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¿QUIEN MATO A MATUS?

En el Meta no sólo matan a los de las UP, sino también a un prestigioso dirigente conservador.

20 de abril de 1987


Si en Boyacá y Cundinamarca llovió piedra, en Villavicencio siguió lloviendo plomo. Esta vez el muerto más célebre de la semana fue el ex gobernador Narciso Matus Torres, acribillado por dos sicarios que no usaron moto, sino que caminaron, dispararon y huyeron ante la mirada estupefacta y silenciosa de centenares de testigos en pleno centro de la capital del Meta.

Matus Torres, jefe conservador de ese departamento y suplente de Jota Emilio Valderrama en el Directorio Nacional de ese partido, fue la nueva víctima política en una región que registra, en un año, un escabroso récord: 44 dirigentes de la UP, tres liberales y dos conservadores, todos muertos por disparos a quemarropa y hasta ahora totalmente impunes.

"Aquí nadie tiene idea de nada, porque la impunidad es total", declaró el comandandante de la Policía de Villavicencio, en tono resignado. En efecto, a pesar de que el asesinato de Matus fue en un sitio concurrido y a una hora-pico-, nadie vio nada.

El prestigio de Matus Torres en la región se vio en claro en sus exequias. Una verdadera manifestación, con delegados de todos los municipios del Meta, se dice en la asamblea departamental a donde también llegaron delegados nacionales del conservatismo.

En el propio sepelio del ex gobernador la pregunta de ¿quién fue el asesino? se hizo en voz baja. Pero la respuesta se dio en coros vociferantes cuando se acusó a la UP de haber intervenido en el crimen. La Unión Patriótica ante el tamaño de la acusación y el rumor generalizado de su responsabilidad debió expedir un comunicado dejando en claro su repudio a la versión y a la violencia generalizada.

Al tiempo que se oían anuncios de investigaciones hasta las últimas consecuencias para aclarar la muerte del ex gobernador del Meta, en otras regiones del país el orden público se sobresaltaba hasta los extremos: en Norte de Santander siete policías y ocho guerrilleros del ELN y EPL murieron en enfrentamientos; en Remedios Antioquia un altercado entre la Policía y el alcalde (miembro de la UP) terminó con el allanamiento de la sede de la Alcaldía Municipal y en Boyacá y Cundinamarca se produjeron los paros cívicos con secuelas de muerte.

Estos hechos en medios del alto gobierno según supo SEMANA son considerados no sólo graves sino el augurio de que éste será "un año duro en materia de orden público, para lo que el país debe estar preparado política y sicológicamente". Para llegar a esta premonición, el gobierno es consciente de que "en la medida en que haya la rehabilitación y se establezca la normalización en zonas tradicionalmente en conflictos de orden público, se recorta el espacio político de los grupos guerrilleros en tregua o no. La actitud de éstos va a derivar, inevitablemente, en acciones desesperadas como las que ya se han presentado en varios departamentos. Del mismo modo, allí donde la Unión Patriótica tenga alcaldes que gobiernen bien y que logren establecer un clima de paz, es previsible que grupos de extrema derecha lleven también a cabo actos desesperados".

Este panorama en últimas mostraba que los enemigos de la paz de uno y de otro lado ya no están agazapados--