Pastrana: Santos es “genuflexo” con las FARC

Hace ya algún tiempo que no sonaba el expresidente Andrés Pastrana. Hasta este martes. El exmandatario se dejó venir con una dura carta con destino al presidente Juan Manuel Santos en la que, en unos cuantos párrafos, vertió sus críticas acerca de la manera como el Gobierno adelanta el proceso de paz con la guerrilla de las FARC, en el cual -según considera- se “excluye a la mayoría de colombianos”.

Pastrana, recordado por despejar 42.000 kilómetros cuadrados en los departamentos de Meta y Caquetá, correspondientes a los municipios de Uribe, Mesetas, La Macarena, Vistahermosa y San Vicente del Caguán, cuestiona ahora las concesiones que a su entender le está haciendo Santos a la guerrilla.

El expresidente, en primer término, cuestiona que tan pronto las FARC entregaron al “general rehén” Rubén Darío Alzate, el presidente Santos haya “correspondido el gesto” con una propuesta de amnistía para los delitos relativos al narcotráfico por parte del grupo rebelde.

“El tema de las drogas ilícitas, que el Gobierno daba por resuelto en La Habana, despertó esta vez, por razón de la extemporánea iniciativa presidencial, la indignación nacional”, argumentó.

Incluso, Pastrana insinúa que ese ofrecimiento obedece o al pago del rescate por el general, o a la claudicación de principios ante la guerrilla para lograr, “a cualquier costo”, la firma de un acuerdo. “Ese acto presidencial constituye una vergüenza. El amparo del narcotráfico bajo la sombrilla del pretexto político es la genuflexión del Estado colombiano ante el poder del crimen organizado”.

Considera el exmandatario que la política de diálogo del presidente Santos “y sus amigos” es “excluyente y sectaria”, va en contravía de la “gran mayoría del país” y es cada día “más débil ante los enemigos del Estado”.

Dice Pastrana: “La amnistía al narcotráfico acerca cada día más al país a la firma de un acuerdo peligrosamente desfavorable para nuestra democracia”.

En la carta, Pastrana le ruega a Santos un real diálogo nacional y sobre todo la posibilidad de oír a los colombianos “más allá de su círculo personal” para “rectificar oportunamente el curso del proceso”.