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UN SECUETRO EMBOLATADO

LAS ULTIMAS MANIFESTACIONES DE LOS CAPTORES DE JUAN CARLOS GAVIRIA HACEN PENSAR QUE EL SECUESTRO SE LESVOLVIO UNA PAPA CALIENTE

1 de julio de 1996

El jueves en la tarde, un video en formato de ocho pulgadas llegó a varios noticieros de televisión. La grabación de escasos 20 segundos presentaba a Juan Carlos Gaviria Trujillo, hermano del ex presidente y secretario general de la OEA César Gaviria, transmitiendo un mensaje del grupo terrorista 'Dignidad por Colombia', que reivindicó su secuestro pocos días después de Semana Santa, cuando el joven empresario desapareció en Pereira. Según el mensaje, los medios de comunicación debían reproducir un comunicado dado a conocer días antes por ese grupo, que rechazaba los conceptos expresados por algunos magistrados de la Corte Constitucional en el sentido de que el Tratado de Extradición entre Colombia y Estados Unidos está vigente a pesar de no poder ser aplicado por ser inconstitucional la ley que lo aprobó. Ese comunicado antiextradición había recibido escaso despliegue de los medios debido principalmente a que éstos terminaron por confundirse entre tanta carta y tanto mensaje del comandante Bochica, firmante de los panfletos de 'Dignidad por Colombia'. El afán de los secuestradores de Gaviria por obtener difusión para su mensaje en contra de la extradición coincidía con una serie de comunicados dados a conocer en los días previos, que parecían tener poca relación con los sesudos textos de filosofía anarquista y revolucionaria que Bochica le había enviado a Gabriel García Márquez y al columnista Antonio Caballero. De un momento a otro, la discusión conceptual sobre la validez de la lucha armada y de las vías de hecho dio paso a mensajes directos contra la extradición, la labor de la Fiscalía, la clase política y la manera como se está llevando a cabo el proceso al presidente Ernesto Samper en la Cámara. Para una fuente de inteligencia que viene analizando el caso "lo anterior confirma las sospechas en el sentido de que el secuestro del arquitecto Gaviria fue contratado por un amplio sector de narcotraficantes a un grupo de guerrilleros". Eso explicaría que a veces, como sucedió hace algunas semanas, predomine el lenguaje revolucionario de los operadores del secuestro, y a veces, como ocurrió la semana pasada, se imponga el pensamiento de los narcotraficantes que ordenaron y pagaron la operación. "Lo que es evidente en los últimos días, es que los narcotraficantes dueños del secuestro comenzaron a imponer su criterio por encima del de los operadores", agregó el oficial de inteligencia. El enredo Pero las autoridades saben más. De hecho, han avanzado bastante en la identificación no sólo de los capos que habrían contratado el secuestro y de los guerrilleros contratistas, sino de la persona que habría servido de puente entre unos y otros y que al parecer es un ex guerrillero que en los últimos años ha fraguado una estrecha relación con sectores del narcotráfico del Valle del Cauca, incluidos algunos de los detenidos por el Bloque de Búsqueda el año pasado. El problema con el secuestro de Juan Carlos Gaviria es que mientras los investigadores establecían todo lo anterior, los autores intelectuales y materiales del plagio se fueron enredando en una serie de contradicciones internas. Así lo aseguran informantes que han acudido a las autoridades y que han suministrado algunos datos que los investigadores han verificado por otros medios. "La información recaudada parecería indicar que hay problemas entre los narcos que habrían aportado dinero para la operación y que se estarían dividiendo, y entre esos mismos narcos y los guerrilleros que llevaron a cabo el secuestro", aseguró una alta fuente gubernamental vinculada al seguimiento del caso. Según lo recopilado por las autoridades, el grupo de narcotraficantes que contrató y financió el secuestro se habría dividido en dos. En un principio, ambos sectores del narcotráfico del Valle del Cauca habrían estado de acuerdo en mantener a Gaviria como rehén ante la posibilidad de que fuera reimplantada la extradición. Por esa razón, le habrían dado rienda suelta al dirigente guerrillero de la operación para despistar a los medios y a la opinión con un mensaje netamente político sin relación con temas como la extradición. "Pero por el camino, las cargas se desajustaron", dijo una fuente investigativa. Según el análisis de las autoridades, algunos de los capos habrían querido ir más lejos y aprovechar el secuestro "para cobrarle al presidente Samper una supuesta traición". El otro sector habría estado en desacuerdo, pero todo indica que los primeros se habrían impuesto "ya que de unos días para acá _agregó la fuente_ los comunicados están llenos de ataques a Samper y uno de ellos, el más preocupante, indica que Juan Carlos Gaviria correría grave peligro si el Presidente es absuelto por la Cámara de Representantes". Claro está que a pesar de ese duro mensaje contra el primer mandatario, los comunicados de 'Dignidad por Colombia' siguieron atacando al Fiscal, algo que serviría para confirmar que el sector de narcotraficantes tras el secuestro está influyendo cada vez más en la redacción de los mensajes. Pero aparte de este conflicto a nivel de los contratantes de la operación, a los guerrilleros contratistas también se les enredó la pita. Pocas semanas después de reivindicado el plagio por parte de 'Dignidad por Colombia', el llamado comandante Bochica tendió una red para una supuesta negociación con la familia Gaviria y terminó cayendo en ella. Bochica dijo en uno de sus comunicados que si la familia Gaviria publicaba sus declaraciones de renta y Gabriel García Márquez las examinaba y concluía que no había enriquecimiento indebido, Juan Carlos Gaviria sería liberado. Cuando el ex presidente Gaviria y el afamado novelista se mostraron dispuestos a cumplir con esa exigencia, Bochica cambió de opinión, liberó a García Márquez del compromiso y 'Dignidad por Colombia' planteó nuevas exigencias. "Fue una patinada fea _le comentó a SEMANA una fuente de inteligencia_ que además de dañar la credibilidad de los captores, debió afectar la credibilidad de Bochica ante quienes lo contrataron". Según este oficial, la 'metida de pata' del comandante podría llevar a los dueños del secuestro a soltar el asunto en manos de los operadores e incluso, como ya lo indican algunos informantes, "a aventar a los guerrilleros para salvar sus responsabilidades si las cosas salen mal". Lo grave de todo esto es que un secuestro embolatado suele tener un muy mal pronóstico, en especial si se tiene en cuenta que la más reciente amenaza de los secuestradores indica que la vida de Juan Carlos Gaviria corre muy grave peligro si el juicio a Samper termina _como es evidente que terminará_ en un archivo del caso, en un proceso que por muy discutido que esté siendo, no debe en lo más mínimo ser interferido por ésta ni ninguna otra acción de fuerza. Lo único que en este punto deben preguntarse los secuestradores para guardar un mínimo de coherencia es por qué tendría que responder un miembro de la familia Gaviria Trujillo, ajeno por demás a la actividad política, por una decisión del Congreso.