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Migrantes venezolanos. | Foto: Daniel Reina

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Migrantes venezolanos, ¿a bailar con la más fea? Su atención estará a cargo de un ministerio que todavía no existe

La eliminación de la Gerencia de Fronteras y la creación de una nueva instancia a cargo de la Cancillería es la decisión provisional del Gobierno, mientras se crea el Ministerio de la Igualdad, que tendrá a su cargo a 2,47 millones de personas del vecino país.

19 de octubre de 2022

La eliminación de Consejerías en el Departamento Administrativo de la Presidencia de la República significó el entierro silencioso de la Gerencia de Fronteras, entidad que atendió la migración venezolana.

Durante el gobierno Santos, se concentró en la atención humanitaria y el gobierno Duque consolidó la regularización con el Estatuto Temporal de Protección a Venezolanos.

El reto de la administración Petro es apostar por la integración de los migrantes, pero comenzó con el pie izquierdo, eliminando la Gerencia de Fronteras y creando una oficina a cargo de la Cancillería.

El proyecto de ley en que se crea el Ministerio de la Igualdad contempla que los migrantes son uno de los 10 grupos de atención a cargo de una entidad cuyo despegue está en veremos.

Eso en la práctica significa un limbo absoluto para 2,47 millones de personas venidas del vecino país. “Hay un vacío institucional que está generando un efecto nocivo y ese efecto es que hoy los venezolanos no tienen certeza de la materialización de la regularización a través del Estatuto”, asegura Ronal Rodríguez, del Observatorio para Venezuela de la Universidad del Rosario.

La Gerencia de Fronteras era el vaso comunicante entre el gobierno central, los departamentos, las alcaldías y los cooperantes e implementaba la integración de los venezolanos como una fuerza productiva y social para el país.

Su eliminación frenó en seco el proceso, y el paso de sus funciones a una oficina a cargo de la Cancillería, genera más dudas que certezas.

“Cancillería no tiene esas capacidades, es muy poco probable que una viceministra pueda coordinar a los ministros para dar respuesta a todas estas temáticas cuando es una responsabilidad del Estado colombiano, que venía desarrollando la Gerencia de Fronteras”, explica Rodríguez.

La reciente crisis de migrantes venezolanos en Necoclí disparó las alarmas. La Gerencia de Fronteras habría resuelto la situación, pues ya tenía experiencia en articular procesos de respuesta con las autoridades regionales.

El recién nombrado director de Migración Colombia, Fernando García apagó el incendio con paños de agua tibia, mientras que la sola visita del embajador de Estados Unidos, provocó la desbandada de casi 10.000 personas del municipio, cuando anunció que quienes viajaran por el Darién hacia su país perderían el tiempo porque no serían admitidos. El episodio reiteró la necesidad de que haya una entidad con margen de maniobra amplio para atender la migración venezolana.

“Esa integración no se va a poder implementar si no hay una clara política de Gobierno, si no hay una clara división y función de tareas en la estructura. Requiere un funcionario que trabaje las 24 horas del día los 7 días de la semana”, asegura Rodríguez.

Por otro lado, en los últimos días la Unión Europea anunció la entrega de 22 millones de euros para los migrantes y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reiteró su apoyo al Estatuto Temporal de Protección, pese a que no hay una línea de Gobierno clara sobre lo que pasará con la atención de los venezolanos.

El anuncio de que la integración de los venezolanos quedará a cargo del Ministerio de la Igualdad, que ni siquiera existe aún, envía, según los expertos, un mensaje de retroceso a los migrantes y a la comunidad internacional.

“Pareciera y se sintiera como si el tema migratorio se hubiese convertido en la cenicienta de la actual administración; no se deja de mantener la visibilidad, de mantener un discurso, pero en la práctica, en lo que tiene que ver con todo el proceso de formulación de política pública en el nivel nacional, departamental y local, y particularmente su articulación con los otros actores de la sociedad, se está perdiendo todo ese nivel de trabajo y toda esa dinámica”, sentencia Rodríguez.