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El bajo mundo de la Internet

La redada mundial contra el delito por internet, que encontró colombianos involucrados, reveló un submundo en el que florece el tráfico de personas, órganos, drogas y armas, entre otros crímenes.

12 de agosto de 2017

Acomienzos de la semana pasada el mundo se sorprendió con la noticia de que un ciudadano polaco había secuestrado a una modelo británica de 20 años de edad en Milán, Italia. Lo que verdaderamente escandalizó, sin embargo, es que el sujeto la drogó, la metió en una maleta para transportarla y la retuvo durante una semana con el objetivo de subastarla por las redes de trata de mujeres en internet. Aunque al final el secuestrador se arrepintió y la joven quedó libre, su caso puso en las primeras planas uno de los miles de delitos cometidos por medio de la Deep Web (la red profunda, también llamada oscura, o dark), el lado más oscuro y siniestro de la web.

Para muchos navegantes ese es un mundo desconocido. Se trata de portales o páginas que no han sido indexados por ningún buscador, solo es posible acceder a ellos si se conoce la dirección exacta. Si bien no todo lo que allí se encuentra es ilegal o macabro, se ha transformado en un inmenso universo que, debido al anonimato que garantiza, ha sido copado por criminales y organizaciones delincuenciales extremadamente peligrosas. No es para menos, pues se dedican a delitos que van desde el tráfico de personas, la venta de órganos humanos, de armas de cualquier tipo hasta la pornografía infantil y la pedofilia, entre otros.

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El 31 de julio terminó la operación más grande que se haya realizado para combatir ese fenómeno. Participaron agencias de inteligencia de Alemania, Países Bajos, Estados Unidos, el Centro Europeo contra el Cibercrimen y por Colombia estuvo el Centro Cibernético Policial de la Dijín. Más de 40 investigadores de 22 países trabajaron en este caso que comenzó en 2014.

El resultado permitió el cierre definitivo de las páginas llamadas AlphaBay y Hansa. Allí 20.000 usuarios y 40.000 vendedores realizaron transacciones por 1.000 millones de dólares en los últimos dos años. En ese tiempo comercializaron 350.000 productos como armas, químicos tóxicos, documentos robados y drogas. En este último delito aparecieron varios colombianos que a través de páginas en la Dark Web comercializaban centenares de kilos de sustancias ilícitas.

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Allí vendían un kilo de droga en 5.800 dólares en promedio, mientras su valor en las selvas y calles del país ronda los 900, lo que evidencia el inmenso margen de ganancia. El modus operandi era simple e igual para todos los delitos. El comprador ingresaba al sitio en la Deep Web, donde ubicaba el producto. El vendedor pedía una transferencia, generalmente en bitcoines, y enviaba la compra por canales difíciles de rastrear como empresas de mensajería o encomiendas.

En la investigación internacional los peritos de la Dijín lograron rastrear las páginas en Colombia y 11 ‘comercializadores’ que vendían la droga a diferentes lugares del mundo. El sitio ya fue clausurado, pero la investigación para los arrestos está aún en pleno desarrollo, ya que existen serias sospechas de que además del negocio de cocaína los colombianos involucrados también podían estar en redes de tráfico de migrantes y armas. “La ‘Dark Web’ es un nuevo foco de atención para todas las agencias legales, incluida la Policía colombiana y la Fiscalía. Tenemos todas las capacidades técnicas y humanas para enfrentarlo y contamos con la ayuda de aliados internacionales”, afirmó a SEMANA el director de la Dijín, general Jorge Vargas. Esta operación mundial fue la primera gran batalla de la que parece ser una nueva y compleja guerra que se desarrollará en la World Wide Web.