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Petro se destapa

En su primera entrevista como alcalde, Gustavo Petro pone sus cartas sobre la mesa y anuncia un cambio de modelo para Bogotá.

7 de enero de 2012

SEMANA: ¿Se imaginó llegar a ser alcalde de Bogotá?

GUSTAVO PETRO: Siempre el horizonte fue gobernar. Eso fue lo que desde los 17 años intuimos. En el M-19 hubo quienes pensaron que eso era en el fin de los tiempos, y hubo quienes nos colocamos en la idea de que el gobierno era para ya.

SEMANA: Un tema clave ha sido su deslinde con la guerrilla...
 
G.P.: Esa es una enorme discusión. ¿Era necesaria la fase armada en los años del Estado de Sitio? Es difícil responder esa pregunta. Pero, en los últimos ocho años, cualquier ambigüedad en el tema de la lucha armada era desastrosa porque la población llegó a un punto de decisión en el que la actividad política tiene que deslindarse de la violencia, y cualquier ambigüedad la cobra.

SEMANA: Usted cree que lo de su imagen es un problema solucionado, pero no ha tenido luna de miel y le han caído por cada declaración. ¿Cree que se debe a que no se borró del todo eso?
 
G.P.: No, no es eso. Las fuerzas contra las que actué en los últimos años quieren cobrármela ahora: los contratistas que denuncié, los paramilitares y lo que queda de sus aliados, los que han estado cerca del círculo del poder en los últimos ocho años. Antes no pudieron contra mí, pero ahora que estoy en el Ejecutivo, cualquier traspié es cobrable más fácilmente.

SEMANA: Es distinto un alcalde que gana con el 30 por ciento de los votos a uno que gana con el 60. ¿No afecta su gobernabilidad? 
 
G.P.: Matemáticamente sí, pero esas son las reglas del juego. Para que eso no sea así
tendría que haber segunda vuelta, y yo la hubiera ganado. ¿De qué va a depender nuestra gobernabilidad? No del resultado, sino de lo que hagamos. 
 
SEMANA: ¿Siente en los estratos altos una oposición dura?

G.P.: No la he sentido, pero el resultado electoral tiene una composición clara desde hace más de una década y es que la votación popular es diferente a la de los estratos altos. Eso podría ser manejado hacia una polarización de lado y lado, pero no es nuestra intención. 
 
SEMANA: ¿No es el suyo, de hecho, el primer gobierno de izquierda en la capital?

G.P.: En los dos gobiernos del Polo existieron cosas valiosas y realmente innovadoras aunque invisibilizadas, como la atención integral a la niñez. Pero como visión, el Polo siguió el modelo de Peñalosa. Y no es que fuera negativo sino que ya no es pertinente. El pecador ahí es sobre todo el último gobierno del Polo, que tenía que dar un viraje y terminó perdido en lo que sabemos. Este es un gobierno de izquierda.
 
SEMANA: ¿Eso se refleja en su gabinete?

G.P.: El perfil es de gente que ha luchado con nosotros desde hace tiempo, con experticia. Todos tienen una tradición en causas democráticas articuladas con nosotros. Muchos no son del Polo. No lo repartimos clientelarmente, queremos volver realidad un programa. Por eso está constituido así, mucha gente de academia de la Nacional y el Externado. 
 
SEMANA: A María Fernanda Rojas se le critica que no tiene experiencia para ser directora del IDU, y Diego Bravo, en el Acueducto, tiene una demanda de la Procuraduría.

G.P.: En el IDU el tema es que no tenemos IDU. Lo que usted dice sería una crítica válida si tuviéramos los ingenieros, la capacidad, la experticia. Pero la planta de personal técnica del IDU la perdimos; parte del personal quedó arrinconado y otra parte fue reemplazada por puestos políticos, que eran los que firmaban y permitieron lo que sucedió. Si queremos recuperar el IDU, entonces la labor del director es diferente a la de un administrador. Tiene que rescatar confianza.
Si Bravo hubiera estado metido en un grave problema disciplinario no hubiera podido ser procurador. Cuando fue director de la CAR dio una pelea contra Peñalosa en 2000, alrededor del POT y el río Bogotá, que le trajo un costo. 
 
