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A LA GUILLOTINA CON GUSTAVO GÓMEZ

"Uribe cree que el puestico le quedaría mejor guardado con Noemí que con Santos"

El ex presidente Ernesto Samper habla de la liberación de secuestrados, de las acusaciones de Fernando Botero sobre la muerte de Álvaro Gómez, de sus amigos y enemigos políticos y de sus preferencias secretas para Presidente

18 de julio de 2009

Ernesto Samper tiene claro que la reunión entre Piedad Córdoba y el Presidente ayudaría a que volvieran rápidamente los uniformados secuestrados. Incapaz de evitar la fuerza de gravedad del 8.000, víctima de la infidelidad de Lucho Garzón y distante de Samuel Moreno, dispara proyectiles de los que no se escapa su antigua embajadora Noemí Sanín.

GUSTAVO GÓMEZ: ¿Los procesos de liberación avanzan aunque no se dé la reunión entre Piedad Córdoba y el Presidente?

ERNESTO SAMPER: Avanzarían más rápidamente si conversan. Piedad tiene informaciones que pueden ser útiles para llegar a lo que podríamos llamar el intercambio final.

G.G.: Sin reunión pactada, ¿la guerrilla está dispuesta a liberar a los miembros de la Fuerza Pública?

E.S.: Sí, aunque en momentos y por razones diferentes. Al grupo del hijo del profesor Moncayo quieren liberarlo ya, como gesto de buena voluntad. El lote grande sería liberado a través de un intercambio humanitario, que es distinto al acuerdo humanitario.

G.G.: ¿Exactamente en qué sentido?

E.S.: El acuerdo implica una negociación previa que ya no es necesaria. Ahora lo que cabe es encontrar una coincidencia entre el gobierno y las Farc sobre personas, tiempos y lugares para devolver a los que faltan y liberar guerrilleros que sean liberables.

G.G.: ¿Las Farc aceptarían que esos guerrilleros salieran del país?

E.S.: La decisión de salir o regresar a la guerrilla se debería dejar a los liberados. Lo difícil es obligarlos a que renuncien a su condición de combatientes para ser liberados, porque el intercambio, en términos del Derecho Internacional Humanitario, es precisamente entre combatientes. Es como permitirle a un jugador del Santafé que salga a la cancha pero con uniforme de Millonarios: una verdadera tragedia.

G.G.: ¿Realmente por qué no se han producido las liberaciones?

E.S.: Porque las Farc y el gobierno han confundido, durante seis años, la humanidad con la debilidad en medio de la guerra.

G.G.: Déjeme llevarlo al pasado: Fernando Botero acaba de declarar que hubo un memorando de gobierno con tareas para bajar la temperatura del 8.000. ¿La muerte de Álvaro Gómez, incómodo desde la oposición, habría podido ser un crimen de Estado?

E.S.: La idea de que el gobierno pudo tener algo que ver en la muerte de Gómez Hurtado para "autodesestabilizarse" sólo cabe en la mente torcida de un delincuente como Botero. Es llamativa la acuciosidad de algunas autoridades que le han hecho varios viajes a un prófugo de la justicia para escucharlo, en lugar de detenerlo y traerlo aquí a que ponga la cara.

G.G.: ¿Recuerda ese memorando?

E.S.: Tanto como usted puede recordar un cuadro que nunca se pintó.

G.G.: ¿Lo trasnochaban los editoriales de 'El Siglo'?

E.S.: No le puedo decir que me pusieran a brincar de la felicidad, ni los editoriales de El Siglo ni muchos otros. Pero sí que jamás perseguí a nadie por sus informaciones, y menos por sus opiniones.

G.G.: ¿Le hicieron seguimientos a Gómez Hurtado?

E.S.: Jamás. Nuestras tareas de inteligencia eran juegos de Harry Potter en comparación con lo que hemos visto en estos días. El mayor escándalo se produjo cuando un funcionario de Palacio trató de conseguir una revista SEMANA antes de que circulara.

G.G.: Volvamos al presente. ¿Qué opina del episodio de las bases con presencia nortea-mericana?

E.S.: Puede ser inconstitucional si no se somete el estacionamiento de tropas extranjeras a la decisión del Senado o a la consulta del Consejo de Estado. De todas maneras es inconveniente, porque nos convierte en plataforma de lanzamiento de operaciones militares contra los países del hemisferio, con los problemas políticos que eso conlleva. Por mucho menos se cerró la base Howard en Panamá.

G.G.: ¿Está de acuerdo con aplazar las consultas de los partidos?

