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La cara oculta de Satanás: la historia del peligroso delincuente de Bogotá al que todos temen, pero pocos conocen
SEMANA conoció los detalles de un informe exclusivo que describe a un peligroso delincuente que nadie sabe si existe. Un despiadado asesino en Bogotá que todos respetan, pero pocos conocen. Esta es la historia de Satanás.
Cuando don Jorge, un comerciante de la localidad de Kennedy, en el sur de Bogotá, le explicaba a los investigadores del Gaula de la Policía de qué forma era víctima de extorsión, recibió una llamada que lo dejó pálido: “Satanás llegó al negocio”.
La familia de Don Jorge explicaba cómo un hombre, de acento venezolano, dijo que venia en nombre de Satanás y descargó medio proveedor en el pecho de un empleado que después de un mes lucha por su vida en una Unidad de Cuidados Intensivos.
Son las víctimas de Satanás, un delincuente que es un misterio y un reto para las autoridades. La realidad es que nadie sabe si existe, ni siquiera los otros integrantes de la organización criminal. Algunos dicen que lo vieron, otros que lo escucharon, pero pocos se atreven a decir que lo conocieron.
El perfil que dibujaron las autoridades de Satanás aparece en partes fragmentadas con informes de inteligencia, declaraciones e imágenes construidas por la Sijín, el Gaula de la Policía en Bogotá y el CTI de la Fiscalía. Se ve un patético criminal con una botella de whisky en la mano y un arma en la otra.
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La cara de este enviado del infierno la cubre un emoji de diablo. Es la única foto del responsable de extorsiones, torturas, homicidios y secuestros en La 38, la eterna cuadra que no se sabe cómo, pero ha soportado las más aterradoras bandas de asesinos en Bogotá.
Amante de la santería, encomendado a las brujas y asesino, esta es la historia de Satanás, el espanto que se aparece en cuerpo ajeno y en forma de sicario con casco y moto, para aterrorizar a los dueños de establecimientos de comercio en Soacha, Bosa, Kennedy y otros municipios de Cundinamarca.
El informe
SEMANA tuvo acceso a un informe exclusivo con la única prueba de la existencia de Satanás. Se trata del reporte de un discípulo de este criminal que acompañó las extorsiones, torturas, homicidios, el tráfico de armas y estupefacientes.
“Antes de empezar recalca la importancia de que ninguna persona se puede enterar de que está suministrando la información porque atentarían en contra de su integridad y de su familia”, reza como preámbulo la declaración.
El testigo advierte que la puerta de entrada al combo de Satanás se cruza solo con cédula venezolana. Es el requisito para integrar esta horda de demonios. Una mujer conocida como la Maracucha, es la encargada de reclutar a los migrantes que llegan a Bogotá.
La Maracucha se encarga de mostrar los pagadiarios, improvisados hoteles por la zona de El Amparo, un barrio en los alrededores de la Central de Corabastos, sur occidente de Bogotá, que sirven de guarida para los criminales. Los hoteles fueron bautizados con nombres de ciudades o municipios venezolanos: Tocorón y Tocuyito.
“La Maracucha es una mujer de contextura delgada, aproximadamente de 1.60 de estatura y siempre anda con extensiones de trenzas de colores. Ella es venezolana, me dice que es la encargada del pedazo (lugar del barrio) de la distribución de sustancias estupefacientes y en algunas oportunidades es la que cobra dinero de las extorsiones”, señala el informe.
La advertencia es clara, en este infierno Satanás es quien manda. “La Maracucha dice que va a llamar al dueño de toda la banda y realiza una llamada por WhatsApp a alias Satanás. Al momento de contestar le informa de la llegada de nosotros y le pide permiso para que nos podamos quedar en el pagadiario. Satanás le da la autorización para quedarme y comenzar a trabajar con ellos, vendiendo y empacando estupefacientes”.
El informe exclusivo del Gaula Bogotá, con la declaración del informante, fue fundamental en la identificación y captura de 17 personas que integraban la banda de Satanás. Los mismos que aparecen en videos de seguridad cuando dejan panfletos en los negocios de Kennedy, todos con una leyenda y una bala: “Recuerda que la tranquilidad no tiene precio, comunicate con Satanás”.
Satanás
El documento que conoció SEMANA reseña, en detalle, a los principales discípulos de Satanás, con nombre y foto. Sólo en la descripción del cabecilla es donde el informe se queda corto. Aparece un alias y una descripción física que nadie puede confirmar. No hay foto y apenas un número de teléfono en Venezuela que no responde.
El relato advierte que Satanás es un hombre que no supera los 30 años de edad y de pelo de color negro y corto, nada más. En adelante el informe describe un personaje siniestro, que ordena extorsiones y asesinatos a través de llamadas de WhatsApp.
“Era sicario del Tren de Aragua, pero al ver capturados a sus jefes toma el mando y se apropia a sangre y fuego del sector de Patio Bonito y gran parte de la localidad de Kennedy junto con sus cómplices, ordenando desplazamientos, homicidios, venta de droga hurto y más delitos para ganarse la zona”, señala la declaración del desertor de Satanás.
Cuando los investigadores del Gaula de la Policía en Bogotá llegaron a las viviendas que fueron usurpadas por esta banda, encontraron a los delincuentes, uno, alias Christopher, el mismo que, según el testigo, arranca las orejas de sus víctimas, se aferró a una granada y una pistola mientras sentenció a todos a regresar al inframundo. Al final terminó asustado y esposado. Todos fueron capturados, menos Satanás.
En los allanamientos los investigadores encontraron cientos de panfletos extorsivos, cada uno con un número de celular diferente. SEMANA se comunicó con media docena de esos contactos, ninguno respondió. La información es que todas las llamadas extorsivas las recibe el mismo Satanás, no delega, mantiene el control y conversa con las víctimas. Algunos audios, en poder de la Fiscalía, tendrían la voz de este asesino.
Una hipótesis que no descartan los investigadores es que Satanás, no existe. Que se trate de un personaje ficticio que construyeron los huérfanos del Tren de Aragua para atemorizar a bandas rivales y mantener el negocio criminal de las extorsiones. Sin embargo, una información nueva podría dejar importantes resultados para la Policía y la Fiscalía.
San Miguel vs Satanás
El Gaula de la Policía de Bogotá lideró una investigación que va por la segunda fase. Se trata de la operación San Miguel. Un trabajo que incluyó labores de inteligencia en la zona más afectada por Satanás. Los investigadores lograron penetrar la organización criminal, conocer su modus operandi y desarticular la banda.
Más de 20 personas fueron capturadas en las dos fases de la investigación y se espera detener al resto de la organización, principalmente su cabecilla, si es que existe. El comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, el general Carlos Triana, advirtió que gracias al trabajo de los investigadores se logró frenar la escalada de violencia en la localidad de Kennedy y devolver la tranquilidad a los comerciantes.
“Seguimos adelantando las investigaciones, identificando a los responsables y en las nuevas fases de la operación San Miguel, se conocerán más capturas. El objetivo es claro, no sólo identificarlos, sino detenerlos, llevarlos ante los jueces y lograr las medidas de aseguramiento”, dijo el alto oficial.
La estrategía de investigación por fases fue efectiva. De esta forma fue posible impactar a otras peligrosas organizaciones criminales, como el Tren de Aragua, Los Maracuchos o Los Camilo. Se trata de peligrosas bandas dedicadas a la extorsión, al homicidio y el tráfico de estupefacientes. El propósito de la Policía en Bogotá es frenar a los criminales, pero principalmente obtener el material de pruebas que garantice su reclusión en una cárcel.