SEMANA: ¿Y Bonilla y otros de perfil académico pero poca experiencia en gestión?

G.P.: La contratación y las finanzas se manejan (en las secretarías) con una unidad que se llama dirección corporativa, donde ponen a los hombres claves de la corrupción y ahí hay casillas en cada entidad que van a cambiar. Hasta ahora hemos cambiado el primer nivel. Para esas casillitas, vamos a abrir un concurso de méritos para que lleguen personas sin cercanías políticas pero con conocimientos técnicos.

SEMANA: ¿Cómo va a ser la relación con el Concejo?

G.P.: La sensación es que no tenemos una reacción cerrada del Concejo en contra de nosotros. Hay dos maneras de abordar la relación. Mockus demostró que se puede gobernar sin Concejo, pero eso trae como consecuencia el cierre del diálogo político. La otra es el clientelismo, que no es un delito pero puede terminar en delito. Yo estoy proponiendo una tercera alternativa. Hablamos con bancadas, con un diálogo bilateral cada mes y establecemos quién es oposición y quién gobierna. 

SEMANA: Esta alcaldía tiene un reto muy grande por el caos de la ciudad. ¿Cuáles van a ser sus prioridades este año?

G.P.: La primera gran apuesta es la participación. Aquí se juntan tres momentos de decisión: el Plan de Desarrollo, el presupuesto, y el Plan de Ordenamiento Territorial. Si ahí fallamos, fallamos. Lo que queremos es dar un gran salto en participación ciudadana, por lo menos un millón de personas participando. Un Estado progresista, que se pliega a la población misma. No es estatismo, como nos critica la extrema derecha.
 
SEMANA: ¿Algún ejemplo concreto?

G.P.: Le voy a poner un ejemplo: los 1.000 jardines infantiles. Bajo el esquema de la administración tradicional, cada niño cuesta 3 millones de pesos. ¿Tenemos o no los recursos? No. Entonces dicen que eso es populismo. Solamente consiguiendo los lotes naufraga el programa. Pero hay otra manera de hacerlo. Si usted va y mira cuál es la realidad de los jardines infantiles de los sectores populares, encuentra 6.000 jardines. Una señora abre su casa, contrata a otros profesores y le cobra a la familia 50.000 pesos. La gente lo hace porque no tiene más opciones. Puede que no salga tan bien, pero el niño vale 50.000, no 3 millones. Entonces, tú puedes decidir que eso no sirve; o le dices a la señora que el Estado le va a pagar la matrícula al niño y puedes ayudar con una planta de profesores, con nutrición, con salud. El Estado se va pegando a la realidad social y al final no es que tengamos 1.000 jardines, podemos tener 8.000. Sin pasar por la arquitectura del Estado, que nos impediría quizá hacer realidad el programa, pero pegándonos a la participación ciudadana real, podemos hacerlo a corto plazo. 
 
SEMANA: Ricardo Bonilla ha dicho que hará falta dinero para sus planes. ¿Cómo piensa financiarlos?

G.P.: Hemos diseñado una propuesta tributaria, porque la gran discusión social es: ¿Está dispuesta la sociedad bogotana a que protejamos integralmente a nuestros niños, ricos y pobres, digamos, como un pacto social? El presupuesto participativo nos lo va a decir en la práctica, pero la discusión está abierta. Eso nos vale, pero ¿estamos dispuestos? Si la respuesta es afirmativa, tenemos que financiarlo y financiarlo es tributo.
 
SEMANA: ¿Qué va a pasar con el metro?

G.P.: Dimos ya el paso próximo con los estudios de diseño que va a hacer la empresa que contrató el Banco Mundial. Eso debe quedar este año. Esos estudios no solo entran a definir la línea, sino la etapa definitiva, que es cuánto vale. Si es excesivo, el gobierno nacional y distrital empezamos a pensar cómo hacemos. 
 
