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Un Ironman como indicador

Muchos tal vez no saben qué es un Ironman. Según Wikipedia es la prueba más exigente del triatlón. Opinión de Will Vargas. *

27 de diciembre de 2010

Consta de 3.8 kilómetros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y 42,2 kilómetros de pedestrismo (o sea trote). La carrera tiene un tiempo límite de 17 horas, un tiempo promedio de 12 horas, y el tiempo récord actual es de 8:04:08 (Ironman de Hawaii -1996) establecido por Luc Van Lierde. Los triatletas que compiten en esta distancia deben de entrenar duramente para esta prueba, cubriendo grandes distancias de natación, ciclismo y trote a la semana durante un mínimo de uno o dos años, tanto amateur como profesional. A esta definición debo añadir: “Es una pasión, una forma de vida enigmática para el que la mira desde afuera pero imposible de abandonar para los que la llevamos en la sangre”.

En el pasado – no hace mucho - se escuchaba a la gente decir “oí que alguien una vez hizo eso”. Los más enterados sabían de algún evento al que habían asistido un par de colombianos.

Esta historia parece estar cambiando. El pasado 28 de noviembre, en la isla de Cozumel, o tierra de Golondrinas según se traduce de la lengua Maya, en México, nos dimos cita 62 colombianos dispuestos a devorarnos el mar, la montaña y la pista en menos de 17 horas para cumplir con la competencia. Éramos 62 colombianos mezclados con los 2.500 inscritos del mundo.

¿Cifra alarmante? Claro que sí. Incluso para nosotros mismos que estábamos allá y nos saludábamos como viejos compinches que ya somos o por el hecho de estar allí.
Sin embargo, para algunos que ya han competido en la distancia y son llamados Ironman (grado que se adquiere cuando ya se ha hecho al menos una vez) el tema no es tan divertido, pues sienten que la competencia ha perdido mística y que la exclusividad del título que ostentan se diluye entre más de un centenar de compatriotas. Para mí en cambio es una maravilla que haya tanto “loco” por ahí, dispuesto a entregarlo todo, pues la normalidad se establece según el número de personas que la compartan.

Por eso estábamos estos 62 colombianos en esta isla del caribe con las piernas afeitadas, flacos de tanto entrenar pero fuertes en cada músculo, con el corazón a mil, pero, sobre todo, felices.

Todos listos. 40 grados de temperatura. Siete de la mañana hora de salida. Y los 3.800 metros de océano que nos estaban esperando. Suena el disparo… y los 2.500 competidores salimos enfurecidos a devorarnos esa distancia antes de que ella nos devore a nosotros. En segundos, todo pasa por la cabeza, es la primera prueba, toca ajustar el ritmo, la concentración y el espíritu pues es una sola vuelta de casi 4 kilómetros con algún dolor en los hombros y un cansancio que se siente pero que se olvida. ¿Felicidad? Sí, mucha. Esto apenas comienza.

Salir del agua, dejando allí un mundo espectacular de animales marinos que en otra circunstancia sería el mejor escenario para relajar el espíritu, es la prueba de que los 8 meses de duro entrenamiento fueron efectivos.

Ahora el turno era de la bici, 180 kilómetros en 3 vueltas alrededor de la isla. El sol pegaba directamente en nuestras cabezas, inclemente, y un viento no cesaba de estorbar, consumiéndonos las fuerzas. Mucho sudor, mucho dolor, algo de agonía, feliz agonía tan esperada luego de los largos entrenamientos de preparación para la gala. La consigna era no parar, pedalear y pedalear para cubrir esa distancia. Viento, sol, calor sudor, velocidad, vértigo y mucha concentración para ganarle al falso plano que obligaba a nuestras piernas a resistir kilómetro a kilómetro. ¿Felicidad? Sí, mucha. Vamos para la última etapa.

Fueron varias horas encima de la bicicleta. Ahora era el turno para la maratón. Ya era medio día en Cozumel y el sol canicular cumplía su propósito. Tres vueltas de 14 kilómetros que había que cubrir paso a paso. Respiración difícil, más sudor. Humedad en el aire y en los cuerpos. Otra vez listos para empezar la última prueba, más de 42 kilómetros de carrera.

Es curioso, lo que para muchos es el gran evento, la maratón por sí sola, para un triatleta es la culminación del Ironman. Así que todos, absolutamente todos los que llegamos a esta carrera, al bajarnos de la bici pensamos que estamos acabando. En la mente del profesional seguro está la frase “Tres horas corriendo y termino”; y en la de un principiante, “7 horas corriendo y termino”.

Todos con la meta en mente. Por eso de manera automática y a toda velocidad cambiamos nuestras zapatillas de bici por los tenis con la ansiedad que produce dar el primer paso de los 42 kilómetros finales. En el recorrido mesas llenas de comida, de geles, de barras energéticas, de coca cola, de hidratantes, bananos, pretzels, de todo. Pero nada pasa al estómago con facilidad, simplemente consumir energía para poder terminar.

Y con ello vuelven la fuerza y las ganas de derrotar la adversidad de la carrera a pie. ¿Felicidad? Sí, mucha. Esto va pasando.

Mientras tanto también se van oyendo los gritos de los espectadores de “Colombia, way to go” y “go Colombia, you are the man” porque barra es porra y funciona en cualquier idioma. También se mezclan los sonidos las sirenas de las ambulancias que van y vienen, atendiendo a quienes no soportaron el dolor o se lesionaron por el esfuerzo. Y en medio de todo esto, 62 colombianos en el recorrido, la mayoría con la bandera en el pecho. De nuevo se siente la respiración, los latidos del corazón golpeando el pecho hasta dar el último paso. Fueron 8 horas 24 minutos horas para el ganador y 16 horas 58 minutos para el último en llegar. Pero para todos, al cruzar la meta, cayendo ya la tarde, la frase “You are an Ironman”.

Así fue. 60 veces para los colombianos, 60 monstruos de nuestro país, sólo 2 retiros. ¿Felicidad? Sí, mucha. Esto terminó.

En la meta abrazos y las lágrimas. Allí todos amigos y compañeros de lucha, amas de casa, gente igual que nosotros, con familia, con trabajo, con jefes y obligaciones, con problemas y alegrías. Colombianos como usted. ¿De hierro? Eso dicen. De carne y hueso, como usted. Me consta, los conozco a todos.

Indicadores económicos, PIB, estadísticas, cuentas y más. Tal vez todo indique que nuestro país mejora. Vale la pena incluir una cuenta más: 62 colombianos en México haciendo historia y patria, dejando lo mejor allí por sus familias, por su país y por sí mismos. El Ironman de Cozumel como indicador nos dice que somos gente buena, no sé si de hierro pero juiciosos, trabajadores y valientes seguro que sí. ¿Felicidad? Sí, mucha. A prepararnos para el siguiente.
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* Entrenador Nivel I certificado por la PATCO (Panamerican Triathlon Confederation), Master Trainer Nivel III graduado del Institute of Fitness en Brisbane (Australia) y coach certificado por la USAT (Federación de triatlón de los Estados Unidos). Posee más de veinte (20) años de experiencia como deportista profesional, además de amplios conocimientos del sistema deportivo nacional e internacional.Tengo una respuesta que daría cualquier persona que se haya jugado su alma en una cancha, en un campo o en una pista. El deporte es cosa seria. En más de 20 años no he conocido una actividad más exigente, que tenga objetivos más concretos y que requiera de más preparación que el deporte.