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| Foto: Archivo Particular

ORDEN PÚBLICO

La arremetida de las FARC en Cauca

Secuestros, atentados, plan pistola y hostigamientos en menos de dos semanas en esa zona del país. ¿Por qué?

9 de diciembre de 2014

Las FARC parecen dispuestas a demostrarles a los colombianos que están más vivas que nunca y con capacidad de hacer daño en el departamento de Cauca.

De otra manera no se explica que en menos de dos semanas (antes de finalizar noviembre y cuando apenas comienza diciembre), esa agrupación subversiva haya ejecutado casi media docena de acciones criminales no sólo contra miembros de la fuerza pública, sino contra la población civil.

Desde el ataque guerrillero a la isla Gorgona, pasando por la voladura de un tramo de la vía Panamericana que une el suroeste con el centro del país, el secuestro de una un menor de edad, el plan pistola contra policías y tráfico con explosivos en la región, son algunas de las acciones ejecutadas ya sea por el Sexto Frente o el Frente 29 de las FARC, que operan en esa región del país.

El más reciente antecedente de esa arremetida lo descubrió la Policía de Cauca este martes 9 de diciembre, cuando detuvo a una mujer que transportaba un muñeco de juguete que estaba lleno con 20 barras de pentolita, explosivo suficiente para volar la plaza central de un pueblo.

Dos días atrás, es decir, el domingo 7 de diciembre, se presentó un atentado criminal en el que encapuchados atacaron a dos policías que se hallaban cerca de un establecimiento comercial del municipio de Piamonte, Cauca.

En el atentado murió uno de los uniformados y el otro quedó herido; las autoridades no dudaron en catalogar el hecho como un plan pistola de las FARC, ya que los atacantes huyeron con las armas de dotación de los policías, que estaban adscritos a la Unidad Móvil de Carabineros de Putumayo.

Y el 4 de diciembre la columna móvil Jacobo Arenas de las FARC dinamitó un tramo de la vía Panamericana que une a Popayán y Pasto con el resto del país. En el atentado, perpetrado a la altura del municipio de Caldono, resultaron afectadas 16 viviendas aledañas. Si bien el daño sobre la carretera fue grave, el tránsito vehicular solo fue suspendido unas horas.

El 25 de noviembre se hizo público el secuestro de tres menores en casos aislados en Cauca. Uno de esos niños pertenecía al resguardo indígena Pioyá del municipio de Caldono. El menor desapareció en la vereda San Juanito, colindante con el resguardo donde existen antecedentes sobre reclutamiento ilícito de menores por parte de grupos al margen de la ley.

En efecto, horas después autoridades indígenas confirmaron que el menor fue reclutado forzosamente por las FARC y que ante la presión de la comunidad, fue entregado a la familia.

Esa misma semana las FARC atacaron unidades militares que hacen presencia en municipios del norte de Cauca. En uno de esos hostigamientos murió un integrante del Ejército, en zona rural de Caloto.

Pero el punto más alto de las acciones criminales de las FARC sucedió el 22 de noviembre cuando se conoció del ataque de esa guerrilla a la estación de Policía ubicada en la Isla Gorgona. El atentado dejó como saldo un policía muerto y seis heridos.

El hecho causó más conmoción cuando se supo que detrás de ese atentado habría participado como espía del frente 29 de las FARC el subcomandante de la estación de Policía de Timbiquí (Cauca) Orobio Caicedo. El uniformado fue capturado y se encuentra preso a la espera del juicio.

El vórtice de la guerra


Semejante andanada de acciones criminales en Cauca no es fortuita. Son varios los elementos que influyeron para que la guerrilla, y en especial las FARC, pusiera sus ojos en este departamento que si bien históricamente ha sido escenario de brotes revolucionarios como el movimiento Quintín Lame y el Ejército Republicano Bolivariano, gozó de una aparente calma entre el 2003 y el 2008.

Lo primero que se debe recordar es que por cuenta de la efectividad del Plan Patriota en el sur del país, tanto los grupos armados ilegales como el narcotráfico migraron hacia el suroccidente colombiano. Esas señales ya se sintieron en Nariño y ahora se manifiestan con todo su esplendor en Cauca, gracias a que encontraron un vasto territorio propicio para cultivo y tráfico de coca, especialmente en la zona del piedemonte costero. Se calcula que hoy Cauca tiene 5.400 hectáreas sembradas con coca y otras 300 entre amapola y marihuana. Incluso allí se produce la mejor marihuana del mundo, conocida como "Punto Rojo".

Por todo lo anterior, en ese departamento se concentran agrupaciones guerrilleras con capacidad bélica incuestionable, como son el Sexto Frente, el Frente 29 y las columnas móviles Jacobo Arenas y Gabriel Gálviz, entre otras.

De hecho, Cauca es considerado el nuevo vórtice de la guerra en el país y su importancia estratégica radica en que es un corredor natural entre el centro y el Pacífico colombianos, para la movilización de guerrilleros, el tráfico de armas y cocaína.

Todo ese escenario de confrontaciones y atentados se presenta pese a que en el departamento opera desde una división del Ejército, una brigada, batallones y dos fuerzas de Tarea Conjunta, que son unidades especiales creadas exclusivamente para combatir a la guerrilla.

Tal vez todo sirva para entender por qué las FARC insisten en mantener el ritmo de la guerra en Cauca, pese a los diálogos en la Habana. Pero nada de ello explica las salvajadas de un conflicto que parece endurecerse en esa región, a medida que avanza el proceso de paz.