SEMANA: ¿Si es mucho, no se haría?

G.P.: El proyecto es a 2018. Hay que ver flujos de crédito, seguramente a 20 años, y eso da unos pagos anuales del porcentaje de la Nación y del Distrito. Cuando estaba en campaña, hice un cálculo. Bogotá sí puede pagar 60 millones de dólares al año. 

SEMANA: ¿Cómo serán los peajes?

G.P.: Yo dije “pagos por congestión”. Pueden ser peajes, pero hay otras formas, como zonas de parqueo. ¿Cómo se cobra el parqueo? Como en Europa o en Estados Unidos, incluso puede ser por concesión: se queda con una parte y me entrega a mí una parte. Lo que me entrega son dineros que van al transporte público. Entonces ya tienes una forma de financiación. Puedes crear dos tarifas diferenciales, barato en La Castellana, por ejemplo, y caro en Santa Fe, entonces parquear en el centro de Bogotá se vuelve carísimo.
 
SEMANA: Gina Parody ha dicho que cobrar en el centro es discriminatorio contra gente de clase media, que es la que viene en carro…

G.P.: Eso no es discriminatorio. Supongamos que son peajes y establecemos este sistema de financiación que estoy proponiendo. La plata de ese peaje va para el transporte público. Entonces el señor de clase media que viene en su carro, al entrar al centro, si establecemos ahí la zona de congestión, paga, pero ese mismo señor cuando deja su carro en su casa y se sube a un bus o aun ‘tran’ (tranvía) recibe. 
 
SEMANA: El corredor ambiental de la séptima ¿qué tanto puede tomar?

G.P.: Ese es el ‘tran’. Me he reunido con el gobernador de Cundinamarca saliente, él es el que encuentra que no es tren de cercanías sino tren –‘tran’, tren– tranvía. Él hace el primer estudio Faca-Fontibón, pero las autoridades de Bogotá, amantes de TransMilenio, le dicen que solo llega hasta la (avenida) Ciudad de Cali. Cuando me reúno con él, le digo: “Ese modo debe entrar por la séptima y resolver el problema de la séptima, doblar por la Jiménez y empatar de nuevo con Zipa-Faca”. Es la primera línea regional. No es más costoso que hacer un TransMilenio, es eléctrico, verde, estéticamente interesante, junta región con ciudad, no provoca urbanización en la sabana como el bus, por las estaciones fijas, al contrario, provoca densificación. El actual gobernador en las conversaciones de empalme dijo que sí. Si él se le mide, empezamos.

SEMANA: ¿Y el TransMilenio?

G.P.: Voy a meter lo que llamamos TransMilenio en la Boyacá, pero no necesito hacer lo que hicimos en la 26. Solamente el carril central, dejando los carros quietos y todo lo demás quieto y ya estoy cumpliendo el objetivo. Eso me vale mucho menos. Quizá el andén no se mejoró, pero está el bus andando. Eso me permite liberar recursos, hacer otras infraestructuras, puedo aprovechar la nueva ley de alianzas público privadas. Puedo crear sobre todo hacia lo férreo que es hacia donde me propongo andar, hacia lo eléctrico. Yo no le discuto a Peñalosa que TransMilenio no sirva, pero pensar que es lo único es una obsesión. Está equivocado. Cuando digo que en la ALO pase el ‘tran’ a él le parece un dato terrible porque quiere que pase TransMilenio. Si pasa el ‘tran’ libero territorio.
 
SEMANA: ¿Qué va a pasar con el Pico y Placa?

G.P.: El Pico y Placa no es ya una solución. Pero se desmonta progresivamente en tanto estamos implementando la otra fórmula, los cobros por congestión. Eso no se hace el 10 de enero, entonces el 10 de enero hay Pico y Placa normal. Tendremos un modelo en unos meses y vamos midiendo; si funciona, el Pico y Placa va disminuyendo gradualmente. Incluso puede ser reemplazado completamente, ojalá.

