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Nicole Levy. Columna Semana

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Aprobación del 26%

Es una vergüenza para los ciudadanos que tengamos un jefe de Estado que no ha entendido el puesto que ocupa y cómo debe comportarse; por el contrario, se ha dedicado a acabar el país desde todos los frentes.

Nicole Levy
22 de noviembre de 2023

Al mejor estilo de una persona resentida, el pasado domingo, tras las elecciones presidenciales en Argentina, el presidente Petro trinó en su cuenta de X: “Ha ganado la extrema derecha en Argentina; es la decisión de su sociedad. Triste para América Latina y ya veremos... el neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad, no puede responder a los problemas actuales de la humanidad”.

Al mandatario no solo parece olvidársele que es el presidente de Colombia y no un tuitero agresivo ni un activista que observa el país desde la bancada. Es una vergüenza para los ciudadanos que tengamos un jefe de Estado que no ha entendido el puesto que ocupa y cómo debe comportarse; por el contrario, se ha dedicado a acabar el país desde todos los frentes.

Es experto en criticar a mandatarios de otros países que no piensan como él, pero se le olvida que gracias a su pésima gestión ahora Colombia es un país invivible a causa de la inseguridad que se presenta en las calles, gracias a su capricho de premiar criminales y demeritar a la Fuerza Pública; que cada vez vivir en el país es más caro, realidad muy lejana al lema de su campaña de “vamos a vivir sabroso”. Los únicos que están viviendo sabroso son los integrantes de su gobierno que, tanto ellos como miembros de la familia presidencial, se han dedicado a protagonizar escándalos de una magnitud indescriptible, más graves que los del gobierno Samper, y esos son unos estándares que rompieron todo tipo de esquemas en su momento. Las reformas que quiere adelantar en el país son totalmente incoherentes y se lo han demostrado varios expertos en cada tema, pero parece no escuchar o, peor aún, parece no importarle lo que los expertos tengan que decir. Se ha dado a la tarea de apoyar abiertamente a los terroristas de Hamás y se le ve con muchas ganas de romper relaciones con Israel, pues qué mejor idea para acercarse a Irán y a países aliados del mismo. Como si fuera poco, hoy los ciudadanos nos enfrentamos a uno de sus nuevos disparates. Hace pocos días, tras su visita a Venezuela y reunirse con el dictador Nicolás Maduro, anunció una posible alianza entre Ecopetrol y PDVSA.

Los ciudadanos estamos frente a un mandatario que no sabe gobernar, con unas ideas de gobierno completamente desatinadas y que además tiene el ego en las nubes y no permite que nadie dé su opinión. Desde hace varios meses el pueblo, al que tanto le decía que le iba a cambiar la vida cuando fuera presidente, le ha hecho saber que no está de acuerdo con su gobierno. Hoy en día cuenta con una aprobación del 26 %. Las elecciones regionales sentaron un precedente de desagrado hacia el presidente, pues el triunfo fue para la derecha y para el centro, no para el Pacto Histórico. Hace unos días en el estadio Metropolitano de Barranquilla le gritaron: “Fuera Petro”. En vez de escuchar el clamor desesperado de su pueblo, tiene las agallas de decir que las personas del estadio estaban gritando en contra de su hija. Obviamente, ya nadie le come cuento y saben exactamente lo que escucharon.

Gustavo Petro sigue criticando a mandatarios que no tienen su misma línea de pensamiento, pero lo que no se ha dado cuenta es que las masas en América Latina ya no quieren gobiernos de izquierda, y eso quedó demostrado con las elecciones recientes en Ecuador y Argentina. Se respiran nuevos aires para América Latina, aires de aliento y esperanza. Solo esperemos que, al estilo de un dictador, Gustavo Petro no decida romper relaciones con estos dos países a causa de su lineamiento político. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, a quien sí reciben con aplausos y cumplidos en cualquier evento al que asiste en su país, respondió al tuit del presidente Petro refiriéndose al nuevo gobierno de Argentina, pidiéndole que ahora “lo dijera sin llorar”. La realidad es que Petro debería llorar por el país que les está dejando a sus ciudadanos.

“La base de la justicia es la buena fe”, Cicerón.

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