E.S.: Malo para la democracia, porque ese escenario no es sólo para escoger candidatos. También sirve para organizar los cuadros de los partidos de cara a las elecciones parlamentarias en marzo. Llegar a las parlamentarias sin candidatos es como hacer procesiones sin santos… santos en minúsculas, ojo, Gustavo.

G.G.: ¿Cuál es el precandidato liberal que más lo convence?

E.S.: A mí lo que me gusta, independientemente de los nombres, es el proceso democrático de escogencia, que es la consulta. 

G.G.: El más cercano es Gómez Méndez, al menos en términos de oficina: está en el edificio de enfrente, pasando la calle.

E.S.: Como quien dice, "nosotros los del sur". Está muy bien preparado y espero que eso todavía cuente en este país para elegir un presidente.

G.G.: ¿Y Cecilia López, su pupila?

E.S.: Como dice el vallenato: "Yo quiero a la que me quiere y olvido a la que me olvida".

G.G.: ¿César Gaviria debe dejar la jefatura del liberalismo?

E.S.: Ahora no, por supuesto. Sólo cuando se proclame el candidato oficial  y asuma la jefatura del partido, como lo hicimos en su momento López, Barco, Gaviria y yo.

G.G.: ¿Ve con buenos ojos que Vargas Lleras se acerque a la consulta?

E.S.: Si viene sin vetos. Lo oí decir que entraría al partido siempre y cuando no se hicieran alianzas con el Polo, cuando lo que muchos pensamos es que la única alianza que valdría la pena es la que se podría dar entre el liberalismo, el Polo y una constelación de organizaciones sociales independientes. Una gran  alianza de centro-izquierda para enfrentar la de centro-derecha del uribismo, con o sin Uribe a la cabeza.

G.G.: ¿Está pensando en Lucho Garzón?

E.S.: Lucho se nos volvió maletero: le ha dado por cargarle la maleta a todo el mundo. Para mi tristeza, descubrí que a uno le va mejor siendo enemigo que amigo de Lucho, porque respeta más a los enemigos de lo que quiere a los amigos.

G.G.: ¿Samuel Moreno le acepta consejos?

E.S.: Recuerde a López cuando decía que el único consejo que daba a los nuevos dirigentes es que no pidieran consejos. No soy mentor de Samuel, pero le aseguro que terminará siendo recordado como un buen alcalde.

G.G.: ¿Por qué, entonces, no lo tratan bien las encuestas?

E.S.: Porque para elegirse hizo una apuesta a demasiado largo plazo: el metro. Cuando el sistema integrado de transporte sea una realidad, la gente volverá a confiar en él.

G.G.: Regresa Noemí. ¿Usted fue el primero que la mandó a Londres?

E.S.: Y ella la primera en tirarme el puesto cuando vio que le produciría dividendos electorales.

G.G.: ¿Le hizo lo mismo a Uribe?

E.S.: Al contrario. Noemí no habría renunciado si Uribe no le hubiera insinuado que su reelección estaba embolatada. Algo me dice que Uribe piensa que el puestico le quedaría mejor guardado para 2014 con Noemí que con Santos.

G.G.: ¿Ella habría sido una buena vicepresidenta de Pastrana?

E.S.: Pastrana habría sido un mejor vicepresidente de ella.

G.G.: ¿Y de Uribe?

E.S.: La condición de vicepresidente es que sea una persona de poca ambición, mucha lealtad y un sentido máximo de la discreción. Muy pocos, Carlos Lemos entre ellos, han podido mostrar estas virtudes teologales.

G.G.: ¿Cómo estamos hoy entonces de vicepresidente?

E.S.: Con Francisco Santos pasa como con Bolívar: uno termina queriendo al de los primeros años, pero detestando al de los últimos.

G.G.: ¿Cree que mucho político, amparado en la reforma, aprovechará para cambiarse de partido?

E.S.: Si Uribe no le jala, muchos volverán a sus casas paternas, pero el travestismo ideológico seguirá vigente como una pandemia.

G.G.: ¿Serán atractivos los ofrecimientos que, desde La U, haga Luis Carlos Restrepo?

E.S.: Restrepo, después de su malhadado paso por la jefatura de La U, ya no es atractivo ni para él mismo.

G.G.: ¿Fajardo le parece políticamente atractivo?

E.S.: Está haciendo política, que es lo único que no puede dejar de hacer quien quiera llegar a Presidente.

G.G.: ¿Votaría por él?

E.S.: Los amores ex presidenciales son amores de esos que matan.