SEMANA: ¿Habrá modificaciones al Pico y Placa, para hacerlo más rotatorio?

G.P.: Sí, hay formas, por horarios o por zonas. ¿Para qué un Pico y Placa en Ciudad Bolívar o en el interior de Bosa? Geográficamente los horarios pueden ser muy flexibles. Incluso una forma de empezar a medir la zona de congestión es un Pico y Placa zonal. 
 
SEMANA: ¿Los militares ya dieron el visto bueno sobre la prohibición del porte de armas?

G.P.: Lo que hemos hablado con ellos es que vamos a medirlo por un periodo, porque este no es un tema solamente para reducir cifras de homicidios, aunque el diez por ciento de los homicidios se hace con arma legal. El tema es de una cultura general de desarme. En el consejo de seguridad esta semana tuvimos una discusión alrededor de qué es lo que más mata en Bogotá. Hay una tesis de que la causal principal es la venganza y eso nos remite a organizaciones mafiosas. La de la Policía es que es riña, que nos remite a una cultura, de más difícil solución. Se va a hacer una consulta con la Brigada 13, que es la autoridad en este tema del porte, y la Brigada va a consultar con el ministerio. Si esas consultas son favorables, a partir del primero de febrero entra a regir la medida.

SEMANA: ¿Cómo está la relación con la Policía y con la Brigada?

G.P.: Contrario a lo que la extrema derecha piensa por puro prejuicio, la relación nuestra con la Policía y el Ejército es buenísima.
 
SEMANA: ¿Fue traumático el empalme?

G.P.: Las comisiones llegaban con ojo avizor y no fue fácil, pero el trabajo ha sido bueno. Hicimos un tablero de emergencias, un panel con colores. En rojo tenemos lo más urgente, no solo temas de corrupción. Por ejemplo, procesos judiciales que fallaron en contra (del Distrito) en primera instancia y necesitan apelación. El cálculo que tenemos de esos es de 400.000 millones.

SEMANA: ¿Cómo es eso de organizar la ciudad en torno al agua?

G.P.: Yo digo revitalización y no renovación urbana. La revitalización es un concepto que incluye a la población que está en el territorio, mientras el concepto de renovación la excluye y la desplaza, que es lo que ha sucedido en Bogotá. Revitalizar es que la misma comunidad puede participar y su lugar se va a volver más bonito, más amigable. Esto es redensificar también. Si decimos redensificar el centro, específicamente el gran núcleo de la ciudad de hace 70 años, aparece un problema que son las redes, sobre todo alcantarillados y aguas lluvias. ¿Cómo drena naturalmente la región? La región drena por las quebradas ¿Dónde están nuestras quebradas? La inmensa mayoría están enterradas. Entonces, las descubrimos, construimos sistemas de drenaje de aguas lluvias hacia las quebradas, abaratamos costos, y revitalizamos urbanamente alrededor de las quebradas. El esquema del Parque El Virrey y la Jiménez. Ya tienes en la práctica cómo se va aplicando el principio de ordenar el territorio alrededor del agua. Y nos abarata. 
 
SEMANA: ¿Insiste en que no metió la pata con su famosa declaración sobre la ETB?

G.P.: Soy economista, con maestría y estudios en el exterior; hice estudios de doctorado en nuevas tendencias y dirección de empresas. Sé cómo se mueve la bolsa. Anteayer cayeron cinco por ciento las acciones (de la Empresa de Energía Eléctrica). Hubiera podido ser un gran titular ¿Pero qué es lo que tumbó el cinco por ciento? Alguien salió a vender 25 millones de pesos en acciones y no había comprador. Entonces, ¿por 25 millones de pesos el valor de la empresa se cayó 5 por ciento? Cualquier economista sabe que eso no es así, que así no se valoran las empresas. Son movimientos coyunturales, no es un movimiento estructural. La tesis del pánico económico era atrabiliaria, porque lo que sucedió ese día es que unos vendieron y otros compraron. ¿Con qué móvil, por qué? Ahí no voy a hablar más, porque ya no puedo.

