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La gran estafa

Algunas de las más importantes empresas estatales y privadas del país fueron víctimas de una banda que llegó a robarles 20.000 millones de pesos.

24 de abril de 2005

Una de las películas de ladrones más recordadas de los últimos años es La gran estafa (Ocean Elevens. En la cinta George Clooney es el jefe de una banda de especializados asaltantes que burla los sofisticados sistemas de seguridad de un casino de Las Vegas para robar un millonario botín. Los protagonistas de esa película quedarían asombrados al descubrir que en Colombia, como suele ocurrir, la realidad supera a veces la imaginación de los libretistas de Hollywood. Prueba de ello es la banda de asaltantes descubierta por el Departamento Administrativo de Seguridad -DAS- y cuyas hazañas son dignas de los personajes de la cinta.

El grupo de ladrones colombianos robó en los últimos tres años 20.000 millones de pesos. La cifra es lo suficientemente astronómica para que las autoridades afirmen que esta banda ocupa un lugar entre las más importantes en la historia delincuencial del país. Sin embargo lo que hace 'especial' a estos estafadores, según los investigadores, es que la mayoría de las víctimas, al igual que en la película de Clooney, fueron algunas de las más reputadas empresas públicas y privadas del país y que se caracterizaban por tener modernos sistemas de seguridad.

Según los detectives del área anticorrupción del DAS Cundinamarca, una de las compañías particulares más afectadas fue Bavaria de donde los ladrones robaron 1.000 millones de pesos. Las entidades públicas tampoco se salvaron. Entre las más perjudicadas están el Hospital San Rafael, que perdió 800 millones de pesos, el Sena con 200 millones y hasta la Filarmónica de Bogotá resultó perdiendo de sus arcas 80 millones de pesos. La banda estafó a más de 100 empresas, entre públicas y privadas.

El modus operandi era tan simple como efectivo. Sobornaban a los vigilantes de las empresas para que los dejaran ingresar hasta donde se encontraban las cajas fuertes en donde se guardaban las chequeras empresariales. Abrían las cajas y sacaban algunos cheques, con la precaución de que no fueran consecutivos para evitar sospechas. "Eran expertos en abrir y cerrar cualquier clase de cajas fuertes sin dejar ninguna huella, explicó Juan Carlos Santamaría, detective del DAS. En otros casos infiltraban empleados de las compañías, quienes se encargaban de sacar los cheques ", afirma el funcionario.

Una vez con los cheques en su poder la banda falsificaba las firmas autorizadas y los sellos secos. Los cheques eran girados por sumas que no superaban los cinco millones de pesos para evitar sospechas en los bancos. En algunas oportunidades eran cobrados por personas ajenas a la red a quienes, por hacer la transacción, les pagaban entre el 15 y 25 por ciento del valor que cambiaban. En otras ocasiones los propios integrantes de la banda iban hasta las entidades bancarias utilizando varias identidades. Uno de los jefes de la banda, María del Pilar Charry, llegaba al extremo de cambiar totalmente su apariencia física y se disfrazaba perfectamente como hombre para realizar las estafas.

Desde hace dos años el DAS estaba tras la banda. En labores de inteligencia hace cuatro meses lograron identificar plenamente a los seis principales jefes de la red de estafadores. Durante varias semanas los siguieron, establecieron su forma de operar y sus contactos. La semana pasada la banda que efectuó una de las mayores operaciones de estafa en la historia de Colombia fue desmantelada.