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Hueco negro

En el más controvertido contrato de los últimos años Colombia podría perder 1.500 millones de dólares durante los próximos 15 años por el juego de Loto.

3 de julio de 2000

El pasado jueves Ramiro Varela Marmolejo, presidente de Ecosalud, la empresa estatal encargada de administrar y explotar los juegos de suerte y azar, convocó a una rueda de prensa con el único fin de negar que hubiera presentado su renuncia. Aunque la docena de periodistas presentes le insistieron que conocían que su carta de dimisión se encontraba en la Presidencia de la República una y otra vez negó que fuera cierto: “Yo no he renunciado”, dijo tajantemente ante las cámaras de televisión.

Sin embargo una hora después de su encuentro con la prensa Varela recibió una llamada de palacio que le comunicaba que el presidente Andrés Pastrana le había aceptado la renuncia presentada 24 horas antes. Ese extraño episodio fue tan sólo el preludio de una tormenta que envuelve a esa entidad y que ha dejado al descubierto un asunto tan grande como delicado para el país. Tan delicado que la Contraloría General de la República culminó una investigación que demuestra que Varela, como presidente de Ecosalud, entregó a la multinacional estadounidense Gtech Foreign Holdings Corporation la explotación del popular juego Loto en línea en unas condiciones tales que Colombia perderá, según el organismo de control, 1.500 millones de dólares durante los próximos 15 años. Es decir lo equivalente a 100 escándalos de Dragacol sumados o lo que se perdió en el billonario desfalco a Foncolpuertos. Sería uno de los contratos más desventajosos para el erario público en la historia reciente del país.



Abriendo el Loto

Ramiro Varela Marmolejo es un ingeniero civil caleño al que durante las últimas elecciones para el Congreso no le habían alcanzado sus 27.000 votos para llegar al Senado. Pero como en política los perdedores siempre resucitan en la burocracia estatal, Varela fue nombrado en noviembre de 1998 por el nuevo gobierno para que rescatara una de las entidades más desprestigiadas del país desde su creación: Ecosalud.

De inmediato Varela inició los estudios de factibilidad de nuevos juegos que pensaba sacarían de la olla a las finanzas territoriales. El 10 de marzo siguiente solicitó al consejo directivo de Ecosalud autorización para contratar el diseño, instalación y montaje del sistema de operación del juego Loto en línea.

El Loto es un sistema de apuesta a través de terminales de computador instaladas en sitios comerciales que tiene mucho éxito en el mundo y que, por ejemplo, entregó un premio mayor de 350 millones de dólares hace un mes en Estados Unidos. Suele ser la locura cuando varios premios se acumulan debido a las astronómicas cifras que alcanzan. Según los primeros estudios en Colombia comenzaría entregando cada semana entre 1.000 millones y 2.000 millones de pesos.

Tras la autorización de la directiva, Ecosalud abrió por 45 días una convocatoria pública internacional para la cual se vendieron pliegos a las firmas Seapto S.A. (chanceros de Colombia), Gtech Corporation (estadounidense), Fanalca S.A. (de Cali con socios de Estados Unidos), LG Cirsa (España), Intralot S.A. (griega) y Equus Comuneros (del Hipódromo de Antioquia).

Para lanzarse en el mundo del Loto, Ecosalud había presentado al Ministerio de Hacienda un estudio de factibilidad del juego en el que en tres escenarios (malo, medio y mejor) la salud lograría, cada año, como mínimo 157.000 millones de pesos y como máximo 488.000 millones de pesos. En otras palabras, era una salvación para las finanzas nacionales, golpeadas por el más duro déficit de los últimos años. El Ministerio de Hacienda había encontrado la fuente de pago a los pensionados de los entes territoriales.

Sin embargo, a pesar de que se amplió la fecha de cierre, el 6 de julio siguiente debió declararse desierta la convocatoria porque la única propuesta, realizada por la multinacional Gtech Foreign Holdings Corporation, no se ajustó al pliego de condiciones: cambió el objeto de la convocatoria y el valor del contrato incluyó los ingresos no sólo de la Loto sino de dos juegos más.

De acuerdo con la ley de contratación pública, Ecosalud quedó entonces facultada para arreglar directamente y Gtech se ganó el contrato el 22 de diciembre ya que fue la única empresa que se presentó.



Soldado advertido...

Ya por esos días había voces que aseguraban que las cosas no andaban bien. La Contraloría General de la República desde el 24 de agosto —en observaciones enviadas a Ecosalud— puso en duda los estudios técnicos y advirtió sobre las consecuencias de un proceso que podría resultar muy oneroso para el país. La Procuraduría General de la Nación también terció en el asunto y el 19 de octubre de 1999 envió a Ecosalud un oficio con observaciones sobre el pliego de condiciones y aspectos económicos y concluyó que “nos encontramos presumiblemente frente a un proceso de contratación directa en el cual no se han tenido en cuenta rigurosamente los principios constitucionales, tales como, igualdad, moralidad, imparcialidad, transparencia, eficacia y eficiencia, así como los principios rectores de la contratación administrativa... que en el futuro puede dar lugar a demandas millonarias contra la Nación”. Incluso existía un importante antecedente que nunca se tuvo en cuenta. En 1994 el entonces ministro de Salud, Juan Luis Londoño, había pedido a Ecosalud negar una propuesta similar a la aprobada a Gtech por considerar ese tipo de contrato leonino y lesivo para el Estado

De nada valieron las voces de alerta. El 9 de noviembre pasado Ecosalud envió una carta de intención a Gtech para firmar el acuerdo de la Loto en línea y ese mismo día mandó a la Secretaría Jurídica de la Presidencia la minuta del contrato para revisión. Y a pesar de que la Secretaría de la Presidencia advirtió que debía tener en cuenta los conceptos de la Contraloría y la Procuraduría y acogerse a las leyes, el 22 de diciembre fue firmado el convenio entre Ecosalud y Gtech por 10 años, prorrogables por cinco más.



