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En el Congreso algunos consideran que entregar 100 mil techos gratis es una auténtica ‘vaca loca’. | Foto: EFE

GOBIERNO

Vivienda: ¿apuesta ambiciosa o reducción de metas?

El anuncio de las 100 mil viviendas gratis de Juan Manuel Santos genera inquietud en el Congreso. Algunos consideran que es una estrategia para disfrazar las metas del millón de casas, otros piensan que es una propuesta para hacer politiquería.

24 de abril de 2012

¿Quién se opone a que el gobierno entregue 100 mil viviendas para los “más pobres de los pobres”? Nadie en el Congreso de la República, donde se tiene que aprobar la ley que permita este nuevo objetivo del gobierno, se atreve a levantar la mano.

Al parecer hay un consenso general para respaldar el anuncio del presidente Juan Manuel Santos, pero también mucha inquietud del significado que pueda tener esta ofensiva del gobierno en materia de vivienda.

Hay quienes dicen que entregar 100 mil viviendas puede ser una propuesta populista, pero que no resuelve la condición de vivienda y desarrollo de los ciudadanos más pobres, y que sólo sería una estrategia para “hacer política con los pobres”, como lo afirmó la presidenta del Polo Democrático, Clara López Obregón.

Otros piensan que construir 100 mil techos, y entregarlos a los pobres, lo único que resuelve es que los pobres tengan un sitio donde vivir, pero no sacarlos de pobres. Mauricio Ospina, senador del Polo, comparó el anuncio de Santos con la Sudáfrica que antecedió a Mandela, donde tenían apartados a los negros en un lugar en el que suplían las necesidades, pero los blancos eran quienes tenían la riqueza.

Pero en lo que muchos coinciden en preguntarse es si el anuncio de Santos no es una estrategia para cambiar las metas trazadas por su gobierno, consignadas en el Plan de Desarrollo, y que apuntaban a la construcción de un millón de viviendas, 526 mil con subsidios del gobierno.

El senador Luis Emilio Sierra (Partido Conservador) se pregunta si las 100 mil viviendas gratis serán una ‘ñapa’ para el millón a las que se comprometió el gobierno, o si busca sustituir a las 600 mil a las que se comprometió subsidiar. Si es así, dice Sierra, sería un pésimo negocio.

Jorge Enrique Robledo (Polo) comparte esta inquietud, pero se atreve a firmar sobre piedra la hipótesis de que el gobierno Santos se dio cuenta que “está varado” para alcanzar su meta inicial y se inventa una nueva meta, menos ambiciosa.
Robledo sustenta su hipótesis en que el gobierno está lejano de cumplir con las expectativas, porque hasta el mes de diciembre no ha cumplido con lo trazado en el Plan de Desarrollo.

El Plan señalaba que del millón de viviendas que se construirían en el cuatrenio, 526.000 serían subsidiadas por el gobierno. Para cumplir con esa meta, al mes de diciembre pasado el gobierno debía haber entregado 186.000 viviendas subsidiadas, según el senador Robledo, y que a esa fecha solo ha movilizado 17.000 subsidios. Es decir, según él, el gobierno sólo ha cumplido el 9 % de su meta.

El gobierno presenta otras cifras. Dice que ha asignado 131.632 subsidios. Pero Robledo la controvierte al decir que es una máxima en la economía que los subsidios asignados no siempre alcanzan a movilizarse, precisamente porque los beneficiarios del subsidio no pueden acceder al crédito hipotecario. Es decir, los subsidios asignados muchas veces no entran en el mercado.

Y eso es lo que el gobierno quiere eliminar, el requisito del crédito bancario. Pero lo que se preguntan en el Congreso es qué pasará con la meta de los 526 mil viviendas subsidiadas.

El presidente Santos mantiene la meta. Lo anunció el martes cuando defendió su política de vivienda al señalar que la meta del millón está vigente. “¿Sobre qué meta se le hará rendición de cuentas?”, insiste el senador Sierra.

En el Congreso también consideran que entregar 100 mil techos gratis es una auténtica ‘vaca loca’. David Barguil dice que la política de vivienda tiene que articularse con las administraciones locales. Definirse quién entregará los terrenos, quién se hará cargo de los servicios públicos, la construcción de andenes y vías de acceso. “¿Habrá recursos para hacerlo?”, se pregunta el representante conservador.

Robledo también se pregunta cuál será el costo que le significara al gobierno este nuevo anuncio. Porque explica que la vivienda para los pobres tiene muchas trabas históricas. Los dueños de las tierras especulan, los constructores no ven negocio, los materiales Son más costosos. “Santos tendrá que meterse la mano al bolsillo y sacar las viviendas a cualquier precio”. El gobierno dice que destinará 4 billones para ello.

Pero hay otros temores. Juan Lozano, presidente de la U, aunque respalda el “renovado aire” de la política de vivienda y anunció que la voluntad del partido es apoyarla, así como al designado para ejecutarla (Germán Vargas Lleras), eso sí, le pide al gobierno claridad en la financiación, la selección de los beneficiados, y que esté blindado de “politiquería y corrupción”.

Los conservadores también esbozan otras incomodidades. Efraín Cepeda, presidente del Partido Conservador, también dio su voto de respaldo a la política, pero reclamó mayor presencia en los cambios del gabinete. “Los conservadores nos sentimos disminuidos. Han salido Hernando José Gómez, de la Dirección de Planeación; Juan Manuel Ospina, del Incoder; y Beatriz Uribe, del ministerio de Vivienda. Ojalá el gobierno piense en los conservadores en sus movimientos del gabinete”.

El ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, se asomó por el Congreso en la tarde del martes y encontró ese ambiente. Por eso anunció que el proyecto sobre vivienda, que muchos consideran improvisado, lo tendrá listo esta semana para que empiece sus discusiones cuanto antes.