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RELACIONES EXTERIORES

La cooperación internacional en clave de paz

Una reflexión a propósito del reciente viaje del presidente Juan Manuel Santos por Europa.

Ángela María Giraldo Cadavid, Magíster en Estudios Políticos
11 de noviembre de 2014

En tiempos de guerras, conflictos y crisis financiera internacional, que Colombia esté dando ejemplo de construcción de paz y crecimiento económico es un mensaje esperanzador a nivel global. Muchos miran nuestro país como la “última y única esperanza para la paz”, como le manifestó el viceprimer ministro británico, Nick Clegg, al presidente Santos en su reciente visita al Reino Unido. El balance de la gira del presidente por Europa fue positivo, consiguió el apoyo político para el proceso de diálogo de paz y la voluntad para complementar la financiación del posconflicto.

¿Por qué alcanzar la paz en Colombia despierta interés en el mundo? Porque “de la paz se debe esperar todo. De la guerra, nada más que desastre” Simón Bolívar.

Justamente, tras la devastadora Segunda Guerra Mundial surgió la cooperación internacional como una estrategia viable para consolidar la paz y la reconstrucción. Se abrieron entonces múltiples procesos innovadores que generaron cambios transcendentales en el panorama internacional. Entre ellos se destacan la Conferencia de Bretton Woods, la creación del Sistema de Naciones Unidas, los procesos de descolonización, la Guerra Fría y el Plan Marshall, considerado una de las primeras actividades propias de la cooperación internacional a nivel mundial, respuesta del gobierno de los Estados Unidos para la reconstrucción de los países de Europa en la posguerra.

Hoy se habla de un Plan Marshall para Colombia. No obstante, es importante tener presentes los contextos y la evolución geopolítica de la cooperación internacional.

Actualmente, la Cooperación Internacional es una herramienta clave de la política exterior de Colombia orientada a complementar los esfuerzos nacionales en materias económica, social y ambiental, y contribuir en su posicionamiento internacional como un actor oferente de cooperación que aporta al progreso de otros al participar solidariamente en los escenarios mundiales. En este contexto, el presidente Juan Manuel Santos creó en el 2011 la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia (APC-Colombia), entidad adscrita al Departamento Administrativo de la Presidencia de la República con la misión de “liderar la cooperación internacional del país, a través de la coordinación, el fortalecimiento y la diversificación de la oferta y la demanda, en sinergia con los diferentes actores, para contribuir al desarrollo sostenible y al posicionamiento de Colombia en el mundo”.

Hoy, más que nunca, la cooperación internacional está llamada a desempeñar un papel trascendental en la consolidación de la paz de Colombia, complementando el presupuesto nacional para financiar los costos del posconflicto y, lo más importante, ofreciendo experiencias y conocimientos para crear capacidades y competencias en Colombia para construir paz. Urge por tanto: fortalecer los programas destinados a suplir las necesidades en materias de nutrición, salud, educación, vivienda, justicia y medio ambiente, así como la participación política de la mujer y los grupos minoritarios. Reforzar las entidades territoriales mejorando las capacidades del talento humano y su operatividad institucional para así implementar políticas públicas eficientes que promuevan la construcción de paz y el desarrollo local con enfoque diferencial de edad, genero, étnico y vocacional, en zonas prioritarias de atención integral, donde históricamente la presencia del Estado ha sido débil.

Consolidar el Sistema de Justicia y el Ministerio Público a través del Fondo de Justicia Transicional. Intensificar los programas de formación en DIH y DD. HH. a entidades nacionales y locales; organizaciones civiles para que la protección, la seguridad ciudadana y la cultura de paz reemplacen la lógica de la guerra, de una sociedad que sólo ha conocido la guerra por más de medio siglo. En conclusión, es un reto revisar nuestras estrategias y nuestro plan de desarrollo a la luz de un país diferente, con una experiencia y una memoria social únicas, marcadas por el conflicto y ahora por la reconciliación, y con grandes retos de lograr la igualdad y la inclusión social y económica.

Más allá de esto, debemos entender que la construcción de una paz estable y duradera es responsabilidad de cada uno de los colombianos. La cooperación internacional complementa los esfuerzos del Estado, pero no reemplaza sus obligaciones. Colombia es un país de renta media, su tendencia es dejar de ser un país receptor de cooperación y convertirse en un país líder en el panorama internacional, para lo cual nos estamos posicionando como oferentes de Cooperación Solidaria, Sur-Sur y Triangular. Nuestras instituciones se deben ir adaptando a este nuevo papel de Colombia en el ámbito de la Cooperación al Desarrollo.

Además del apoyo internacional, Colombia necesita con urgencia un “Plan de Reconstrucción Nacional” con estrategias de desarrollo acordes a la realidad actual, que una esfuerzos de la comunidad internacional, los empresarios, la academia, las entidades públicas, las organizaciones civiles comunitarias y hasta las asociaciones de vecinos, con cada colombiano y cada colombiana, identificando, todos y cada uno, un papel y una responsabilidad para hacer realidad la consolidación de la paz y el posconflicto. Este debe ser un Plan de Estado con vigencia mínima de 50 años, que no termine con las administraciones de turno, donde los ciudadanos deben responsablemente desempeñar un papel de veeduría que limite las posibilidades de corrupción.

Nuestros grandes empresarios, que tienen un papel fundamental en la recuperación social, económica y política de Colombia, tras más de 50 años de guerra. “No puede haber una empresa sana en un medio social enfermo, porque tarde o temprano los males del medio repercuten en su desempeño. Por eso, el empresario responsable debe comprometerse en la solución de los problemas sociales”. Manuel Carvajal Sinisterra, 1960.

La cooperación internacional va a apoyar el posconflicto pues “silenciar los fusiles significa recuperar enormes extensiones del campo colombiano. Colombia es considerada por la FAO uno de los ocho países en el mundo que pueden aumentar significativamente su producción de alimentos y, en la medida en que las tierras recuperadas se vuelvan productivas, estaremos contribuyendo a la seguridad alimentaria del planeta” …. “Colombia es el país con mayor biodiversidad del planeta por kilómetro cuadrado y la conservación de su ecosistema es de suma importancia para la humanidad”, como lo explicó el presidente Santos en la entrevista con EurActiv.

Entre las muchas cosas que podemos esperar de la paz está el apoyo fraterno y solidario de la comunidad internacional. Compartiendo con ellos los grandes desafíos del posconflicto, vendrá una Colombia fortalecida, para aportarle al mundo un modelo de paz exitoso y lecciones de desarrollo que aporten conocimientos útiles para la superación de otros conflictos internacionales.