Aparecen las perlas

Gtech es una multinacional estadounidense con contratos con 83 gobiernos nacionales y regionales en 36 países del mundo. Cuenta con 8.000 empleados, dispone de 375.000 puntos de venta y controla el 54 por ciento del mercado de Loto en línea a nivel mundial.

Es claro que no se trata de una firma fantasma, ni de una aparecida en el mercado, pues tiene más de un cuarto de siglo de vida comercial y cuenta con una de las tecnologías más eficientes del mundo. No obstante en las condiciones del contrato y en sus presupuestos económicos aparecen los mayores goles que se le hayan metido al país en muchos años. Basta ver las enormes diferencias entre los recursos que Ecosalud afirmó que recibiría, argumento que le sirvió para firmar el contrato, y las verdaderas cifras que el Estado finalmente recaudará. Ecosalud, por ejemplo, estimó que las ventas del primer año superarían los 200.000 millones de pesos. Sin embargo la realidad es que Gtech nunca ofreció ventas anuales superiores a los 82.157 millones de pesos durante el primer año del juego (ver recuadro). A pesar de estas grandes diferencias se firmó el convenio.

Pero, ¿qué podía haber pasado para que las cuentas no cuadraran por ningún lado? Para Ramiro Varela la culpa fue del colapso de la economía. Para el contralor, Carlos Ossa, es consecuencia del más grave contrato hecho contra los intereses del Estado en los últimos años. Y para el contratista, Gtech Foreign Holdings, las proyecciones iniciales del negocio que hizo Ecosalud “son una locura. Eso es todo lo que vendemos en los sitios de Latinoamérica en donde tenemos negocios. No hay ningún sitio en el mundo en donde se tengan las ventas que dicen los escenarios de Ecosalud”, afirmó a SEMANA el director general del área norte de Latinoamérica, Antonio Carrera.

Pero esa es apenas la punta del iceberg. Varias de las 32 cláusulas del contrato con Gtech parecen hechas para favorecer los intereses del socio extranjero y no del Estado colombiano. Uno de los puntos más delicados tiene que ver con el pago del IVA. Cuando en todos los casos el contratista debe asumir los tributos, en este contrato es el Estado mismo el que asume el pago del impuesto a través de Ecosalud. Esto le representará a la Administración de Impuestos la pérdida de ingresos de unos 150 millones de dólares mientras dure el contrato (300.000 millones de pesos), monto con el que se podrían afiliar al sistema de salud a cerca de dos millones de colombianos.

Este punto es uno de los más complicados puesto que la Dian había advertido que el negocio de sistema en línea Loto debía ser gravado por el IVA. “Nosotros sabíamos que había que pagar IVA y nuestros abogados también, pero Varela dijo que no y que en el caso que tocara pagarlo Ecosalud lo asumiría”, advierte Carrera, representante de Gtech. Ese pacto no aparece en el texto del contrato pero el pasado viernes, cuando el viceministro de Trabajo, Fabio Olmedo, asumió las riendas de Ecosalud, encontró un adendo al contrato que dice que Ecosalud pagará el impuesto a las ventas. Cuando en julio comience el juego también empezará el forcejeo entre la Dian y Gtech para que cancele el impuesto.

Así, las peculiaridades siguen apareciendo. En la minuta que Ecosalud propuso para el negocio se advierte que las multas por incumplimiento podrán llegar a ser hasta del 5 por ciento del valor del contrato. Al final, en el documento, se pactó apenas el 1 por ciento máximo. Sin embargo Varela insistió a SEMANA que todas las cláusulas se atienen a la Ley y que el Loto será el mejor negocio para Colombia. El vocero de Gtech, no obstante, reconoce abiertamente que “Varela es muy buena persona pero es un mal comerciante. Aceptó pagar el IVA y ahora tiene un grave problema, que no tiene con qué pagarlo”. En otras palabras, el socio extranjero puso sus condiciones, y se las aceptaron. Si hubo más cosas de por medio a las autoridades judiciales corresponderá investigarlo. Pero mientras esto sucede no pocos se preguntan qué estaba haciendo para evitar estas irregularidades la Superintendencia de Salud, entidad encargada de vigilar a Ecosalud.

En fin, cada cláusula es un rincón de sorpresas. Por eso el gobierno pidió a Varela que renunciara el pasado miércoles. “Cuando le pedimos la renuncia, es claro que no estábamos de acuerdo con ninguna de sus actuaciones ni con lo que estaba haciendo. El gobierno no comparte sus actuaciones y considera que no debe estar en ese cargo. Por eso fundamentalmente es que se le pide que se retire”, dijo a SEMANA el secretario general de la Presidencia, Eduardo Pizano.

Varela logró que el Ministerio de Hacienda creyera en sus cifras, aceptó que el Estado pagara un impuesto que no le correspondía, presentó una minuta de contrato y firmó otra y dejó al Estado con un dolor de cabeza. De haber protegido los bienes del contrato, sin duda alguna sería muy beneficioso para el país ya que generaría a la salud colombiana recursos por un billón 385.000 millones de pesos en 10 años. Sin embargo, de la forma como quedó planteado, el país podría perder unos tres billones de pesos, según la investigación de la Contraloría (100 millones de dólares al año). Lo que gana por un lado lo pierde por el otro.

Viendo la magnitud del hueco que este contrato le genera a las finanzas públicas surge una pregunta: ¿Es el presidente de Ecosalud el único responsable o hay involucradas fuerzas superiores a él?