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Por su presencia en la batalla de Boyacá, la Legión Británica recibió la Estrella de los Libertadores. | Foto: J.M., DARMET - COLECCIÓN MUSEO NACIONAL

La participación de los extranjeros en las guerras de independencia

La Legión Británica dotó a los patriotas de las técnicas y pertrechos de un ejército moderno. Pero marcó las diferencias futuras entre Venezuela y Colombia.

4 de agosto de 2019

n junio de 1815, cerca de Waterloo, la derrota de Napoleón Bonaparte produjo efectos inmediatos en la guerra de independencia. El cierre del frente europeo le permitió a Fernando VII organizar un ejército expedicionario, al mando de Pablo Morillo, para recuperar sus virreinatos.

Morillo, además de tener una gran experiencia militar, contó con una tropa organizada como un ejército moderno, muy diferente a los cuerpos militares acantonados en la Nueva Granada. Estos estaban menos preparados para la guerra y eran poco fiables, pues muchos de sus miembros, criollos de nacimiento, se habían pasado a la causa separatista.

Por su parte, Inglaterra, al ponerle fin a la amenaza napoleónica, pudo concluir la alianza que tenía con España y embarcarse en la aventura de apoyar la causa patriota. La desmovilización de los ejércitos ingleses que lucharon contra los franceses dejó gran cantidad de soldados cesantes luego de años de trasegar militar por Europa. El venezolano Luis López Méndez abrió en Londres una oficina para reclutar veteranos y contratar 53 naves para transportar esa tropa. Más de 6.000 hombres atravesaron el Atlántico. Entre ellos había simpatizantes de la causa patriota, aventureros, mercenarios y, en fin, soldados de fortuna de gran experiencia militar, avezados en la guerra moderna. Su participación en la gesta va a ser definitiva.

Todos llegaron a los Llanos por el río Orinoco, vía controlada por los patriotas venezolanos. Se organizaron en tres cuerpos: la Primera Legión Británica, la Segunda Legión Británica y la Legión Irlandesa, y otros se integraron a los batallones criollos. Además de soldados, también hubo destacados oficiales encargados de conformar el ejército libertador. Ellos lo organizaron, por fin, según los principios de la guerra moderna, para hacer frente al ejército de Pablo Morillo.

De este modo, la confrontación cambió en dos sentidos. Por un lado, la tropa pudo contar con el apoyo inglés en pertrechos, disciplina y ejemplo de soldados profesionales, un ejército que podía marchar, moverse en el terreno y presentar disciplina en la batalla. Y, por el otro, marcaría una diferencia entre venezolanos y neogranadinos.

La tropa venezolana recibió primero la decisiva asesoría. Por eso, cuando Simón Bolívar atravesó el río Arauca el 4 de junio de 1819, esos soldados tenían una ventaja sobre los neogranadinos, entusiastas y decididos, pero carentes del entrenamiento militar moderno. Esto hizo que los venezolanos se impusieran en la comandancia de las tropas y la guerra. El único general de división fue José María Córdoba, luego del triunfo en

Ayacucho en 1824, ascenso que le costaría la vida posteriormente.

Esto explica por qué el ejército libertador, de hecho, estaba conformado por dos cuerpos: uno, el venezolano, muy profesional, que se reunió inicialmente alrededor de Bolívar. Y, otro, el neogranadino, congregado en torno a Santander. No es despreciable el hecho de que la comandancia inglesa apoyó a Bolívar cuando surgieron las diferencias con los neogranadinos.

Esta fue una de las causas de las diferencias que luego provocaron la disolución de Colombia en 1831. La élite colombiana del siglo XIX veía esta fecha como la de la verdadera independencia de la Nueva Granada.