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La marcha por la paz se concentra en la Plaza de Bolívar de Bogotá. | Foto: León Darío Peláez

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Miles de colombianos claman por el fin de la guerra

Siguen las marchas a lo largo del país, en homenaje a las víctimas y en apoyo a la mesa de diálogos.

9 de abril de 2013

Miles de colombianos con camisetas blancas marcharon el martes en homenaje a las víctimas del conflicto armado interno y en apoyo a una negociación de paz con la guerrilla, en una de las mayores manifestaciones en favor del fin de las hostilidades que han dejado miles de muertos.

La jornada del 9 de abril, una fecha consagrada como el día nacional de la memoria y solidaridad con los afectados por el conflicto en la Ley de Víctimas, vigente desde enero de 2012, es una de las más grandes manifestaciones en Bogotá desde febrero de 2008 cuando millones de colombianos se lanzaron a las calles en protesta contra el secuestro y la guerrilla.

Aunque se realizaban marchas similares en otras localidades del país, la asistencia era mucho menor a la de la capital, de acuerdo con las autoridades. En Medellín, segunda ciudad colombiana, la concurrencia fue inferior a las 2.000 personas.

La fecha fue escogida en recuerdo del asesinato el 9 de abril de 1948 en las calles del centro de Bogotá del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, lo que generó una oleada de violencia entre sus filas y las conservadoras y partió en dos la historia del país, que desde entonces no vive en paz en medio de la acción de distintos grupos armados ilegales, desde guerrillas hasta paramilitares y el surgimiento de las bandas del narcotráfico.

La marcha, que partió desde siete distintos puntos de la ciudad y debe concluir en la céntrica Plaza de Bolívar, fue convocada por distintos sectores, desde organizaciones de izquierda como Marcha Patriótica, hasta grupos no gubernamentales de derechos humanos y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, con el apoyo de distintas instituciones como la Fiscalía General, la Alcaldía de Bogotá y de otros ciudades para apoyar el proceso de diálogos de paz en Cuba.

Desde fines de 2012 Santos lleva adelante negociaciones en La Habana con las FARC, en el cuarto intento de un gobierno colombiano por acabar con el conflicto con esa organización insurgente, surgida en 1964 y actualmente con unos 7.800 miembros armados. Santos ha dicho también que "más pronto que tarde" espera poder negociar con el ELN, que con unos 3.000 integrantes es el segundo grupo insurgente del país.

Aunque ni Santos ni las FARC han dado detalles sobre exactamente en qué puntos tienen acuerdos y desacuerdos, los dos bandos sostienen que el diálogo avanza a buen ritmo y han expresado su confianza en alcanzar un acuerdo.

"El conflicto armado no tiene futuro. Llevamos demasiados años derramando sangre", dijo Santos a la agencia AP durante una parte del recorrido a pie que comenzó en un monumento al lado del Ministerio de Defensa y que se extendió por unas 40 cuadras hasta un sector del centro de la ciudad.

El proceso en Cuba "es una gran oportunidad para llegar por fin a lograr la paz anhelada", añadió el mandatario, quien tras culminar su recorrido partió hacia la ciudad de Medellín, en el noroeste del país, para otro acto.

"El proceso de paz marcha en la dirección correcta y queremos meterle más el acelerador, por eso se reforzó con la llegada de Catatumbo y la llegada de Catatumbo, sin ninguna duda, eso refuerza que las FARC están comprometidas en este proceso", aseguró el presidente, acompañado por miembros de su gabinete y al menos unas 5.000 personas.

Catatumbo, cuyo nombre real es Jorge Torres Victoria, de 60 años, es uno de los miembros de Secretariado de las FARC y llegó el fin de semana a Cuba para sumarse a la delegación rebelde en la mesa de negociaciones.

Según Santos, esa manifestación de apoyo es necesaria porque en caso de un eventual acuerdo tal pacto deberá ser refrendado por los colombianos en una consulta popular de la que no ha dado detalles.

Para algunos analistas, sin embargo, tal movilización, incluso con empleados públicos como los de la alcaldía de Bogotá cuyas autoridades declararon una suerte de feriado para impulsar la participación en la caminata, es una forma forzada de estimular el respaldo a la negociación.

La marcha "es una forma muy artificial de tratar de generar apoyo a un proceso de paz... en el que no cree la opinión pública", dijo Alfredo Rangel, de la Fundación Seguridad y Democracia, que analiza el conflicto armado.

La mayoría de los funcionarios llevaban una camiseta blanca en la que se leía "Mi aporte es creer" y "Yo creo en la paz".

Santos empujó durante una parte del trayecto la silla de ruedas de un soldado herido durante un combate.

En otros puntos de la ciudad la muchedumbre con globos blancos avanzaba hacia la Plaza de Bolívar portando pancartas en las que se podían leer consigas como "No más violencia" y "Santos no se aculille( atemorice). Métale a la paz".

Aunque la mayoría de los colombianos apoya la paz, muchos se muestran escépticos y consideran que el problema de la guerrilla está empeorando, según un sondeo de la firma Gallup divulgado en febrero. La encuesta entrevistó a 1.200 personas en cinco ciudades del 13 al 20 de febrero y tuvo un margen de error de tres puntos porcentuales.

Pero "yo siempre he sido cauteloso", dijo Santos interrogado sobre un final exitoso de las negociaciones. "Nosotros no hemos creído en las FARC por la cantidad de veces que nos han engañado" en pasadas conversaciones, aseguró el jefe de Estado.

Tal postura pareció ser apoyada parcialmente por Jairo Gómez, un artista pintor de 42 años que desde una galería de cuadros veía a los manifestantes pasar. "Aquí las marchas que hagan nunca llegan a nada concreto... este país no lo cambia nadie. No creo en las FARC, ni en el gobierno ni en nadie. ¿Por qué? Porque todos son mentirosos", dijo Gómez.

Sin embargo, para el congresista y activista de derechos humanos Iván Cepeda, del Polo Democrático Alternativo, el objetivo principal es que ninguna de las dos partes se levante de la mesa. "El propósito esencial es el respaldo al proceso de paz, a las negociaciones que se están dando en La Habana y la exigencia, tanto del gobierno como a la guerrilla, de que no se vaya a detener la mesa hasta tanto se llegue a un acuerdo".

En otro punto de la marcha, Paola Solís, una abogada de 32 años, indicó que "no creo mucho en las FARC... pero sí en un proceso de reconciliación".

De acuerdo con el comandante de las fuerzas militares, general Alejandro Navas, al menos 25.000 soldados y policías han muerto en el conflicto en los últimos 50 años y otros 100.000 han resultado heridos. Grupos de derechos humanos y la Fiscalía sostienen que al menos 41.000 personas fueron desaparecidas mientras a los paramilitares se les atribuye hasta 156.000 asesinatos entre 1980 y 2004.

La policía calculó que en Bogotá unas 200.000 personas participaron en las diversas caminatas.