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TERCERIA VENCIDA

El llamado Tercer Partido tiene en sus manos el reto de convertirse en una alternativa de <BR>poder. Y el gran examen será la Alcaldía de Bogotá.

29 de noviembre de 1999

Que pasaría si personajes de la talla de Francisco Santos, Antanas Mockus, Sergio
Cabrera, María Isabel Rueda, Gloria Cuartas, Juan Lozano y Hernando Gómez Buendía se unieran para
hacer un nuevo partido que compita con el Liberal y el Conservador? Pues eso precisamente es lo que
está pasando. Todos ellos son coordinadores de un nuevo movimiento político que por ahora ha sido
bautizado Alternativa Política Colectiva. Ellos, junto con otros 35 personajes independientes, forman
parte del comité organizador del nuevo movimiento.
Sin embargo el reto que tienen por delante no es del todo despreciable. Y la razón es bien simple: no
pueden permitir que el movimiento se convierta simplemente en un mecanismo más para disputar
elecciones. Si eso les sucede estarían haciendo lo mismo que los partidos tradicionales, sólo que con
nombre distinto. En palabras de Antanas Mockus, "tenemos que hacer primero el ejercicio de buscar un
acuerdo sobre cuál es la ruta a seguir y no sobre quién se sienta en el timón". No solamente tienen que
parecer distintos, también tienen que serlo.
El problema es que lo anterior suena muy bien desde el punto de vista filosófico, pero en la práctica se
trata de un ejercicio de malabarismo político muy complejo, algo así como una torre de Babel ideológica. Y
lo que es peor, contra el reloj. Estar de acuerdo con las figuras de derecha, centro e izquierda que conforman
el movimiento no será tarea fácil. Si no logran hacerlo antes de la primera gran prueba electoral que se viene
encima, que es la elección para alcalde de Bogotá, lo más probable es que la opinión pública no les dé
una segunda oportunidad. Como le sucedió al M-19, si un fenómeno de opinión no logra consolidarse y
mostrar que es una opción viable de poder, rápidamente pierde el apoyo. Y con los tres millones de votos de
Opción Vida todavía calientes la elección para burgomaestre de la capital será la oportunidad en la que se
gane o se pierda todo.

Se busca alcalde
Todo esto se enmarca en una situación todavía más compleja. Al parecer ninguna de las personas que
encabeza las encuestas quiere ser alcalde de Bogotá. El primero de todos y quien encabeza los sondeos,
Rosso José Serrano, asegura en privado que no le interesa la Alcaldía. De hecho, sus allegados afirman que
de retirarse de la Dirección de la Policía pensaría primero en lanzarse a la Presidencia en 2002 antes
que a la Alcaldía de la capital. La segunda en las encuestas, María Emma Mejía, también parece mirar esa
opción de reojo. Muchos consideran que tiene más madera presidencial, mientras que otros piensan que sólo
se lanzaría si está segura de que ganará la elección, pues no puede darse el lujo de perder. Así que lo más
probable es que esté esperando a que el mapa se defina del todo para tomar una decisión.
El siguiente en la lista es Antanas Mockus, quien también se siente muy poco tentado a repetir como
alcalde de la capital. Mockus dijo a SEMANA "si el país se endereza en el corto plazo, lo pensaría. Si no se
arregla, me suena más una opción presidencial". A buen entendedor, pocas palabras. A Mockus le sigue en
las encuestas Antonio Navarro, quien la semana pasada anunció su decisión de retirar su candidatura. Esto
deja a los capitalinos en manos del único personaje en las encuestas que está absolutamente seguro de que
quiere ser alcalde: Carlos Moreno de Caro.
La pregunta del millón es si el Tercer Partido logrará definir sus reglas de juego a tiempo y medírsele al reto
que se le viene encima unido y fuerte. De ello dependerá el que Noemí Sanín, favorita en las encuestas
para la elección presidencial, decida plegarse a las reglas del juego de ese nuevo partido o seguir su
camino sola hacia la elección de 2002. Pero si juega bien sus cartas y conquista la Alcaldía de Bogotá, la
tercera fuerza empezaría a borrar de un plumazo 150 años de historia de bipartidismo en Colombia. Lo cual
la pondría a un paso de ganar la Presidencia de la República.