OPINIÓN ONLINE

Eduardo, el insaciable

A Montealegre de jurista serio no le queda ni la sombra. De político, en cambio, lo tiene todo.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
30 de noviembre de 2014

No deja de sorprendernos el fiscal con sus abusos. Varias veces hemos develado en esta columna sus movidas para poner contralor y magistrados o para descabezar ministros y vetar secretarios de transparencia. Pero cuando creíamos que la absurda e intimidante citación a María Isabel Rueda era la tapa del congolo, Montealegre, sin pudor, intrigó para quedarse con la Federación de Gobernadores.

¿Y qué tiene que ver el fiscal con ese cargo de director ejecutivo de la Federación de Departamentos? ¡Pues nada! Pero él quiere quedarse con lo que pueda. Porque de jurista serio no conserva ni la sombra. De político, en cambio, lo tiene todo. Juega a ser presidente y si no le alcanza para eso, sueña con aspirar a la Vicepresidencia. Tal vez de Germán Vargas o de cualquiera que le garantice poder y dinero, las dos cosas que más le gustan al exabogado de Saludcoop.

Eduardo, el insaciable, no tiene vergüenza e hizo todo lo posible para que su candidato, el polémico exmagistrado Francisco Ricaurte, se alzara con la representación de los 32 gobernadores del país. Dios los hace y ellos se juntan y en la dura campaña por ese cargo, el doctor Montealegre le echó una mano a su amigote. ¿Será verdad, señor fiscal, que Ricaurte llegó a la oficina del gobernador de La Guajira a pedir su voto acompañado de funcionarios del ente investigador? ¿Emprendió usted piruetas similares con el gobernador de Atlántico y otros más? Si fue así, que el país lo sepa con todos sus detalles, porque estaríamos ni más ni menos frente al más grave caso de chantaje y constreñimiento.

Pero no sólo me preocupa lo que pasa de las puertas del búnker para afuera. También es grave lo que sucede dentro de la Fiscalía después de la cuestionada reestructuración propuesta por Montealegre y aprobada alegremente por el Congreso. No pretendo justificar el paro de los funcionarios de la rama judicial, entre otras cosas porque creo que el de la justicia es un servicio público esencial que no admite estos más de 40 días de bloqueo. Sin embargo, hay argumentos de los trabajadores de la Fiscalía que deberíamos tener en cuenta.

Los sindicatos se quejan de la burocratización y la politización de la institución. Para probarlo, muestran estas cifras: de 97 cargos en los niveles ‘directivo’ y ‘asesor’ que existían en la Fiscalía, se dio paso a una nómina de 208 cargos que le representan a la Nación el desembolso mensual aproximado de unos 2.500 millones de pesos y una nomina anual de casi 30.000 millones, sin contar la prima técnica y las bonificaciones que tienen esos nuevos altos funcionarios.

La mayoría de ellos viene de afuera, razón por la cual a los empleados que vienen haciendo bien su trabajo en la Fiscalía no los promueven y en vez de eso es posible ver a varios familiares de magistrados y congresistas llegar a estas posiciones.

Con razón, el exministro de justicia Alfonso Gómez Méndez se negó a firmar en su momento el decreto de la reestructuración de la Fiscalía. Pero a Eduardo, el verdaderamente insaciable fiscal, no lo detiene nadie y ha seguido adelante como si nada.

Nos queda el consuelo de la indignación ciudadana que, entre otras cosas, está castigando duramente al doctor Montealegre en las últimas encuestas. Sepa usted, fiscal, que no nos callará, así mañana o pasado lleguen citaciones de esas que a usted tanto le gusta mandar.