OPINIÓN ONLINE

¿Cuánto nos cuesta Tony Blair?

No es que Santos le haya mentido a Antonio Caballero sino que omitió contarle – a él y al resto de colombianos – el otro pedazo de esta historia.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
4 de abril de 2015

A finales del mes de agosto de 2014, Antonio Caballero escribió una columna en Semana preguntándose cuánto costaba la asesoría que Tony Blair le estaba ofreciendo al gobierno colombiano. Decía Caballero que personajes como Blair no hacen nunca las cosas gratis y para la muestra mencionaba el caso del dictador de Kazajstán a quien el exprimer ministro inglés le cobra 7 millones de libras esterlinas al año por sus consejos.

En los primeros días de septiembre, poco después de publicada la columna, el presidente Santos dijo en una entrevista radial que a Tony Blair “no se le pagó ni un peso” y que Caballero se habría ahorrado el artículo con una llamada a Palacio para preguntar por este tema.

Sin embargo, los hechos recientes derivados de una investigación del joven abogado Sergio Held, parecen demostrar que no existen almuerzos gratis y menos para avivatos internacionales como el señor Blair. No es que Santos le haya mentido a Antonio Caballero sino que omitió contarle – a él y al resto de colombianos – el otro pedazo, feo, muy feo, que hace parte de esta historia.

La cosa es más o menos así: una de las empresas de Tony Blair y el Departamento Nacional de Planeación (DNP) firmaron convenios en 2013 y 2014 para asesorar al gobierno en el modelo de regalías que el presidente Santos implementó. En efecto, dichos documentos generan obligaciones mutuas para las partes aunque, técnicamente, Colombia no le paga un centavo a la firma del expremier, como aseguró el presidente Santos.

Hasta aquí todo parece bastante bueno para nuestro país. No obstante, el hecho que omitieron contarnos es que el señor Tony Blair tiene simultáneamente firmados multimillonarios contratos con el gobierno de los Emiratos Árabes para servir como banca de inversión en varios países de América Latina, incluido Colombia. Así, los árabes le pagan a Blair para que consiga información privilegiada de cada Estado en donde quieren poner su plata y facilite la llegada de esos negocios consiguiendo citas con funcionarios gubernamentales para acelerar los procesos de inversión.

¿Dónde está la bolita? Aunque el contrato de Blair con Colombia no sea abiertamente oneroso, nuestro DNP se compromete a facilitarle a Blair y sus muchachos el acceso casi irrestricto a la información oficial que reposa en Planeación, pases para los despachos públicos y ministerios e incluso, según dice el abogado Held con los contratos en la mano, se comprometieron a disponer de oficinas y personal del gobierno para la realización de los fines del dichoso convenio de asesoría.

Entonces, como decía Caballero, la mano amiga de Blair sí cuesta y pone de presente un conflicto de intereses frente al cual el gobierno nos debe una buena explicación.

Colombia no le paga a Blair con dinero contante y sonante, eso es verdad, pero sí con acceso al corazón de la Rama Ejecutiva que es Planeación Nacional para que, desde allí, Blair obtenga toda la información que necesita y se la pase a los árabes de manera que todo sea más fácil para ellos cuando quieran venir a hacer negocios en Colombia. Esa doble condición de asesor filantrópico del estado colombiano y al tiempo buscador de secretos económicos de un país, a sueldo de los árabes, resulta a todas luces incompatible.
Intenté preguntar a los funcionarios respectivos por este caso y no obtuve respuestas porque varios de ellos estaban por fuera de sus oficinas en la semana santa. Sin embargo, extraoficialmente fuentes de Planeación Nacional me dijeron que los contratos con Blair habían perdido vigencia desde la semana pasada pero que un modelo similar de convenio de ‘cooperación internacional’ con el mismo Tony Blair, estaba ad portas de aplicarse en la Presidencia de la República.

¿Y dónde quedaron los rastros de las jugadas de Blair en Colombia desde Planeación Nacional? Tal vez nos quedaremos sin saberlo pues en cumplimiento de una de las exóticas cláusulas que contenía el convenio, la entonces directora del DNP, Tatiana Orozco, accedió a borrar de manera definitiva toda la información relacionada con este contrato.

Habrá que ver si el gobierno pone la cara para explicar este conflicto de intereses y si todavía son capaces de sostener que lo de Blair en Colombia no nos cuesta nada…

Twitter: @Josemacevedo