uribe, uno de los más fuertes críticos del proceso.

Como el uribismo exige “paz sin impunidad”, la ministra les recordó que si hubo un proceso de paz con impunidad fue el que precisamente adelantó el gobierno de Álvaro Uribe con las Autodefensas, como dando a entender que el uribismo carece de autoridad para hablar de paz. Pero quizás el comentario que más sacó de casillas al uribismo fue en el que insinuó que los paramilitares eran los “amigotes” del expresidente Uribe.


De inmediato, una reacción en cadena de indignados uribistas. Empezando por el propio senador Uribe, quien afirmó que cada vez que el actual gobierno fracasa, “la emprenden contra nuestro gobierno, del cual se valieron”.


Quizá fue la respuesta más moderada. Porque luego el propio Oscar Iván Zuluaga (director del Centro Democrático) y congresistas como Ernesto Macías, Susana Correa, Paola Holguín, Álvaro Hernán Parada, Oscar Darío Pérez, entre otros, le cuestionaron a Parody que si el gobierno de Uribe era paramilitar, por qué entonces hizo parte de la bancada de congresistas que lo respaldaba, y por qué fue a la Casa de Nariño a pedirle puestos para favorecer a sus parientes.

Y es que parece que al uribismo lo que más le indigna es recibir críticas de quienes estuvieron con los dos gobiernos de Uribe y que ahora parecen haberlo traicionado. Por eso las críticas de la ministra de Educación calaron hondo en el orgullo del Centro Democrático.

No en vano los uribistas recordaron que Gina Parody se hizo famosa en la política de la mano de Álvaro Uribe. Y en efecto, tienen múltiples argumentos para sustentarlo.

Probablemente a muchos se les olvida que Gina Parody, aunque llegó a la Cámara de Representantes como independiente, en el año 2002 se convirtió en la “consentida” de la Casa de Nariño. De hecho, hizo parte del grupo de senadores y representantes que redactó la reforma del articulito que permitió la reelección presidencial. También, fue ponente del llamado Estatuto Antiterrorista, que en el 2004 no sólo fue el caballito de batalla de la oposición contra Uribe, sino que blanco de muchos cuestionamientos en Colombia y la comunidad internacional, que alarmaron sobre las capturas sin orden judicial y facultades de policía judicial a las Fuerzas Militares incluidas en la ley.

Gina, en sus primeros años en el Congreso, actuaba como un alfil obediente de Uribe. En su oficina en la Cámara, en lugar preferente, tenía colgado un cuadro de Uribe, su esposa Lina y sus hijos. “No es muy diferente de mi casa, la verdad”- decía Gina sobre su oficina en una entrevista que publicó el diario El Tiempo en el 2008. “Allá también tengo mi Uribito”.

Sin embargo, en el espinoso asunto de las Autodefensas, Gina marcó distancia con el Gobierno, de hecho votó en contra de la propuesta de Luis Carlos Restrepo sobre la ley de justicia y paz, que precisamente permitió el proceso de paz con los paramilitares.

En el año 2006 la hoy ministra aceptó ser la cabeza de lista al Senado del Partido de la U, que en ese entonces había fundado Juan Manuel Santos para arropar la reelección de Uribe, siempre y cuando hicieran una depuración de la lista. Luego, compañeros como Mauricio Pimiento fueron judicializados por la parapolítica. Gina recorrió el país en busca de votos y lo hizo proyectando la imagen de ser la más uribista.
Eran años en los que Gina parecía tener en un pedestal a Uribe. Así lo comprueban varias de sus declaraciones.

-“A mí me parece que (Uribe) es una persona racional y argumentativa. No sé si ecuánime y tranquilo, pero creo que está dispuesto a llevar sus ideas hasta el final, aunque tenga unas convicciones democráticas como que tiene que haber una nueva generación política libre y eso hace que uno siga enamorado de la cosa”.

-“…El momento más crítico de mis relaciones fue un día antes de la votación del proyecto de justicia y paz. Yo fui y le dije que si él quería, yo votaba sí. Él dijo: 'Jamás le pediría a una persona que votara algo de lo que no está convencida. Lo más importante es tu conciencia'. Él es súper tranquilo”.

- “Mi experiencia personal, en los casos de votación por los cuales yo he tenido que juzgar a los demás, es que Uribe no es capaz de pedirle un sí o un no ni siquiera a personas como yo, que no le pedirían nada a cambio. No me imagino a Uribe obligando a nadie”.

Las relaciones entre Uribe y Gina se marchitaron en el momento en que se pretendía una segunda reelección. Ante la eventualidad de que el Congreso aprobara un referendo, Gina dijo que si había reelección, “mi uribismo quedaría en mi corazón y en el corazón de él”.

Por lo visto, el corazón de Gina ya no alberga al uribismo. Y quien fuera una de las consentidas de Uribe, ahora es una de sus principales contradictoras.