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Jaime Posada, rector de la Universidad América.

ENTREVISTA

"Las ilusiones y desvelos de Antonio Nariño se ven reflejados hoy en día en nuestra Constitución"

A propósito de los 200 años de la primera edición del periódico La Bagatela, el periodista y director de la Universidad América, Jaime Posada, considera que "muchos de los ideales de Antonio Nariño se hicieron ley de conducta".

13 de julio de 2011

El domingo 14 de julio de 1811, Antonio Nariño publicó la primera edición del periódico La Bagatela. En la celebración de los 200 años de la publicación, la Universidad América decidió rendir un homenaje a quien considera “el gran apóstol de nuestras libertades”. Lanzó la revista La Bagatela, Revista de Derechos Humanos.
 
A propósito de la efeméride, Semana.com entrevistó a Jaime Posada, padre del fallecido Roberto Posada García-Peña (D’artagnan), rector de la Universidad América y director de la Academia Colombiana de la Lengua.
 
Posada, quien conoce la historia de las últimas décadas de periodismo, describió cuál ha sido el papel de la prensa en la defensa de los Derechos Humanos y explicó por qué la Constitución del 91 es la evolución de las ideas de Nariño. 
 
Encuentre aquí los 38 ejemplares de La Bagatela.
 
Semana.com: Hace 200 años salió el primer ejemplar de La Bagatela. ¿Qué significó eso para el país?
 
Jaime Posada: En 1811, el periódico La Bagatela fue el resultado natural de una revolución. Fue una tribuna al servicio de las ideas de la emancipación. Antonio Nariño, sin dejarse identificar, satírico y avizor, invitaba a todos los neogranadinos a que se pensara dentro de una modalidad distinta, nueva, americana y libre. La Bagatela, ayudó a definir en la conciencia de los criollos una devoción por los valores del espíritu y una vigilia permanente para que los derechos básicos de la persona humana no fueran a ver esterilizado su fuego alentador.
 
Semana.com: ¿Por qué decidieron bautizar con el mismo nombre una revista de Derechos Humanos?
 
J.P.: Con motivo del segundo centenario de la primera edición del periódico La Bagatela, en honor a la memoria del colombiano de todos los tiempos, Antonio Nariño, el gran apóstol de nuestras libertades, y considerando las constantes transgresiones a los derechos de la persona humana en nuestro país, la Universidad de América y su Instituto de los Derechos del Hombre y del Ciudadano decidieron crear La Bagatela, Revista de Derechos Humanos.
 
La sede de la revista y del Instituto de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Universidad América es el claustro en donde Antonio Nariño tradujo e imprimió por primera vez en Hispanoamérica la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
 
Semana.com: ¿Cuál es el objetivo de la publicación?
 
J.P.: La Bagatela, Revista de Derechos Humanos tiene como fin impulsar la investigación y divulgación de escritos concernientes a hacer valer los derechos inherentes a la persona humana, cultivando la reflexión para restablecer la unidad y la concordia entre todos los connacionales.
 
Semana.com: Antonio Nariño tradujo al español la carta de derechos en 1793 en su Imprenta Patriótica. ¿Después de dos siglos cómo ve la situación de derechos humanos del país?
 
J.P.: A pesar de haber logrado grandes conquistas en materia de Derechos Humanos, subsisten en Colombia graves violaciones a los derechos esenciales de la persona humana. Nuestra sociedad, durante más de medio siglo, ha vivido un conflicto armado que ha arrojado un constante y sistemático atropello a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario.
 
Semana.com: Usted es un conocedor de la historia de la prensa de las últimas décadas, por su relación con El Tiempo. ¿Qué relación tiene el periodismo con los derechos humanos?
 
J.P.: Desde cuando fundé el periódico estudiantil que se llamaba Ideario y el semanario Batalla y en los periódicos El Tiempo, Intermedio y El Mercurio, persistentemente y tratando de evadir la censura cuando la hubo, con mi firma o sin ella, comenté la naturaleza de los Derechos Humanos y contribuí a la divulgación de los mismos. Si se escruta un poco el proceso de la evolución nacional, se verá cómo el poder de las ideas sobre la dignidad humana, divulgadas por las distintas hojas, ha representado una fuerza moral permanente, ha influido decisivamente en las transformaciones de la vida colectiva y ha ido tomado un papel protagónico a la hora de hacer respetar, proteger y garantizar los Derechos Humanos.
 
Semana.com: ¿Qué piensa del periodismo de opinión de hoy en día?
 
J.P.: Ha tenido primacía un periodismo serio por encima de un periodismo sensacionalista.
 
Semana.com: ¿Se puede decir que hoy en Colombia la prensa es libre?

J.P.:
Sí.

Semana.com: ¿Hoy en dónde están los hombres libertarios como Nariño?
 
J.P.: Los podemos encontrar en algunos pensadores políticos y defensores de libertades.
 
Semana.com: En 1955 usted escribió el libro La Crisis Moral colombiana. Después de 55 años, ¿cómo ve al país?
 
J.P.: Colombia necesita templar y hacer válida una exigente conciencia moral que rehaga muchos valores deshechos. La defensa de los derechos de la persona humana debe empezar a ser considerada como una labor permanente de cada individuo, cumplida con diligencia y expresada en realidades. Todas las formas de violencia, vengan de donde vinieren, acojan el disfraz que acogieren, deben ser repudiadas y castigadas dentro del marco de la ley. Todas las expresiones del crimen necesitan ser contenidas con severidad ejemplificante. Todos los recursos de la corrupción deben ser desnudados para repudio y sanción plenos y oportunos. Progreso sin conciencia moral puede ser retroceso.
 
Semana.com: ¿En la Constitución de 1991 cómo se refleja el pensamiento de Nariño?
 
J.P.: El alcance del pensamiento de Antonio Nariño adquirió un tenaz poder de gravitación sobre nuestra vida política y social. Sus ilusiones y desvelos se ven reflejados hoy en día en nuestra Constitución. Fue el actuar de este prócer quien dio a la revolución americana el carácter de un movimiento destinado a buscar la dignificación del hombre por medio de la defensa de sus derechos esenciales tan bien reconocidos y proclamados en la Constitución del 91.
 
Semana.com: ¿Estamos lejos de alcanzar sus ideales?
 
J.P.: Muchos de sus ideales se hicieron ley de conducta, con la garantía de ser un mensaje que no perece.