Home

Nación

Artículo

Alias Pablito, el más temido miembro del Comando Central del ELN, ordenó asesinar a alias Alberto, Sierra y Guanache, tres capos del frente Domingo Laín, que opera en el oriente del país.

CONFLICTO

Traición y venganza: la sangrienta purga interna en el ELN

Por orden de alias Pablito, tres jefes guerrilleros bajo su cargo han muerto asesinados en los últimos meses. Otros cuatro estarían a la espera de su condena. Esta es la historia de la sangrienta cacería en las filas elenas.

7 de noviembre de 2020

En las filas del ELN viene ocurriendo una sangrienta purga interna. La protagonizan alias Pablito, miembro del Comando Central de la organización guerrillera, y alias Raúl, comandante del frente de Guerra Oriental, la estructura armada más poderosa de los elenos. La cacería se desató por la corrupción en el manejo de los dineros del crimen y ya deja como víctimas a tres importantes jefes guerrilleros. Al parecer, hay otros cuatro mandos a la espera de su juicio.

Según documentos internos del ELN, en poder de las autoridades y conocidos por SEMANA, la venganza comenzó hace tres meses y la han ejecutado sobre todo en Venezuela. El primer sentenciado en estas ejecuciones enmascaradas bajo el rótulo de juicios revolucionario fue alias Alberto o Brazo de Reina. Se trata de un guerrillero con más de 30 años en el ELN, en los que estuvo a cargo de varias comisiones y compañías como la Camilo Cienfuegos o la Simacota. Con el tiempo alcanzó el perfil de comandante de frente. Primero estuvo a cargo del Efraín Pabón, que opera en los Santanderes y Boyacá. A comienzos de este año asumió la jefatura del Domingo Laín, en Arauca y Casanare.

Alias Alberto tenía dos órdenes de captura de fiscalías en Bogotá y Bucaramanga por homicidio, secuestro, desaparición forzada, rebelión y terrorismo. Según las fuentes de inteligencia, cayó en desgracia cuando la cúpula del ELN descubrió que estaba torciendo los recursos de la organización, producto del narcotráfico, el secuestro y otros crímenes. Con esa plata había comprado propiedades para su beneficio en Colombia y Venezuela.

Al verse descubierto y consciente de lo que podía pasarle, Alberto escapó de su campamento y con una amante se refugió en Venezuela. La guardia de ese país lo capturó a mediados del año y el mismo Pablito y Raúl intervinieron para que las autoridades lo liberaran. De ese modo cayó en manos de los elenos, que lo sometieron al juicio. Según las comunicaciones internas del grupo, lo torturaron para que confesara sus pecados, ubicara sus bienes y delatara a sus cómplices. El 14 de agosto lo asesinaron en un paraje del estado Apure.

Después de Alberto, en la línea de mando del frente Domingo Laín seguía alias Sierra. Era el encargado de las finanzas de la estructura, y en sus 25 años dentro de las filas elenas había comandado varias comisiones guerrilleras. Su prontuario indica que se había especializado, además del narcotráfico, en secuestrar arroceros y terratenientes y en extorsionar empresas en Arauca y Apure.

Los elenos citaron a Sierra en Tres Esquinas, un paraje rural en Arauca. Allí lo amarraron y lo acusaron de apoderarse de dinero del narcotráfico. El 12 de septiembre, dos días antes de matar a Alberto, asesinaron a Sierra. La familia reclamó el cuerpo y los guerrilleros lo entregaron con la única condición de que lo enterraran en Venezuela. De ese modo el ELN acabó con los dos máximos jefes del emblemático frente Domingo Laín, una de las tres estructuras que conforman el frente de Guerra Oriental.

La purga dentro del ELN pone en crisis al frente de Guerra Oriental, el más poderoso de esa guerrilla, con gran influencia en Venezuela. Los jefes asesinados tenían largas trayectorias criminales.

La purga continuó con el jefe de la comisión Ernesto Che Guevara, integrante del frente Domingo Laín. El tercer sentenciado fue alias Guanache, un importante mando militar que llevaba al menos 15 años en la guerrilla. Dentro del organigrama eleno lo consideraban como un hombre con proyección de ascenso. Se había destacado al momento de ejecutar acciones terroristas. Tenía un rol tan importante en la seguridad de la organización que hacía el filtro final a quienes visitaban el campamento de alias Pablito, quien se oculta en Venezuela.

La plana mayor del ELN lo acusaba de robar dinero, adquirir propiedades y hacer negocios que nunca les reportó a sus superiores. Incluso habría usado los contactos de esa guerrilla con los militares venezolanos para enriquecerse. Según los señalamientos de la misma organización, Guanache desapareció a dos jóvenes elenos que descubrieron sus torcidos. Luego de someterlo a un supuesto juicio, lo asesinaron en Los Bancos, una localidad de Apure. La familia recibió su cuerpo con la misma condición que la guerrilla puso sobre Sierra: que debían sepultarlo en territorio venezolano.

Los documentos apuntan a que hay otros cuatro mandos medios sometidos a investigaciones internas que, ante los antecedentes, podrían terminar ejecutados. La situación ha desatado una crisis dentro del frente Oriental, dicen las fuentes. Las rencillas en la organización son recurrentes. Por ejemplo alias Uriel, el tercer comandante del frente Occidental, que murió en una operación militar la semana pasada en Chocó, tenía desencuentros con otros jefes guerrilleros. Estos lo cuestionaban porque su estilo mediático ponía en riesgo la seguridad de la organización.

Esta purga interna es especialmente riesgosa para el ELN porque debilita su fortín: las estructuras que controlan la frontera venezolana entre Norte de Santander y Arauca. Pero la cacería tampoco resulta extraña si se tiene en cuenta el perfil del hombre que la ordenó.

Gustavo Aníbal Giraldo, alias Pablito, es el jefe militar más importante del ELN y también el más sanguinario. Se ha labrado una carrera criminal por episodios como la guerra que sostuvo con las Farc hace más de diez años por el control de la frontera con Venezuela, en la que murieron alrededor de 100 guerrilleros. También por haberse fugado luego de su captura en 2008 y por ataques como el atentado a la Escuela de Cadetes, en el que murieron 22 estudiantes de la Policía el año pasado.

Pablito también fue el opositor más férreo a las negociaciones de paz que el Gobierno sostuvo con el ELN y terminaron sin éxito hace más de un año. La venganza interna que ordenó recuerda otros episodios del conflicto colombiano en los que antiguos compañeros de armas se liquidaron entre sí.

Tal vez el más emblemático lo protagonizó el frente Ricardo Franco, un grupo que en 1982 se separó de las Farc bajo el mando de Javier Delgado y Hernando Pizarro. Tres años después, esos jefes guerrilleros perpetraron la masacre de Tacueyó, en Cauca, tras acusar a sus propios subalternos de infiltrados del Ejército. Delgado lideró la barbarie, torturó y mutiló alrededor de 150 de sus guerrilleros. El Monstruo de los Andes, como lo bautizaron, cayó en manos de las autoridades en 1995 y siete años después apareció colgado en su celda de la cárcel de Palmira. Hace un mes, cuando las Farc reconocieron su responsabilidad por el magnicidio de Álvaro Gómez, también aceptaron su responsabilidad por la muerte de Delgado.

Los llamados juicios revolucionarios han hecho parte de la historia de las guerrillas colombianas, pero la purga del frente Oriental del ELN es distinta porque los sentenciados son miembros antiguos y poderosos de la organización. La información de inteligencia sugiere que la vendetta guerrillera continuará.