SEMANA: Cómo han pensado el ‘holding’ de las tres empresas de servicios de Bogotá?

G.P.: El holding comienza por los miembros de juntas directivas delegadas del alcalde en las tres empresas. Es el mismo equipo rector en la ETB, Empresa de Energía y Acueducto.

SEMANA: La idea puede tener sentido económicamente, pero jurídicamente es complicada…

G.P.: ¿Por qué hacen holding las empresas privadas? Porque generan unas sinergias. Eso es lo que hizo el Sindicato Antioqueño y Bavaria. Algunos creen que la tesis de un holding es una estupidez y no funciona. En Singapur tenían sus empresas de servicios públicos, y las juntaron a través de un holding. Hoy mueve 157.000 millones de dólares y es propiedad pública. Decir que porque es holding es malo es una estupidez. Si los privados lo hacen racionalmente, por qué no lo podemos hacer desde un espectro público.
 
SEMANA: ¿Cómo piensa lograr la jornada única?

G.P.: No sabemos si podemos llegar a la totalidad. Este es el punto del programa que más dinero vale. La última reforma de la Ley de Transferencias, contra la cual luché mucho, determina el pago per cápita y el programa de la jornada única no busca más estudiantes sino más horas. Eso se discutirá con el gobierno. Eso se compensa porque la nación no nos está pagando el preescolar y la atención integral de tres años en adelante y debería hacerlo por ley. También queremos avanzar al grado 12. Queremos 100 nuevas infraestructuras educativas y el incremento de planta necesario para lograr ocho horas y una modalidad que Lucho implementó, Ciudad Escuela. Y que la infraestructura pública y privada de la ciudad, que sirve para educar, se ponga al servicio del colegio. El cálculo es de 1,9 billones de pesos en esto. Se necesitarían 8.000 profesores más. Vamos por fases. Los primeros seis meses solo dan para los colegios piloto. 
 
SEMANA: ¿Cómo van a ser los presupuestos participativos?

G.P.: Los tiempos son de ley. Tienes tres meses hasta la presentación del presupuesto al Concejo. Estos tres meses son los del presupuesto participativo. ¿Qué es lo que estamos haciendo? Lo que haría un grupo técnico reunido en esta oficina, lo hace la comunidad con técnicos. La decisión del alcalde se la estamos entregando a la ciudadanía. Vamos a citar a las JAL para que se apersonen en el proceso participativo, pero eso depende del talento de cada edil. Lo que se reparte hoy en toda la ciudad en presupuesto participativo es de 150.000 millones de pesos. Queremos poner en discusión presupuestalmente 4 billones de pesos anuales. 
 
SEMANA: Dijo que se iba a meter de lleno en la Universidad Distrital...

G.P.: Nosotros no tenemos más miembros en el consejo superior de la Universidad que el alcalde. La Universidad Distrital, a pesar de ser financiada por el presupuesto, no es del Distrito. Si estamentos universitarios y la nación –tema del cual hay que hablar con Santos– se mueven al unísono con nosotros, podemos dar un salto en la Distrital. El objetivo es que la Universidad sea capaz de duplicar los cupos y recoger la demanda que sale del grado 12, en tercer año. Porque el grado 12 es para eso. El muchacho termina su bachillerato en 11, pero si en 11 damos educación superior y en 12 también, pasa a tercer año en la Distrital, en la carrera específica, como en Europa.
 
SEMANA: Mucha gente dice que usted va por la Presidencia. ¿Dejaría la Alcaldía por la candidatura en 2014?

G.P.: No. Nunca lo he hecho. Siempre he tenido cargos por elección popular, pero nunca he renunciado a un mandato popular. 
 
SEMANA: Aun si la oferta fuera tentadora y el momento de la izquierda, maravilloso, ¿el candidato sería otro?

G.P.: Sí, otro. Nosotros cumplimos el mandato que nos dio el pueblo.